Señor, con las bayonetas se puede hacer cualquier cosa menos sentarse sobre ellas

Talleyrand, ministro de Asuntos Exteriores de Napoleón I

 

La bomba atómica lanzada en agosto de 1945 por Estados Unidos a Japón en la ciudad de Hiroshima, y su réplica sobre Nagasaki decidieron finalmente la rendición de una nación que adoraba el poder militar por sobre todas las cosas; y aun así, tuvo el emperador Hirohito en persona que declarar el cese de hostilidades porque unos oficiales fanáticos se negaban a rendirse.

El gigante nuclear, sacado de la botella mágica por el genio de la ciencia occidental, fue monopolizado unos años por Estados Unidos. Posteriormente, los servicios de inteligencia soviéticos junto con científicos alemanes llevados a la URSS hicieron posible la confección de la  bomba atómica y de esta forma Josef Stalin tuvo también su arma apocalíptica. No tardó mucho para que el Reino Unido (Winston Churchill) y Francia también se armaran con bombas nucleares, las cuales cada vez eran más potentes que las lanzadas primigeniamente por el Tío Sam.

Años después, la India y Pakistán lograron que sus científicos produjeran el arma del juicio final, como algunas películas de ciencia ficción llamaban a este engendro del mismísimo demonio. Sin embargo, creemos que ha amainado la eterna pelea por la región de Cachemira en esa región indostánica.

Israel, país siempre amenazado de aniquilación total, por sus vecinos árabes y no árabes como el Irán de los ayatolás, ha aprovechado su enorme capital humano, y de igual forma  tiene bajo la manga el poder militar nuclear. Sin embargo, jamás ningún Primer ministro o político trasnochado o extremista lo ha blandido temerariamente.

Sea como fuera, el club de países armados nuclearmente ha crecido, China Roja posee sus cuantas armas con sus vectores para lanzarlas a la hora de la verdad.  También el patético tirano de Corea del Norte, como niño travieso malcriado que está acostumbrado a que todo lo tiene, a cada momento le saca unos feos dientes atómicos tanto a Japón como a su hermano del sur con estas armas.

En la actualidad, un articulista de The New York Times calcula que Vladimir Putin, el nuevo zar de la Rusia posmoderna, posee 6.000 ojivas nucleares. Aparentemente, todas las derrotas más o menos importantes en Rusia, narraba otro analista esta vez del Washington Post, han originado cambios importantes en esa enorme nación. Así, la guerra de Crimea, precipitó la revolución liberal del zar Alejandro II desde arriba. La guerra ruso-japonesa produjo un gran malestar en la intelligentsia rusa. El desastre de la I guerra mundial provocó la abdicación del zar Nicolas II y la revolución bolchevique. La guerra de Afganistán se convirtió en un punto de no retorno para que Gorbachov hiciese reformas dentro del socialismo soviético.  Así como la retirada de Cuba implicó la salida del poder de Nikita Khruschov dos años después.

Ante el empantanamiento de la tan anunciada invasión a Ucrania, Putin está alerta y temeroso.  No puede admitir, así como así, la derrota, e incluso acude groseramente a amenazar a Occidente por unas sanciones económicas, con el arma del juicio final. El dueño de Rusia han fravalorado la capacidad de un pueblo de ser libre. Así, como los británicos en 1916 subestimaron la capacidad de los irlandeses de sacarlos y ser libres del todo. Inclusive, también desestimó la capacidad de Biden para comandar y organizar una coalición internacional que facilitara a los ucranianos ponerse en pie de combate y pelear como pocos en el mundo, contra el oso ruso. Adicionalmente, como buen megalómano calculó muy mal la capacidad de Occidente y sus aliados para participar en las sanciones económicas contra Rusia y agrandarlas mucho más que los gobiernos que las iniciaron. Esto es, este catire judoka y pendenciero como un matón de barrio, quiere agredir a Estados Unidos y a Europa y al mismo tiempo hacer negocios con ellos, Japón etc. Hasta Suiza rompiendo una tradición de 200 años de neutralidad, le ha salido al paso a esta desfachatez bélica, y está participando en el boicot al oso ruso. Por si fuera poco todo esto,  Finlandia y Suecia se han sorprendido ante este señor sin modales de jefe de Estado les recrimine, y los obligue a estar en alerta.

La mentira tiene piernas muy cortas, nadie en el mundo le cree la falsedad de que el neonazismo manda en Ucrania. Lo que si cree el mundo democrático es que Putin es un dictador grotesco del tipo de los dictadores del mundo árabe y latinoamericano (Raúl Castro, Nicolás Maduro, Daniel Ortega, etc).  También muchos nos preguntamos: ¿cómo demonios el nuevo zar de todas las Rusias va a mantener el control de Ucrania, que tiene un tercio de la población de Rusia, con muchos habitantes opuestos a Moscú? Quizá, necesitaría mantener desplegados allí con todo el costo que ello significa alrededor de 100.000 soldados.

La suerte está echada. Con respecto a la amenaza nuclear, los líderes de Estados Unidos, el Reino Unido, Francia y hasta Israel, le pueden aclararcómo le respondí yo a un chavista que me amenazó con unos golpes: “yo no soy mocho”. Y de verdad el Occidente heredero de Grecia, de Roma, de la revolución francesa, creador de la revolución industrial, no está inerme. De la misma forma puede retaliar y causar los mismos daños o superiores a los que él cause. En el interín, China roja contempla con mucha cautela lo que está sucediendo porque ya el comercio mundial ha sido afectado, y todos sabemos que China vive de exportar de todo a todos.


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