He tenido alumnos buenos, regulares,

malos, pésimos y Kico

Profesor Jirafales

Estimado profesor, no he tenido el placer de conocerlo, ni personalmente ni por teléfono, más puedo asegurarle que mi intención al escribirle no tiene la mínima intención de agredir. Con el adecuado respeto con el que escribo, podría obtener referencias de un par de amigos en común que tenemos. Los doctores e historiadores Antonio Ecarri Bolívar y Agustín Blanco Muñoz. Quizás también podría pedir referencias a una amistad heredada entre mi padre y el progenitor del Dr. Miguel Henrique Otero, persona esta última que de manera muy cortés me ha permitido hacer públicos mis artículos en su prestigioso y perseguido diario, El Nacional.

Dr. Elías Pino Iturrieta, recientemente leí un tweet en el que hacía alarde de la misma omnisciente brillantez que tuvieron muchos intelectuales, notables y empresarios, cuando conspiraron para defenestrar al presidente Pérez, convirtiéndose en cómplices de la instauración del régimen chavomadurista. En esa publicación de Twitter se expresaba en forma irrespetuosa de la confusión de un joven político en una entrevista televisiva. Un tweet en el que hizo gala de una irrespetuosa pedagogía, en el que se burlaba públicamente de esa persona, un joven que quizás usted pudiese ayudar a instruir, en vez de lapidar.

Apreciado maestro, es notoria y bien conocida su erudición y su fama como miembro de la Academia Nacional de la Historia. Tal vez, solo digo tal vez, por su ejercicio del tanto saber, su arrogancia ha inflado tanto su ego, hasta creer en su infalibilidad de expresarse correctamente en todo momento. Quizás haya olvidado por tantos honores merecidos aquel axioma de Sócrates: “Yo solo sé que no sé nada”.

Dr. Pino Iturrieta, solo soy un humilde acarigüeño, no podría comparar esta carta con su excelente redacción, su amplio vocabulario o con su reconocida elocuencia. Mi atrevimiento y osadía al escribirle esta misiva es por mi gran admiración hacia una gran figura local, a quien considero un gran hombre, Gonzalo Barrios. Siempre recuerdo una de las tantas famosas frases del Dr. Barrios, en la que él refleja su pericia política y su humildad al referirse a CAP. Lo cito: «Al compañero Carlos Andrés Pérez le hace falta un poco de ignorancia».

Estoy convencido de que el Dr. Barrios no estuviese de acuerdo con sus expresiones y calificativos hacia el compañero Carlos Prosperi. Pero sí estoy muy de acuerdo con su afirmación de que el maestro Rómulo Gallegos estaría revolcándose en la tumba. Él expresaría su arrechera por la poca contribución que han hecho los intelectuales por la estabilidad democrática.

Profesor, la pedagogía no solo está asociada al conocimiento. Está asociada y hasta destinada a desarrollar capacidades intelectuales, afectivas y morales. Profesor, ser docente no solo implica transmitir conocimientos, también implica poseer otras virtudes como la sabiduría y el respeto. Deja mucho que desear la forma inadecuada como ejerce su labor como catedrático y guía de las nuevas generaciones.

Dr. Elías, en estos tiempos en que los gobernantes que hemos tenido en los últimos lustros han creído poseer un don divino y están elevados en un pedestal por encima de todos los demás mortales, lo menos que necesitamos es otro mesías sabelotodo. Lo primero que debemos exigir y agradecer a quienes quieran tomar el testigo en esta carrera para erigirse como líderes del relevo generacional en la política es que conduzcan el país en forma y con visión colectiva, que abandonen esa pose hierática del que se las sabe todas, que reconozcan sus deficiencias y las asuman con responsabilidad y gallardía.

Elías, los intelectuales más representativos de la fauna nacional, los notables más exquisitos de la oligarquía caraqueña y los más poderosos empresarios de la Gran Caracas, se equivocaron al presumir que eran más listos que Hugo Rafael. Ustedes podrán saber mucho, pero son unos imbéciles en política.

Elías, tienes mi admiración como historiador. Acabas de perder mi respeto.


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