José Brito, Primero Justicia, TSJ
EFE

Una de las habilidades mayores que ha tenido el castrocomunismo en América Latina ha sido la de ingeniárselas para penetrar las diversas instituciones que existen en los países del continente. En Venezuela lo hicieron cuando las instituciones democráticas le dieron entrada a militantes solapados de la extrema izquierda a las Fuerzas Armadas venezolanas. Hugo Chávez, quien junto con su hermano Adán formaban parte de la izquierda radical desde temprana edad, ingresó a la Academia Militar en los años setenta y desde allí fue organizando la logia que hoy detenta el poder en Venezuela. En Colombia lo han hecho en forma más abierta con la designación de parlamentarios de las FARC en el congreso de ese país y con ello le abrieron el camino a un comunista como Gustavo Petro, quien luce como favorito para llegar a la presidencia de Colombia. Y así podríamos poner muchísimos ejemplos de cómo los factores democráticos han claudicado frente a la penetración comunista en el continente.

En una nueva fase de esa estrategia bien articulada, el castrochavismo se ha anotado otra victoria con la penetración por mampuesto en la Internacional del Centro o Internacional Demócrata-Cristiana.

Y es que la ingenuidad y ligereza, por no decir complicidad, en el manejo de la política en general por parte de los factores democráticos, le ha facilitado al socialismo sus pretensiones expansionistas que si a los resultados concretos nos remitimos, han dejado de ser un objetivo para convertirse en una lamentable realidad para la región.

El último capítulo de esta triste novela lo constituye la entrada del partido político venezolano Primero Justicia como miembro pleno en la Internacional del Centro o Internacional Demócrata Cristiana. Y lo peor es que con el ingreso de dicho movimiento a la IDC han excluido de su derecho al voto al histórico partido político venezolano: el social cristiano Copei, miembro desde hace muchos años de la hoy IDC

Y es que cualquier decisión en torno a Venezuela debe tomar en cuenta la premisa de que la administración de justicia en nuestro país está totalmente manipulada y que el régimen utiliza a los tribunales en función de sus intereses políticos. En tal sentido la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia funge como brazo ejecutor de los designios del gobierno. Mediante decisiones elaboradas como traje a la medida del régimen, se ha dado a la tarea de intervenir en los asuntos internos de los partidos políticos venezolanos, anulando sus directivas, sustituyéndolas por juntas ad-hoc con miembros afectos al régimen. Así hizo con Acción Democrática, con Copei, con Voluntad Popular y con muchos otros movimientos, incluido Primero Justicia. El año pasado anuló la directiva presidida por Julio Borges y designó mediante una medida cautelar  al Sr. Luis Parra y al Sr. José Brito con plenos poderes para dirigir ese partido. Sin embargo, los acuerdos del régimen con el Sr. Julio Borges y Henrique Capriles para lograr de Primero Justicia su participación en las elecciones regionales de 2021, provocaron la anulación de la medida cautelar y la restitución de Borges como presidente del partido. Esa irregularidad y falta de certeza en el orden jurídico venezolano ha debido ser tomada en cuenta por la directiva de la IDC para darle entrada a Primero Justicia como miembro pleno. ¿Cuál va a ser la postura de la IDC si  el Tribunal Supremo de Justicia decide revocar su decisión de mantener a Borges como presidente de PJ? ¿Aceptará a Parra y a Brito como directivos de PJ a sabiendas de que estos son agentes del régimen? Y en caso de que esta hipótesis no sea ejecutada y el régimen decida mantener a Borges como presidente de Primero Justicia, algo le tiene que estar dando a cambio. Para nadie es un secreto que con los acuerdos de Capriles y Borges con Maduro, la gran mayoría de los dirigentes de Primero Justicia han regresado a Venezuela y se han postulado para cargos de elección popular. El gobierno no da puntada sin dedal. No seamos reiterativos en la ingenuidad. A fin de cuentas, sea Julio Borges o sean Parra y Brito las autoridades de Primero Justicia, ya el castrochavismo entró soterradamente como miembro pleno de la Internacional del Centro. Una decisión lamentable que demuestra una vez más cómo el castrocomunismo hace de las suyas en nuestro continente. Algo tendrán que decir los partidos afiliados a la CDI, como el partido Centro Democrático de Álvaro Uribe Vélez, crítico feroz del socialismo del siglo XXI y de lo que este representa.

La decisión de la directiva de la IDC de incorporar a Primero Justicia como miembro, a sabiendas de la inexistencia de Estado de Derecho en Venezuela, es avalar las maniobras y triquiñuelas que el régimen de Maduro ha estado ejecutando para provocar, mediante decisiones judiciales amañadas, la división de los partidos políticos tradicionales de Venezuela. Es decir, la directiva de la IDC, sin proponérselo, se comporta como aliado de Maduro.


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