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“Para que se tenga una idea de lo inflada que está la economía, la tasa de cambio al 2 de julio de 2021 se situó en 3.225.406 bolívares por dólar. Si la reconversión monetaria se aplicase el lunes 5 de julio, la tasa de cambio sería 3,23 bolívares por dólar. Sin embargo, si agregamos los 14 ceros que le han eliminado al cono monetario (3 en 2008, 5 en 2018 y 6 en 2021), la tasa de cambio se ubicaría en 322.540.600.000.000.000.000, cifra literalmente impronunciable”.

Esta explicación tan gráfica la escribió el economista José Guerra a propósito de lo que planea el Banco Central de Venezuela. O más bien habría que decir que no es un plan, sino una absoluta necesidad, porque ya las máquinas de los supermercados no pueden con tantos ceros. Esa es la verdadera razón de la bendita “reconversión” monetaria que supuestamente se avecina, en la que se le eliminarían seis ceros al bolívar “soberano” del régimen.

Y no es nada que sorprenda, pues los comerciantes y la gente en general ya hablan de esa manera porque es imposible seguirle el curso a la hiperinflación. Los venezolanos han tenido que adaptarse para poder entender la situación en la que viven. Un cartón de huevos no cuesta 10 millones sino sencillamente 10, y eso si dicen el precio en bolívares porque ya casi nadie se acuerda de esa moneda, ahora todo es en dólares.

Pero, como bien explica el economista Guerra, lo que pretende hacer el ente emisor no es aplicar un plan que le ponga freno a la volatilidad de los precios de bienes y servicios. Muy lejos de diseñar una verdadera política monetaria están los personeros del régimen, o porque no saben nada de eso o porque no les interesa. Total, ellos cuentan su dinero en billetes verdes y los tienen en bancos de paraísos fiscales.

La realidad es que la reconversión que se hizo en 2008 del bolívar al “bolívar fuerte”, cuando le quitaron 3 ceros, se diluyó precisamente porque fue una medida cosmética, superficial, que no atacó el verdadero problema. Y nótese que el comandante no se había muerto. Después le quitaron 5 ceros en 2018, 10 años después, pero la economía se tragó al bolívar “soberano”. Ahora pretenden quitarle 6 ceros y la pregunta general es ¿con qué intención, si ya el bolívar está muerto? Lo mataron ellos mismos.

No se puede pedir que el equipo económico (si es que tienen alguno) realmente se arremangue la camisa y se ponga a trabajar. No lo han hecho en 20 años, no lo han necesitado, ¿para qué ahora? Algunos expertos consideran que sería buena idea evaluar la dolarización de una vez por todas, pero para hablar en estos términos tendría que moverles el deseo de salvar al país, y esa aspiración no se ve por ninguna parte en los predios rojitos.

Al final, para el ciudadano común habrá poco cambio en el lenguaje, aunque gasten más dinero mandando a imprimir un nuevo cono monetario. Si llegan a quitarle los seis ceros, pueden ya bautizar a este bolívar “el muerto”.

 


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