Observando en amplio margen las decisiones del TSJ sobre el CNE, la remoción de las directivas de AD y PJ y muy posiblemente de otros partidos (UNT, quizás) en el momento en que salga publicado este escrito, así como el envío de la Sala Constitucional a la Sala Penal del expediente de la petición de declarar a Voluntad Popular como organización terrorista, son en mi opinión evidencias irrefutables de una decisión final tomada por la dirección política del PSUV, ante el contexto nacional e internacional que desata la posible extradición de Alex Saab y la apuesta de todo su capital político y humano a que independientemente de que se incrementen y generalicen las sanciones de todo tipo, no se producirá una intervención militar estadounidense.

Estas conclusiones, se apoyan en las siguientes apreciaciones:

1. El nombramiento del CNE: sin el visto bueno del G-4, cierra la vía de la negociación a la crisis política al generar el rechazo de toda la comunidad internacional que apoya a Juan Guaidó y va a traer como inevitable consecuencia la calificación de todos los participantes en dicho proceso electoral parlamentario de “cómplices” y “colaboracionistas”, no solo por los temibles “guerreros del teclado” sino también por Estados Unidos y sus aliados, que comenzarán la implacable persecución internacional contra todos los participantes, financistas (empresarios), sus amigos y familiares, quedando como muchos que no pueden salir de Venezuela por temor a ser detenidos allende las fronteras, especialmente después del sonado caso de la detención de Alex Saab en la república de Cabo Verde (África).

Es importante entender que si esta persecución no ocurrió con los seguidores de Henri Falcón en 2018, es porque no existía una línea dura y nítida fijada por la Casa Blanca, interpretada por Guaidó y direccionada desde Bogotá por el embajador de Estados Unidos, James Story, quien seguramente debe estar ajustando la lista de líderes y activistas políticos y colaboradores financieros de la oposición para ser pasados a una “Black List” con todas las repercusiones que ello tenga.

2. La intervención en AD y PJ: termina de radicalizar a todos los seguidores de Henry Ramos Allup, que incluye en estos momentos a los 4 gobernadores, la mayoría de los alcaldes, todas las secretarías sectoriales nacionales, que controlan o influyen muy grandemente en todos los gremios profesionales y sindicatos laborales existentes en manos opositoras y la casi totalidad de direcciones seccionales (estadales) y municipales, con excepción de 2 o 3 estados, lo que puede considerarse muy lejos de cualquier división política del pasado y es evidente que la Internacional Socialista y el resto de las organizaciones internacionales socialdemócratas no van a reconocer esta situación generada por el TSJ.

La tarea de Bernabé Gutiérrez luce entonces harto dificultosa, especialmente cuando le toque armar la dirección nacional y estadales, pues sus integrantes y familiares, amigos, socios y conocidos estarán en la mira de los estadounidenses para ser sancionados y perseguidos. Deberá rellenar dichos espacios con personas sin nexos internacionales (situación difícil de encontrar en una Venezuela con 5 millones de personas emigradas), con familiares en el exterior que no puedan ser “presionados” y que no pretendan desarrollar ninguna actividad académica, laboral ni turística en los 58 países que reconocen a Juan Guaidó.

En el caso de Primero Justicia, además de todas las anteriores consecuencias nombradas, está el hecho de que sus miembros fundadores y referencias simbólicas como lo son Julio Borges y el dos veces candidato presidencial Henrique Capriles Radonski están fuera del partido y es muy difícil imaginar dicha organización política con estas figuras en contra. Es la misma situación que se puede presentar en UNT si acontece una intervención judicial que deje por fuera a Manuel Rosales y Omar Barboza, máximos referentes de dicha institución política.

Lo que podemos concluir de lo poco anunciado hasta los momentos es que van a intentar hacer una plataforma Única en alianza perfecta de todas estas organizaciones, incluidas las de la denominada Mesa de Diálogo Nacional para crear una nueva oposición política que reconoce a Nicolás Maduro como presidente de Venezuela hasta 2025 y empezar un reseteo político, para enfrentar a largo plazo al PSUV y sus países aliados (China, Irán, Cuba, Rusia, Siria, etc.) sin apoyo estadounidense y europeo, en lo que han denominado venezolanizar el conflicto.

3. Detención de Alex Saab como catalizador de la decisión: está suficientemente documentada por la prensa internacional la importancia simbólica y operativa de Alex Saab, quien es defendido por la Cancillería como comisionado diplomático y comercial en la política de supervivencia económica y financiera del gobierno de Nicolás Maduro, que va desde 85% de las contrataciones vitales de importaciones hasta el comercio de oro, petróleo y cualquier producto que produzca divisas “duras” para el bloqueado gobierno nacional.

Su detención puede ser el inicio de una persecución internacional sin precedentes contra empresarios en todos los continentes, afectando especialmente a los países aliados a Maduro y otros como Colombia, México, Turquía, España e Italia, donde ha comenzado ya una amplia investigación sobre el financiamiento desde Venezuela a partidos políticos europeos y que puede terminar en una cacería global de líderes y activistas políticos y empresariales por legitimación de capitales, terrorismo. Por ello, no es exagerado pensar que la reacción de Nicolás Maduro y sus estrategas foráneos sea adelantar todas sus piezas en un ataque final que concluya con la detención y procesamiento de Juan Guaidó ante el inminente cierre de las principales vías de abastecimiento de recursos materiales y financieros por parte de los estadounidenses.

Conclusiones: la apuesta es arriesgada, pero todo indica que han decidido echar el resto y poner todo sobre la “mesa de apuestas” de este póker político al liquidar todas las vías convencionales para un entendimiento pacífico con la oposición reconocida internacionalmente. Dejan funcionar solamente a las organizaciones políticas que reconocen a Maduro como presidente de la república y aguantar al máximo las presiones y sanciones que, sin duda, habrán de arreciar en las próximas semanas, con la esperanza puesta en que sin importar las consecuencias económicas y sociales, la Fuerza Armada Nacional les acompañarán y no habrá invasión que los desaloje del poder.

En esta situación, el que se equivoque corre el riesgo de perderlo todo, desde la libertad personal hasta la vida. También hablamos de la destrucción corporativa de las instituciones que sean derrotadas finalmente

Solo queda esperar el final, quien se sienta rodeado y sin salida, entiende que ya vienen por él… recordando a Bertolt Brecht

 

 


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