Uno de los terrenos en los que China desarrolló actividades de excelencia para las industrias del mundo fue en sus centros concentradores de actividades manufactureras. Estos se convirtieron en lugares de suministro barato y confiable para todo el planeta en componentes, materia prima y productos terminados de calidad. Crearon una suerte de ecosistema que fueron capaces de replicar en el sureste asiático.

En la medida en que el planeta entero se volcaba en una desenfrenada carrera para aprovisionarse en China del conjunto más variado de insumos y productos intermedios y finales, la dependencia de Asia se fue tornando mayor. Buena parte del comercio mundial se ubicó bajo la férula de sus cadenas de suministro.

Las limitaciones en los desplazamientos y las cuarentenas que han debido enfrentar muchos de los centros productivos del gigante asiático han tornado en una pesadilla esta dependencia. No solo es China quien la sufre. La pesadilla es ahora una realidad palmaria para el mercado global. Volkswagen, Toyota y General Motors, por ejemplo, que reciben componentes y vehículos desde SAIC Motor en Shanghai, han debido enfrentar importantes descalabros en su producción.

En todos los puertos del mundo, uno de cada cinco de todos los barcos de contenedores se encuentra varado, pero 30% de este entrabamiento se origina en China. Para tener una idea de la manera en que el cierre de Shanghai ha impactado al sector, basta con considerar que en el mes de abril la demanda de combustible de transporte en toda China se desplomó 20%.

Es así como logística, transporte y tecnología se han vuelto las disciplinas críticas del momento. La nueva manera de conseguir inmunizarse de situaciones como la que se enfrenta hoy se llama “Nearshoring”. Es la forma de conseguir que las producciones de materias primas e insumos de los cuales cada país depende se encuentren lo más cerca posible de las plantas adonde serán procesados. Y en cuanto a los bienes terminados, hacer lo necesario para acercarlos a los consumidores o a los usuarios finales. El fin último es evitar que los precios escalen dramáticamente como está siendo el caso en la actualidad.

Solo que es preciso reconocer que no solo nos encontramos frente a un reordenamiento de aprovisionamiento sino, además, frente a la necesidad de transformar en polos de producción masivos y baratos a las áreas geográficas que se sitúan más a la mano. Para Estados Unidos, por ejemplo, desarrollar esas potencialidades en sitios como México o Centroamérica siempre fue una opción, pero nunca se puso en marcha eficientemente. Un estudio de la firma consultora Kearney sobre el congestionamiento del tránsito de mercancías para Estados Unidos ha reportado que, aunque tres cuartas partes de las empresas importadoras de insumos o partes para sus procesos han planificado mover las manufacturas a México, menos de una quinta parte han conseguido hacerlo.

La conclusión es que la dependencia mundial de los avatares chinos seguirá estando presente porque el reemplazo de las cadenas de suministro que se originan allí no está a la vuelta de la esquina.

Mientras tanto, la ciudad de Shanghai hace su mejor esfuerzo porque la vida de las empresas sea retomada a la brevedad. El pasado viernes apenas se confirmaron 1.424 casos de contagio y 47 muertes. Sin embargo, ya la planta de Tesla Gigafactory, detenida desde marzo, está en movimiento.


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