La teoría del Triángulo del Fuego requiere de tres agentes: oxígeno, calor y combustible; si alguno de estos tres elementos no está, o no esta en una proporción correcta, el fuego no se produce. Así mismo en el caso de la reclamación del Esequibo, si no existen estos tres factores la reclamación no tendría la importancia que tiene hoy en día, ni para fortuna de la ex colonia inglesa, ni para las transnacionales del petróleo.

En una comparación o aplicación de esta teoría nos encontramos que el oxígeno, que alienta este contencioso es el petróleo; si no fuera así, nadie voltearía a ver a esta ex colonia, cuyas raíces se remontan al vergonzoso tráfico humano de Inglaterra, Holanda y Francia hacia las colonias en América. El calor, se encuentra en el acervo histórico que demuestran nuestros derechos al Oeste del Esequibo junto a la conspiración inglesa fraguada entre el juez De Martens, el subsecretario de Estado inglés Julian Pauncefote, el dibujante Robert Schomburgk y el secretario de Estado americano, Richard Olney; y finamente como tercer componente, el combustible con que la Exxon insufla el conflicto

Si bien es cierto que la reclamación venezolana tiene 200 años partiendo de la fecha en que el Libertador le pidió a su ministro en Londres que solicitara a la corona inglesa que colonos de las tierras del Demerara y Berbice situadas al oeste del río Esequibo, pertenecientes a Venezuela por los tratados entre España y Holanda, o se pusieran bajo “jurisdicción y obediencia” de nuestro país”, la misma se encuentra en el mismo sitio, agravada por otros factores como los errores diplomáticos (Acuerdo de Puerto España) o decisiones de políticas internas con consecuencias inimaginables como fueron: -La terminación unilateral del Convenio de Reducción de Regalía Cerro Negro; -El aumento de la tasa del impuesto sobre la renta aplicable a las participantes en proyectos de la faja del Orinoco; -La reducción de la producción y las exportaciones del proyecto Cerro Negro, -La expropiación directa de todos los intereses de Mobil Cerro Negro; Mobil Venezolana y La Ceiba, así como todos los activos relacionados; que condujeron a que la Exxon Mobil recurriera inicialmente a la Cámara de Comercio Internacional (París) y luego al Ciadi, donde se ha venido librando una dura batalla legal y millonaria

La nacionalización de los proyectos e inversiones de Mobil en Cerro Negro y la Ceiba y la imposibilidad de llegar a un arreglo, representaron un reto personal para el recién nombrado presidente de la Exxon Mobil “Tiranosauro” Rex Wayne Tillerson, (2006-2017), teniendo la posibilidad de vengarse cuando fue designado secretario de Estado por el presidente Donald Trump. Tan es así que, en una recepción diplomática en Georgetown, el Deputy Chief de la embajada americana, Steers-Gonzalez, durante la despedida del embajador Perry Holloway en julio de 2019, reveló que su jefe, Rex Tillerson, se disponía a prestar toda la ayuda que Guyana necesitara; incluido un cambio de posición de su gobierno frente a la reclamación de Venezuela por el Esequibo. Estas declaraciones, fueron ratificadas en reiteradas oportunidades por voceros de la Exxon.

Para nadie es un secreto que Exxon, en su desquite, financia el equipo jurídico que representa a Guyana ante la CIJ. En el campo operacional, esa ayuda se ha traducido en que Guyana de la mano de Exxon Mobil ha hallado en 193 km de su costa yacimientos petroleros de un alto potencial; cuenta con 18 yacimientos descubiertos desde 2008; le apoya un consorcio liderado por Exxon Mobil, HESS y CNOOC; es el líder mundial en descubrimientos totales en alta mar desde 2015, con 11.200 millones de b/p, esperando superar nuestra producción y en poco tiempo los 700.000 b/d, de Argentina o Malasia. Todo ello le permitirá a Guyana duplicar su economía en 24 meses. En definitiva, con los descubrimientos petroleros, la excolonia apuesta con Exxon y sus socios producir en el futuro, 1,2 MM b/d para 2027. De acuerdo con estimaciones de Exxon, a Guyana ingresarían 16.000 millones de dólares anuales a partir de 2020; lo cual la convierte en el único país de la región que esquivó la recesión este 2020.

Lo que el gobierno tiene que tener en cuenta es que el empoderamiento de Guyana tanto diplomático, como político, financiero y militar representan una amenaza real, lo cual hacen muy difícil que bajo estas circunstancias se siente en la mesa de negociaciones. Documentos del Guiana Defense Force, previos a los descubrimientos petroleros, ya identificaban la necesidad de desarrollar capacidades militares en caso de hallarse dichos recursos. Informes de inteligencia estiman un pie de fuerza de alrededor de 10.000 hombres; desde agosto de 2018 ha venido realizando ejercicios militares con asistencia americana, a raíz de la firma de acuerdos de cooperación con Estados Unidos, con el ex jefe almirante Faller, 9 de enero de 2021 y la nueva jefa del Comando Sur, la general Laura Richardson. Como si fuera poco, un trabajo de The Wall Street Journal deja entrever que los presidentes de Exxon Mobil y Chevron, Mike Wirth  y Darren Woods, estudian una fusión de dos de las compañías petroleras más grandes del mundo,

Fuentes cercanas a la industria reconocen que estas conversaciones, de ser ciertas, representarían un dilema para el gobierno considerando el posible levantamiento de sanciones, debido a que pueden complicar la intención de Chevron de continuar en Venezuela, tomando en cuenta que existe un conjunto de sanciones que limitan la actuación de esta compañía estadounidense, la cual cuenta con una licencia de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro para permanecer en Venezuela,

Al presidente de la República como responsable de la Relaciones Internacionales, la presencia del factor petrolero en la reclamación del Esequibo le abre dos frentes: uno en la CIJ por el Esequibo y otro con las petroleras al tener que decidir si acepta la presencia de Exxon Mobil en Venezuela por los activos que absorbería de Chevron como Petroboscán y Petropiar, al mismo tiempo que tiene operaciones en aguas marítimas que se reclaman como una extensión del Esequibo.


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