Las sanciones a los violadores de los derechos humanos, a los narcotraficantes y a los corruptos, incluyendo a testaferros y familiares cercanos, hay que apoyarlas. Todos deben ser castigados. No a la impunidad.

La doctrina de “la jurisdicción universal en materia de violaciones de los derechos humanos” señala que cuando en algún país se han violado derechos humanos se considera que se han violado esos derechos humanos contra toda la humanidad y pueden ser castigados en cualquier lugar del planeta.

La apertura de una oficina en Caracas por parte de la Corte Penal Internacional da esperanzas a todos los dolientes de las violaciones de los derechos humanos en Venezuela. Por lo demás, significa un freno a las tropelías a las que nos tiene acostumbrado el régimen.

Cuando se habla del tema de la Corte Internacional de Justicia en La Haya y Guyana, es propicia la reflexión para exigir que no quedemos en contumacia y ejerzamos el derecho a recuperar nuestros territorios. En materia jurídica el que calla otorga y no presentar nuestros alegatos significa rendirnos ante un proceso que terminará condenando nuestros derechos en la zona en reclamación.

Volviendo al punto inicial de las sanciones, ahora al discernir sobre las petroleras, nos parece que mantenerlas es un perder-perder. Que Chevron y las demás empresas norteamericanas y extranjeras no puedan extraer y comercializar nuestro petróleo libremente no hace sino favorecer a Putin. Con renovadas y grandes inversiones Venezuela puede sustituir parte del petróleo y el gas ruso, lo que además de dañar al Kremlin, ayudaría a estabilizar los precios a nivel mundial. Las sanciones colectivas prácticamente no han funcionado. Allí están Cuba y Corea del Norte sancionadas durante más de medio siglo y con sus regímenes intactos. Hay que retomar la política del presidente Obama. Con Cuba empezaba a operar una importante apertura, tal como había exigido el papa Juan Pablo II al señalar: “Dejad que Cuba se abra al mundo y el mundo a Cuba”. Lamentablemente, el cambio de administración frenó en seco todo lo que comenzaba. Ojalá Biden retome las intenciones de Obama, y veremos una vez que la sociedad civil tome cuerpo, un cambio en estos regímenes totalitarios que aprovechan las sanciones para poner las culpas económicas en el enemigo externo, aglutinando a la población en torno a esa narrativa.

En Venezuela el camino es el diálogo, la negociación en México y el que se convoquen unas elecciones libres y justas que serían el fin de Maduro. El país mayoritariamente rechaza al régimen, si nos unimos y votamos, arrasamos…Hoy hay que seguir el ejemplo que Barinas dio…

@OscarArnal

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