¡Eran otros tiempos en nuestra magnífica Universidad Simón Bolivar! Queriendo saber de “Ciencia Política”, una de las preguntas más elementales que se nos vino al pensamiento, en los principios de su estudio fue precisamente por qué se le llamaba “ciencia”.

Por aquellos días, como he comentado pocas veces, militares como Hugo Chávez Frías y algunos miembros de su grupo de conspiración, como Eliecer Otaiza por ejemplo, y también periodistas como Willian Lara; los tres por cierto ya partieron de este mundo, nos encontramos entre politólogos, personalidades del espectro público como Irene Sáez, abogados, médicos e ingenieros que, como yo, aspirábamos a formarnos adecuadamente para la comprensión, y mejor uso, de estas nuevas herramientas profesionales.

Más allá de lo empírico, es decir, de lo que procede de la experiencia, y con algún modo de comprobación a la respuesta obtenida desde una inferencia, sea la esperada o no, considerábamos la ciencia política como una actividad asociada al estudio y reflexión sobre el manejo de ciertas leyes de actuación en sistemas desarrollados por la inteligencia del hombre. Sus contradicciones, disputas por el poder, y en sus modos colaborativos de organización; dentro de grupos humanos que van desde una pareja hasta corporaciones, naciones, y regiones internacionales enteras.

La noción generalizada que se ha tenido de la política, más que como una disciplina científica profesional, es como la de un arte que se aprende, que se desarrolla como habilidad; que no se le entiende sujeta a leyes de rigurosa comprobación, mediante el “método científico”; como es en el caso de las llamadas “ciencias exactas”.

Alcanzada la indispensable madurez en conceptos fundamentales de la política, y transcurrida buena parte de una vida rica en inesperadas vivencias, he podido  de cerca, y ahora desde un exilio no lejano espiritualmente, mirar a nuestra nación venezolana caer a los más hondos abismos de perversión: a) Desde la formación de nuevas élites del crimen organizado nacional e internacional hasta b) la cohabitación y compra de conciencias a élites corruptas del pasado y del presente.

Venezuela se ha plagado de traficantes del poder, secuestradores, asesinos, proxenetas, extorsionadores con rango de gobernantes. Hasta expresidentes,representando el afán de más lucro empresarial y personal, como uno de España, por ejemplo. He podido tristemente presenciar la formación de partidos políticos con financiación de los recursos de los venezolanos: como el Podemos de España, y en Bolivia. Bajo supuestas “asesorías internacionales, contratadas” para llenar el “monedero”. A éste último lo acabo de mirar de regreso por más, cuando reaparece justificando la inhabilitación de María Corina y criticando a Lula y a Petro, por su posición reciente de repudio a tal acción de negar la democracia y participación política electoral de Maria Corina y de Corina Yoris. Sujetos de zapatos sucios que se han ido llenando de más y más excrementos. Iglesias y monederos que son recolectores de más y más recursos monetarios de un tipo mucho más codiciado que el de las limosnas en los templos.

Sean con euros o dólares, desde el  imperio castrista-cubano-venezolano desde donde se les premia, roban  la energía de nuestro petróleo. Sean hidrocarburos,, minerales o lavado con billetes ¿quién da más? ¿Les seguiremos viendo viajar en primera clase, y en jets privados a cuenta del hambre, la enfermedad y la miseria del pueblo venezolano? Eso sí, diciendo despreciar al «capitalismo salvaje» y fingiendo adorar su socialismo del siglo XXI extienden la mano los mismos siempre, ¡chulos por los cuatro costados!

La contratación internacional de mercenarios de la política, con fondos robados del erario venezolano se ha practicado desde inicios del régimen de Chávez, y con sus siempre jefes de la Cuba castrista. Al traer médicos importados, trajeron encubiertos represores expertos en torturas. Entrenadores , espías y vigilantes, que como seudo técnicos e intelectuales de supuestas excelsos conocimientos pertenecieron hasta a grupos terroristas, como los de la ex banda ETA. Tecnificaron a las guerrillas colombianas del ELN y de las FARC. Luego vinieron a contaminar a Venezuela. Por si fuera poco, han mezclado todo con los odios traídos del Medio Oriente. Una putrefacta ensalada de lo peor de lo peor. Ese mal lo han hecho parte del actual paisaje venezolano. Incluso las políticas más ortodoxas de países como la Rusia de la extinta Unión Soviética marxista, que contravenían al terrorismo como forma de lucha, entendiendo la lucha de clases como la lucha popular y masiva del proletariado dirigida específicamente contra la “clase capitalista”, ahora con un neocapitalismo de Estado de grupos pertenecientes a un status quo de mafias, con  Putin a la cabeza tienen que enfrentar un nuevo ataque del terrorismo, esta vez reivindicado por el autodenominado “Estado Islámico”.

Muchos piensan aún que a la política no se le debería considerar una ciencia como tal. A pesar de ello, no son pocas las personas que creen que es posible alcanzar un importante grado de habilidad, o más sofisticado modo de manejo de situaciones humanas mediante la profundización de su estudio. La destreza política, opinamos nosotros, es como aquello de estudiar mucho la gramática o la sólo lectura pasiva de un idioma para aprenderlo. ¡Sin escuchar el idioma, hablarlo mucho y sumergirse en él, no será como mejor se logrará aprenderlo con destreza!

Ahora es tiempo de que aprendamos definitivamente que debemos comunicarnos eficazmente con todos los factores intervinientes que sean potenciales aliados. Con aquellos que creen todavía tener en Maduro un interlocutor válido con garantía de manejo de una política de estabilidad y bienestar para sus intereses. Como en el caso del gobierno americano de Biden y gente de su administración. La crisis venezolana, está más que comprobado, está afectando la estabilidad mundial, siendo aparentemente un país de menor importancia y que se piensa que se pueda seguir sobrellevando como una experiencia  más del caso de otra dictadura bananera. Sus vínculos medio orientales y orientales asi lo afirman. Con la presentación de una supuesta «ley antifascista» en realidad se ha comprobado el pensamiento de una maligna mafia venezolana combinada con la internacional, para la actuación organizada con total impunidad al reprimir y aplastar cualquier disenso. Tal creación de una criminalidad transnacional con diversos grupos que se les ha ido de las manos, cual un frankestein a sus propios creadores. De allí el caso Tareck. ¡Es ello una amenaza creible y comprobable? No hace tanta ciencia politica para entender que es así más que nunca a partir de la presentación de la demencial «ley antifascista» régimen! ante los borregos de una Asamblea sin criterios de libertad y soberanía.

¡Este sábado 6 de abril, desde todos los lugares debemos mostrarle al mundo nuestra decisión de enfrentar la esclavitud para ser libres y democráticos nuevamente!

[email protected]/ @gonzalezdelcas.


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