Existen fraccionamientos internos que sufren los individuos en las zonas de mayor fragilidad, y a causa de las estructuras internas como sistema de creencias, cosmovisión y miedos que constituyen la esencia propia de cada ser. Bien sea, que se racionalice o no,es propio que esa ciudadela interna llena de estructuras una perfectas y hermosas, otras oscuras y arruinadas, sufra eventualmente quiebres. Lo esperado, es que dicha fractura ocurra en las zonas de mayor debilidad y sus consecuencias desencadenen, como en un derrumbe, la necesidad de recoger escombros, limpiar y reconstruir.
Me gusta pensar que las debilidades humanas percibidas saludablemente, atendidas y superadas, se convierten en cicatrices relucientes que transforman la vida de quien las vive y en lo sucesivo le habilitan para procurar sobre la plataforma del aprendizaje ayudar a otros. Al contrario, si las fracturas no han sido atendidas correctamente, ocurren daños severos permanentes, potenciales desplomes,áreas de riesgo personal, y de forma extensiva zonas de peligro para quienes nos rodean.
Cuando vivimos ciertas situaciones,mientras se navega con el dolor, la fatiga, incertidumbre o la angustia, puede albergarse inadvertida cierta esperanza, como la clásica acreditación de que el tiempo todo lo cura, o cierta rendición frente a la humanización del destino. Sin embargo, existe otra forma de cobijar esperanza y se constituye sempiterna, me refiero a permanecer convencido de que tal vivencia obedece a la gracia de poder desarrollar un don, estrategia o talento, para luego asistir a otros oportunamente,con la autoridad de lo vivido. No porque se esté predestinado para sufrir como tal, sino porque se lo está para alcanzar victorias frente a toda circunstancia.
Lo descrito puede ser un pensamiento tormentoso para quien está pasando una situación extrema y agoniza en sus emociones. Buscar un culpable o la explicación no siempre es factible o llena los vacíos. En cambio aceptar y comprender que tal realidad te acreditará, resulta soportable y adquiere sentido dentro de un propósito mayor que te alcanza, aunque no lo hayas escogido. Es probable que adquirir una visión así, libere la mente y el corazón de amargura e impulse inclinaciones resolutivas idóneas.
Seguramente he comentado cosas similares antes, sin embargo, no dejan de ser pertinentes ante modas que desmiembran seres o familias, tendencias individualistas que friccionan todo a su paso, como si cada individuo ocupara más espacio del real y las seudograndezas se enfrentaran,todas contra todas. Es como un surrealismo tóxico al que se sobrevive solo con la humildad que da el amor y el ensanchamiento que otorga la valentía de crecer con conciencia. Por lo tanto, no me rendiré hablaré de aquel que nos hace grandes, diseña y acompaña en las batallas que nos acreditan, dentro del plan perfecto de ayudarnos unos con otros en respeto. Aunque no estén en su designio muchos eventos que ocurren por la maldad humana, todos estos son transformados en triunfos si se decide mirar y escuchar al Dios de toda creación.
@alelinssey20