El Dr. Vicente Vargas es un gran profesional. Asistió a mi programa dranancy.com para hablar sobre los celos. Mucha gente los valora, lo ven como una muestra de amor, pero, ¡cuidado! Debemos diferenciar los celos “normales” de los trastornos, porque la persona no los puede controlar y se convierte en algo repetitivo.

Hay gente que cela hasta con los familiares. Al ser cuestionados, admiten que no hay nada, pero ese pensamiento le viene, no pueden controlarlo. Empiezan a investigar, a irrespetar las privacidad de la pareja, abren el celular, las cartas, buscan en las gavetas… Es una sospecha que no tiene fundamento ni razón de ser.

Cuando los celos son irracionales se necesita ayuda de un psicólogo. Antes se consideraba un trastorno de ansiedad, ahora es denominado como trastorno obsesivo compulsivo: es un pensamiento que la persona no puede parar, ni controlar.

En el trabajo, siempre se comparan con los demás, y lo que le dan o cómo lo tratan. Todo es culpa del otro. Se llama celos laborales.

Los celos infantiles se dan entre hermanos. Viven comparando cómo tratan los padres a unos y a otros. Aunque los padres los traten a todos por igual, siempre hay un hermano que está aburrido o triste, porque “no lo quieren igual que a los otros”. Hay celos que se llevan hasta el final de la vida, desde niños hasta la vejez. Esto crea serios conflictos familiares.

Hay gente que sí es celosa, pero lo niega. Reaccionan a cualquier atención que tenga la pareja con otro. Ellos repiten: “Yo no soy celoso(a), pero…”.

Existen celos entre los padres. Hay madres, por ejemplo, que se mueren diciendo que los hijos amaban más al papá que a ella.

Los celos reactivos son producto de una infidelidad que la pareja se imagina. La persona que se siente engañada arma escándalos, pero, a veces, no es cierto, o no hay pruebas. Esto lleva a reacciones exageradas que empeoran el conflicto.

El celoso picudo es aquel que necesita ser el centro de la atención. Y cuando esto no pasa, se siente mal, se ofende o se va a una esquina, y ni habla. Otros se presentan como los “pobrecitos”. Se convierten en víctimas, se quejan de que nadie les hace caso y se “recogen”.

Y el que es vengativo, llega incluso a matar a su pareja. A veces, cela a una pareja que tuvo hace 20 o 30 años.

Hay gente que piensa que eso es amor. Nada más fuera de la realidad. No lo es. Una pareja celosa es algo peligroso. Tiene una necesidad de poseer al otro, se cree dueño de tu cuerpo y de tus pensamientos. Ese no es un vínculo sano. Sana es una relación de interdependencia, donde cada uno es independiente y disfruta de ser interdependiente. Lo otro es posesión excesiva.

www.NancyAlvarez.com


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