El estadio de La Guaira incluye hasta un jacuzzi

Cuenta el inmenso escritor cubano Cabrera Infante, como uno de los recuerdos más vívidos de su existencia, la apuesta que hacía su madre a la hora de tomar decisiones trascendentales sobre su empobrecida economía doméstica: “Hijos, decidan: cine o sardinas”. Es decir, lo uno o lo otro, había que decidir y su inquieta mente de escritor-artista siempre lo obligaba a dominar su gula y decidirse por el cine. Esta suerte de elección familiar que realizaban los Cabrera Infante se plasmó en una obra literaria que La Casa del Libro de Madrid presenta con las siguientes palabras:

“En estas páginas está el mejor Cabrera Infante, el memorioso, el fanático del cine capaz de mezclar la ficción con la vida; la mirada, unas veces tierna, siempre irónica, de quien no puede imaginar el mundo sin películas. La vida se puede concebir sin sardinas, nunca sin el cine. Es este un libro de libros, el resumen de una vida que parece muchas vidas dedicadas a la pasión por el cine”.

Lo que quizás no imaginó Cabrera Infante fue que los cubanos enfrentarían tiempo después una circunstancia aún peor, el dilema implicado entre comunismo o libertad, conflicto que despedazaría su amada Cuba y lo obligaría a huir en busca de un espacio para expresar su profundo sentido artístico de la vida.

Aquí en Venezuela, sin ningún vuelo democrático y muchos menos literario, como el usado por la madre de Cabrera Infante, el régimen decide por ti: beisbol o salarios.

Maduro construye el estadio de beisbol más moderno de Latinoamérica a un costo de más de 70 millones de dólares, igual al mejor de las grandes ligas, en un país de barrios pobres sin agua y con electricidad intermitente. Sin querer ser aguafiestas, es preciso recordar que en Venezuela el salario mínimo mensual equivale en promedio a un día de trabajo en Haití, una caída del salario que la propaganda oficial pretende imputar a las sanciones económicas, a pesar de que las cifras no mienten. Antes de que el gobierno de Estados Unidos hubiese prohibido las transacciones con petróleo venezolano, en 2019, el ingreso por habitante había caído más del 44%. Las sanciones se aplican desde el segundo semestre de ese año, la debacle del salario arreció desde el inicio de la gestión de Maduro en 2013, uno de su peores e inmediatos efectos fue desencadenar una diáspora de venezolanos que tratan de sobrevivir y que hoy supera los 7 millones de ciudadanos.

Se intenta achacar la suerte del salario miserable de los trabajadores a unas sanciones económicas en la misma forma que se señalaba en Cuba que el fracaso de la Revolución cubana se debía al bloqueo y a la destrucción económica que presuntamente inició Estados Unidos contra Fidel Castro. Una acusación que obviaba la raíz principal de la miseria cubana provocada porla expropiación total de la economía sentenciada por el fatídico decreto 890 promulgado por el régimen fidelista en 1960. Un instrumento jurídico cuya aplicación anunciaba en realidad el principio del fin de la economía cubana:

GACETA OFICIAL

De la República de Cuba

Edición Extraordinaria – La Habana, jueves 13 de octubre de 1960

Año LVIII – Tomo Quincenal Número XIX

Expropiación de la propiedad privada en Cuba

 

Ley 890 de 1960:

“Se dispone la nacionalización mediante la expropiación forzosa de todas las empresas industriales y comerciales, así como las fábricas, almacenes, depósitos y demás bienes y derechos integrantes de las mismas”.

La aplicación de esta ley significó la toma integral de todas las empresas y entidades que ejercieran alguna actividad económica, desde la A hasta la Z, en el territorio cubano.

Sin embargo, en Cuba el régimen comunista sigue atribuyendo su estruendoso fracaso al bloqueo económico de Estados Unidos, aducen que esta restricción les obligó a vivir durante varias décadas a expensas de la Unión Soviética. En 1972 se firmaron los acuerdos para el ingreso de Cuba en el Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME), organización que agrupaba a las naciones que integraban el bloque soviético. Un acercamiento a los países que construían el “socialismo real” que se afianzaría con la celebración del Primer Congreso del Partido Comunista en 1975.

La cadena informativa BBC cita como episodio de la vida cubana de esa época la siguiente anécdota: “Los jóvenes aprendían ruso como lengua extranjera (no inglés, que era el idioma del «enemigo») y los niños crecían viendo dibujos animados que casi ninguno entendía: Cheburashka, al Oso Misha, Lolek y Bolek o la Liebre y el Lobo (nombres que poco dirán a los que crecieron con Mickey Mouse o Plaza Sésamo en cualquier otro lugar del orbe”.

El fin de la dependencia de Cuba de la Unión Soviética significó la entrada en una etapa amarga de la vida de la isla, calificado como el “Período Especial”, el cual finalizó, en alguna medida, al adherirse Fidel Castro a las espaldas de Chávez y Maduro como vía para poder sobrevivir penosamente, obviando la destrucción derivada de la expropiación de toda la economía cubana dictada con esa fatídica ley 890 que expolió la empresa privada, entregándola a un régimen comunista, que fiel a su doctrina y a otras experiencias históricas en el mundo puso en práctica su ideología destructiva.

En Venezuela, el gobierno trata de imponer una idea similar a la cubana, su fracaso económico lo intenta atribuir a las sanciones de Estados Unidos, aun cuando las implacables cifras demuestran que la caída más fuerte de la economía comenzó con las insensatas políticas de Chávez y Maduro, impidiendo el libre comercio, expropiando, castigando a los empresarios y tratando de resolver las crisis con aumentos salariales alimentado con dinero inorgánico. Medidas que provocaron,tal como señala Humberto García Larralde, que “a finales de 2014, el país miembro de la OPEP que registraba la peor caída de su ingreso per cápita (real) fue Venezuela,  los demás países crecieron o permanecieron igual”.

Hoy, en el año 2023, la gente en la calle pide mejores salarios para sobrevivir y Maduro utiliza los recursos del país en la construcción de un estadio que a la manera de un gran circo nos haga olvidar las penurias de vivir con un salario mínimo de 6 dólares, inferior al de nuestros pobres hermanos haitianos. Bloqueos o sanciones son argumentos de la misma envergadura, disfraces de una realidad sin apelación: Fidel Castro, Chávez, Maduro y todos aquellos que han protagonizado la imposición del socialismo marxista son los grandes culpables de la tragedia de sus pueblos que caen presas de una ideología exterminadora de la paz y felicidad.

No sé si la gran deuda con los venezolanos era construir un estadio de la envergadura del edificado en La Rinconada, pero lo que sí estoy segura es que el sol no puede taparse con un dedo y que las penurias de las mayorías, las ofensas a la libertad de las personas, la prisión y tortura de ciudadanos inocentes solo por defender la libertad no es excusable. El derecho a vivir sin remordimientos forma parte del equipaje personal de muchos de los venezolanos que amamos el beisbol, a Carrasquelito, a Miguel Cabrera, a Omar Vizquel, pero también creemos firmemente que no se puede obviar que mientras algunos se bañan en el jacuzzi del estadio de La Guaira, muchos, muchísimos otros escarban basura para comer. Siempre preferiré el cine a las sardinas.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!