A los estimados congresistas, miembros del Departamento de Estado y Think Tanks de Washington:
Soy Leocenis García, el coordinador nacional de Prociudadanos, un partido liberal proeconómico. Según estudios realizados por Datanálisis, Datincorp y Delphos, fui identificado como uno de los candidatos con mayores posibilidades de éxito en las próximas elecciones. Mis ideas centradas en la paz, la reconciliación y una economía libre han obtenido entre 50% y 56% de apoyo en estas encuestas.
En 2021, cuando me postulé para alcalde de Caracas y lideré las encuestas, fui injustamente descalificado por el gobierno en apenas 24 horas. Este veto me mantuvo fuera de la participación política durante 3 largos años.
No fue sino hasta enero de este año, en el marco de los acuerdos de Barbados, que finalmente fui reintegrado a la vida política de mi país. Recientemente, el gobierno disolvió unilateralmente mi partido, Prociudadanos, a pesar de haber obtenido más de 0,75% de los votos en 13 estados en las últimas elecciones a la Asamblea Nacional, como exige la ley.
A pesar de los desafíos que he enfrentado, creo firmemente que restablecer las sanciones al país no sería la solución, pues no afectan principalmente al gobierno sino más bien a la población empobrecida. Las sanciones con las que se amenaza para este 18 de abril no deben imponerse. La licencias petroleras deben ser renovadas.
La comunidad internacional no puede seguir poniéndole sanciones a los venezolanos para castigar los abusos del gobierno. Las sanciones con que se amenaza en el mes abril, insisto, no deben imponerse.
Estados Unidos debería buscar un mecanismo para ayudar a los venezolanos a construir un pacto político que conduzca a una transición pacífica y mutuamente acordada. La transición española, encabezada por Adolfo Suárez, podría servir como modelo digno de consideración.
Es crucial dejar de tratar al chavismo como terroristas y, en cambio, reconocerlos por lo que son: una realidad política.
Por lo tanto, abogo por que Estados Unidos impulse la reactivación de las negociaciones.
Una política de sanciones similar a la aplicada en Cuba no tiene sentido en la Venezuela actual.
La negociación es el camino a seguir. No hay alternativa.