No es anormal que cuando ustedes escriben o hablan para el público, sus palabras de trascendencia política sean recibidas como provenientes de la Iglesia o de las FANB y que cuando ambas instituciones celebran sus actos, estos sean atendidos por gigantescas masas de venezolanos.

En el quehacer diario de la Venezuela de hoy ustedes dos son bien escuchados, particularmente el general Padrino que es el único vocero de la FANB (nadie conoce a otro). Si bien ambos son oídos, eso no quiere decir que son seguidos. Si el padre le pide al general que le repita un salmo, es fácil que el general prefiera un salmón. Si se ve que el padre desea que alguien se vaya al cielo, no es improbable que el general quiera que se vaya al infierno. Si bien los miembros de la FANB no tienden a matar, los bandidos usados por los oficiales civiles siempre están listos para asesinar, pero no son castigados mientras que dichos oficiales civiles son responsables internacionalmente y en el país y por ello quieren eternizarse en el mando.

Es claro que el actual proceso electoral no es «constitucional» porque en el país no hay Constitución, pero es artimaña para que en el exterior se crea que hay democracia; no obstante, resulta que esa simpleza la aceptan dichos oficiales civiles porque no entienden que un proceso electoral no es democrático cuando un candidato es escogido por un régimen ilegítimo/inconstitucional. Sin embargo, se acepta la celebración del proceso electoral en casos como este, porque es un acto pacífico.

Si de franqueza se trata, nadie es mejor que ustedes dos, padre Ugalde y general Padrino, para confirmar lo que deba confirmarse sobre el proceso electoral. El padre Ugalde ha puesto la guinda al decir que «en caso extremo» se desista de la candidatura de la Sra. Machado. Queda claro lo que no debe ser oscuro: no importa la persona sino la más viable. Bien, pero ustedes dos, padre Ugalde y general Padrino, representan -a la vista de todo el planeta- el peso de las dos instituciones que sostienen al país: la Iglesia Católica y la FANB.

La Iglesia puede incitar a todos los habitantes del país para que manifiesten su dignidad, mientras la FANB la pierde si asesina a una sola persona.

En términos prácticos, ustedes dos pueden lograr que se devuelva algo que los maduristas están robando: tiempo (dos días pa’ esto, tres pa’quello). Ustedes no pueden permitir eso, que es una muchachada muy propia de los susodichos oficiales civiles. Ustedes son los primeros en ver que eso no es serio. La malintencionada clausulita del «acuerdo» de Barbados, o donde fuera, habla de segundo semestre, pero la aplicación es desde el comienzo, cuando lo correcto es que sea al final, porque es un semestre de diferencia en que apenas se puede hacer muy poco de lo que a toda carrera hay que hacer. Ni siquiera hay tiempo para explicar al país. Pero hay algo más que es indispensable y que ustedes pueden lograr: debe haber solo dos candidaturas, dos tarjetas, dos colores.

Ustedes dos tienen el respaldo de la Iglesia y de la FANB. Al final, lo que importa es el país.

Nada ni nadie más.


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