A pesar de que hasta la fecha alrededor de 50 aspirantes han asomado la cabeza a la presidencia de la República Bolivariana de Venezuela a través de alguna declaración, pocos han realizado actos de lanzamiento con la correspondiente y natural movilización de masas. El aniversario de Acción Democrática le sirvió a Carlos Prosperi para disponer de una cancha de beisbol en El Cafetal y, recientemente, Delsa Solórzano utilizó la plaza Alfredo Sadel de Las Mercedes y César Pérez Vivas pudo llenar una sala cerrada en su natal estado Táchira. Tres presentaciones muy vistosas que, sobra decir, no comprometen la postura de este articulista. Muy poco se ha escuchado de un programa de gobierno de cada uno de los aspirantes y menos, de la aceptación de la llamada Comisión Nacional de Primarias, presidida por el jurista Jesús María Casal; tampoco hemos oído de los que están fuera del llamado G4, independientes o de los partidos que fueron en algún momento judicializados o que han tenido posturas más cercanas al régimen, que, aparentemente, participarán en los comicios del 24.

La sola existencia de un número significativo de aspirantes revela la enorme ventaja del madurismo que ha logrado fragmentar a la oposición. Se evidencia, claramente, cierta habilidad política entre aquellos que no pueden negar que son sus socios, ya que han sido recibidos por el Dr. Casal y su equipo. Pero tales aspiraciones no son fehacientemente ciertas. La destacada, aunque reducida, aparición de un número de aspirantes en las encuestas parecen mostrar algunas posiciones adelantadas, pero en realidad no guardan correspondencia alguna con la capacidad de movilizar a la ciudadanía, así sea modestamente, aún en locales cerrados. Nadie espera los viejos mítines multitudinarios de la avenida Bolívar de Caracas porque ello supone una inmensa cantidad de dinero para pagar solo el traslado de la gente al lugar, sin mencionar los gastos de tarima y sonido. Cualquier cosa que genere un gasto tiene a las autoridades tributarias encima en la pesquisa de los financistas, como por supuestísimo no tiene ni jamás tendrá Nicolás Maduro en el uso de gastos gubernamentales, ni de aquellas personas que le ayudan a dividir a la oposición.

Sin embargo, alguna mínima y hasta ingeniosa prueba se espera de los que sueñan con ocupar, seriamente, el Palacio de Miraflores, pues tamaña aspiración necesita de gente que, físicamente, los respalde, a sabiendas del bloqueo informativo y la autocensura de la prensa, aunque eso aparecerá más tarde. Ya intentaron enviar un vocero calificado de este gobierno para informar de que no habría primarias en la oposición, y no se necesita ser un genio para saber por qué y cómo el oficialismo lo impedirá, ya que es harto conocido que siempre está tratando de sembrar la semilla de la incertidumbre. Nada casual, dos de los lanzamientos hechos en la capital tuvieron por jurisdicción el municipio Chacao dirigido por un partido más que cuestionado por buena parte de la oposición, pero el que no consiga siquiera hacer una bailoterapia pública en estas semanas venideras, no tendrá ocasión de demostrar que no solo la familia lo sigue.

A pesar de las aspiraciones del régimen, la oposición, o parte de ella, anunció a través de la comisión liderada por el Dr. Casal que para el 22 de octubre serán las dichosas elecciones primarias, todavía con algunos vacíos de cómo se realizarán y esperando la formalidad de quienes serán los que terminen compitiendo en dicha carrera. Este es otro tema que debe analizarse, pues entre todos los aspirantes existen inhabilitados, sancionados y asomados, es decir, los que quieren mostrarse con la intención de que su organización y su posición sea considerada de mejor forma para las próximas decisiones o aspiraciones opositoras. En resumen, hay de todo en el bojote.

Pero lo que realmente esperamos o deseamos los venezolanos es que exista una verdadera unidad, que todos sean tomados en cuenta, y que dejemos de sectorizarnos y permitir que sea el régimen que nos divida e intente llevar las riendas de las decisiones que se tomen o deban tomarse en la oposición. Necesitamos claridad ante el país. ¿Qué tal si surge una propuesta de lo que realmente se necesita?  No es solo una carrera para hablar sobre lo que padecemos, ya que eso está bastante claro y lo hemos vivido por más de 20 años. La oposición debe presentar propuestas de solución claras y precisas para los problemas modulares (economía, educación y salud). Es hora de olvidar sueños utópicos y dedicarnos a analizar la situación a partir de lo que los venezolanos hemos insistido en la ruta, resistirnos a la desaparición como país y persistir en el camino de la libertad y la democracia para todos por igual.

@freddyamarcano


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