«Los gobiernos van de cumbre en cumbre, en tanto que los pueblos van de abismo en abismo». Hugo Chávez Frías

La semana pasada concluyo la VIII Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), en San Vicent y las Grenadinas, organización motivada por el deseo de los países de América Latina y el Caribe de tener un espacio propio para discutir sus problemas comunes y buscar soluciones conjuntas, sin la participación de Estados Unidos o Canadá- un poco o más bien bastante excluyente que no exclusivista-. No obstante esta exclusión, los resultados han sido los de siempre; una declaración más, para el depositario de las declaraciones de las cumbres presidenciales, desde que estas se iniciaron con las llamadas “Diplomacia Presidencial, en los años 70.

Ya en una oportunidad Hugo Chávez conocido por sus declaraciones estridentes del ”…por ahora…” que paralizo al país, al ser presentado después de liderar el golpe del 4F/92; Del imprudente “Venezuela no se opone a que Guyana desarrolle proyectos en el Esequibo”, durante una visita oficial a Georgetown en FEB/2004, lo cual han servido para que Guyana utilice estas declaraciones como argumentos de su demanda ante la Corte Internacional de Justicia, al invocar el Estoppel como regla del derecho anglosajón que da lugar a un posible recurso legal si no se cumple la promesa.

Las cumbres han sido espacios para que los atareados presidentes tengan un cuarto hora de respiro en sus comprometedoras agendas; hagan un poco de turismo presidencial; sus esposas realicen compras nerviosas y hasta los reyes repriman a los presidentes de sus antiguas colonias, como sucedió con el “ ¿Por qué no te callas?” del rey de España, tras las reiteradas interrupciones que realizaba el presidente Chávez, al presidente del gobierno de España José Luis Rodríguez Zapatero, en la XVII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado, en Santiago de Chile.2007, incidente que fue recogido por la prensa internacional como uno de los más vergonzosos en una de estas reuniones mutipresidenciales.

A propósito de esta última cumbre de la CELAC, en San Vicent y las Grenadinas fue la declaración del presidente Chávez cuando afirmo «Los gobiernos van de cumbre en cumbre, en tanto que los pueblos van de abismo en abismo», durante la VI Cumbre de las Américas en Cartagena. “La Heroica” en el 2012; o el sarcástico  “Aquí huele azufre”, durante su intervención durante la LXI periodo de la Asamblea de las NN.UU 2013. Lo cierto fue que Chávez no se perdía una reunión y sabía cómo el que más, como llamar la atención de los medios de comunicación.

La VIII Cumbre del CELAC conto con una de las más bajas participación, mientras los habitantes de Sant Vicent estuvieron centrados en sus quehaceres diarios, poco pendientes del evento, pese a que ha sido el de mayor envergadura celebrado hasta la fecha en esa isla barloventeña.

Ciertamente las cumbres van arropadas de una alta jerarquía simbólica por los poderes políticos y económicos que concurren con el propósito de consensuar la resolución de problemas multinacionales con efectos transversales sobre las sociedades. Sin embargo, las declaraciones quedan solo en “declaraciones”, quedando solo para la historia la foto de familia y la declaración con los compromisos verbales, personales y políticos, un ejemplo de ello fue la entusiasta declaración de la Cumbre de las Américas de Quebec, sobre la Democracia en el 2000, incumplida, incluso atacada por muchos gobiernos sin acarrear responsabilidad internacional.

Una revisión de esta VIII Cumbre de la CELAC, recoge el sempi eterno discurso de los gobiernos al declarar en el pleno, el respeto por la democracia y los derechos humanos, ratificado en todas las cumbre. Su compromiso de impulsar una agenda integrada, a partir de los acordado por el Grupo de Rio y los Acuerdos de la II Cumbre de América Latina y el Caribe sobre Integración y Desarrollo (CALC); así como con los mecanismos de integración, cooperación y concertación ya existentes.

América Latina es el continente más desigual del planeta, la brecha entre ricos y pobres sigue siendo abismal. El 10% más rico de la población latinoamericana concentra más del 70% de la riqueza total; el 1% más rico posee más riqueza que el 50% más pobre y en algunos países, como Brasil y Honduras, el 1% más rico concentra más del 40% de la riqueza.

La Europa unifica, la Europa de los 27, fue constituida sobre la base de cuatro tratados: El Tratado de Roma, el Tratado del Carbón y el Acero (CECA); el Euratom y la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea en 1957; mientras que la integración regional, se inició pocos años después con el Tratado de Montevideo-1960, con la creación de la ALALC, en base a siete compromisos, el primero de ellos “Profundizar la coordinación de posiciones para proyectar una visión común de América Latina y el Caribe en diálogos externos”; sin embargo esa profundización de la integración regional y el establecimiento de  compromisos efectivos de acción conjunta para la promoción del desarrollo sostenible de sus pueblos, está por verse desde hace 60 años mínimo.

América Latina y el Caribe (ALC) tiene una larga historia de cooperación regional, posiblemente iniciado con la convocatoria del Congreso Anfictiónico de Panamá por el Libertador Simón Bolívar. A lo largo de los años se han creado más de 20 organismos para promover la integración, la cooperación y la consulta entre los países de la región, abarcando una amplia gama de temas, desde el comercio y la economía hasta la seguridad y el desarrollo social; sin embargo, a pesar de lo que digan algunos analistas, la Celac enfrenta serios problemas, entre ellos: la falta de operatividad; posee una estructura demasiado compleja y burocrática, lo cual dificulta la toma de decisiones y la instrumentación de acciones concretas; la falta de mecanismos de financiación para llevar a cabo proyectos y programas; la influencia de ideologías. El predominio de gobiernos de izquierda ha centrado el debate en asuntos ideológicos y no ha logrado avanzar en temas pragmáticos de interés para la región, lo cual repercute en una inestabilidad política que dificulta la coordinación y el avance de la agenda regional, al estar divididos en bloques ideológicos.

En 2019, el presidente de Colombia, Iván Duque, retiró a su país de la Celac, argumentando que el organismo se había convertido en un «foro ideológico» dominado por gobiernos de izquierda, mientras que en 2021, el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, criticó a la Celac por su falta de resultados concretos y por no ser un espacio para la «libre expresión».

La frase del fallecido presidente Chávez sobre las cumbres presidenciales, a pesar de las numerosas cumbres y acuerdos internacionales, sigue siendo relevante en la actualidad. La situación de muchos pueblos no ha mejorado significativamente. La desigualdad y la pobreza siguen siendo problemas acuciantes en América Latina y el Caribe, por lo cual la frase invita a reflexionar sobre la responsabilidad de los gobiernos para con sus pueblos.


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