Nunca desde Gómez (1936) ha ocurrido lo que en Venezuela hoy están mostrando los marxistas: están regando una bola aparentando oposición a su propio régimen. Esto tiene consecuencias que ellos saben entonar.

La desgracia es que ¡cuántos les creen! ¡Cuántos han tragado lo que los inescrupulosos y Petro han dicho estos días sobre Venezuela, para luego enviar bandoleros «observadores» a criminalizar los resultados!

También se están imponiendo los alumbradores que riegan la imagen del EGU que «presta» su nombre, su prestigio, para que otras caras opositoras puedan aspirar y se produzca un cambio de mando mediante otro proceso electoral ignominioso sin precedente, todo lo cual solo puede caber en anodina mente drogadicta.

Hoy no hay proceso electoral normal. No hay proceso ni normalidad. Lo que hay es embrollo, porque mucha gente se enreda y los sabios del régimen (Grupo de Río) saben aprovechar para remachar la maraña.

Es absolutamente necesario que figure una sola persona como la verdadera palanca: Edmundo González Urrutia es el único nombre que debe sobresalir en cada rincón de todo el territorio nacional.

Lo que fue, fue. No más, aunque haya inevitable justo sano lamento.

Tenemos que reconocer la realidad.  De lo contrario el perdedor va a ganar. El tiempo es mínimo, hay que saber aprovecharlo al máximo, para medio poder lograr que en cada rincón se vote por Edmundo González Urrutia.


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