Citgo es una empresa venezolana refinadora de petróleo y comercializadora de gasolina, lubricantes y productos petroquímicos. Tiene su sede en Houston, Texas, posee y opera tres refinerías de petróleo crudo en Luisiana, Illinois y Texas; cuenta con 6.000 estaciones de servicio, 3 refinerías y 48 terminales de almacenamiento y distribución a lo largo de todo Estados Unidos; y es considerada la quinta empresa de refinería más grande de ese país.

Fue fundada en 1910 para abastecer de gas y electricidad a pequeñas empresas de servicios públicos en el centro y suroeste de Estados Unidos; pero posteriormente expandió sus negocios al campo petrolero en los estados de Oklahoma y Texas.

En 1986, en el gobierno de Jaime Lusinchi, Pdvsa adquiere 50% de Citgo en cumplimiento del proyecto de internacionalización de la industria petrolera nacional, orientado a la integración vertical con las actividades de refinación, distribución y mercadeo en los países consumidores. Con la compra de esos activos en el exterior se aseguraban mercados estables a largo plazo. En 1990, en el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez, Pdvsa adquiere 50% restante de la compañía, que refinaba 749.000 barriles diarios de petróleo en sus refinerías de alta complejidad. Esta negociación fue considerada una histórica transacción, porque era la primera vez que una empresa estatal adquiría una corporación de tal importancia en Estados Unidos; y también fue un logro estratégico, porque le permitía a Pdvsa el acceso a varias refinerías y a miles de estaciones de servicio.

Para 1998, cuando Chávez llegó al poder, Citgo operaba 7 refinerías, 60 terminales y 14.855 estaciones de servicio, algunas en acuerdo con la tienda 7-Eleven. Eso permitió controlar 10% del mercado de gasolina más grande del mundo, llevando el petróleo venezolano desde el subsuelo hasta el tanque de gasolina de los automóviles de Estados Unidos, pasando todo por instalaciones venezolanas (pozos, oleoductos, refinerías, tanqueros, terminales y estaciones de servicio). En 1998 Pdvsa desarrollaba el proceso de «apertura petrolera», mediante el cual buscaba aumentar la producción hasta 5.000.000 de barriles diarios. Debido a esa internacionalización, Pdvsa fue catalogada en 2005 como la 3° empresa petrolera del mundo y clasificada por la revista Fortune como la empresa número 35° entre las 500 más grandes (De petroleros a pordioseros, Juan Marcos Colmenares).

Pero una crisis petrolera azotó a Venezuela desde que comenzó el régimen de Chávez. Esa maldición chavista destruyó la meritocracia, despidió a miles de profesionales altamente capacitados, colonizó la estructura de la compañía con militantes del partido de gobierno, quebró a Pdvsa y con ella quebró al país. Y para rematar, en su afán de saquear a Venezuela, Maduro entregó 49,9% de las acciones de Citgo a la empresa petrolera rusa Rosneft como garantía por un préstamo a Pdvsa por 1.500 millones de dólares, aumentando la posibilidad de que el gobierno ruso pudiera poseer Citgo. El resto de las acciones, 50,1 %, las utilizó como garantía en una operación de emisión y canje de bonos Pdvsa (Pdvsa 2020); pago de intereses que se cumplen el 27 de octubre y que su incumplimiento podría desencadenar una ola de demandas y reclamos.

Con la finalidad de enfrentar ese problema y salvaguardar nuestros intereses, el presidente (E) Juan Gerardo Guaidó nombró un equipo directivo para proteger los bienes de Citgo. Pero el quid del problema es que si los tenedores de bonos no reciben el pago y piden el 50,1% de las acciones, eso dispararía que las obligaciones con Rosneft entren en vencimiento y sean cobrables.

Es indispensable que el gobierno de Trump y el Departamento del Tesoro de Estados Unidos tomen las medidas que sean necesarias para proteger a Citgo y no permitir que la petrolera rusa Rosneft pueda tener el control de esa empresa, pudiendo calificarse esa situación como una amenaza de seguridad nacional.

Y nosotros aquí debemos movilizarnos todos para evitar que Venezuela pueda perder a Citgo, la joya de la corona.

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