Inhabilitaron a María Corina Machado para el ejercicio de cualquier cargo público por un periodo de 15 años. El vocero, no oficial, de la Contraloría General de la República fue José Brito, alacrán, alacrancito, uno de esos personajes funestos de esta actualidad política venezolana, una vergüenza de ser, claro ejemplo del “hombre nuevo”, en este caso no nacido en revolución, pero sí moldeado en este período de neo-oscurantismo.

Pero, ¿qué esperaban ustedes? La realidad de Venezuela es la misma que he repetido hasta el cansancio, no solo en mis caricaturas diarias, sino en este humilde espacio de análisis sobre diversos temas de actualidad: vivimos en dictadura y bajo un régimen que controla y maneja todo mientras el resto de personas jugamos a la democracia. Desde esta perspectiva que he repetido de manera cansina, la inhabilitación a María Corina no es más que la continuación de patrones y acciones propias de regímenes cuyas leyes son sus impulsos y deseos sin contraloría real de nadie, porque acá la única ley que se respeta es la que a ellos les viene en gana.

Esto se sabía, no es novedad, los cargos risibles: supuestas irregularidades en su declaración jurada, participación en hechos de corrupción vinculados al extinto gobierno interino y por solicitar “sanciones y bloqueos” para el régimen. Si desear acabar con la raíz de todos los males en Venezuela es delito, creo que más de 23 millones de venezolanos estaríamos inhabilitados hasta para respirar en el país. ¡Vaya desfachatez!

La sentencia, amplia en “argumentos” y pruebas, parece un artículo de El Chigüire Bipolar; María Corina es culpable de la colonización española, del saqueo del oro a los nativos venezolanos, de los crímenes de los realistas durante la Guerra de Independencia, de la Guerra Federal, del bloqueo a las costas venezolanas de 1902 por parte de las Marinas de guerra del Imperio Británico, el Imperio alemán y el Reino de Italia; sin olvidar su responsabilidad directa en el magnicidio de Carlos Delgado Chalbaud el 13 de noviembre de 1950; la muerte de Renny Ottolina, el accidente de Lady Di de 1997, las derrotas de la Vinotinto, la llegada del coronavirus al país en 2020 y hasta la implosión del submarino Titán… ¿algo más que agregar?

En Venezuela cuando una sentencia es contra alguien que adverse al régimen que ocupa Miraflores parece lo que llamamos coloquialmente “una cayapa”; una lista de absurdos, llenos de alevosía, saña y unas ganas de destrucción sin límites que termina no dejando manera de defenderse porque, como dice el dicho popular y acomodando a nuestras circunstancias: con este régimen, si no te agarra el chingo, te agarra el sin nariz. Finalmente, el régimen se lleva todo por delante y hace lo que le da la gana o pregunten a El Nacional y el absurdo robo de sus activos que vivimos quienes aún publicamos y trabajamos en este equipo.

Insisto en mi apreciación, acá debemos buscar una estrategia distinta que nos permita iniciar un cambio real en Venezuela, porque el destino de las primarias y las elecciones es cada vez más oscuro y menos favorable para la consecución de este objetivo necesario para la paz y tranquilidad de todos los venezolanos.

María Corina piensa llegar hasta el final, pero en este contexto no entiendo cómo se come eso. Apoyo su valentía y terquedad, aunque por los vientos que soplan, todo ese ímpetu puede quedar perdido en esta marejada de absurdos revolucionarios que nos ahogan y convertido en una nueva frustración que termine de hundir las pocas esperanzas que nos quedan. Ojalá me equivoque.

Tw y IG @fmpinilla


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!