Rector del CNE Roberto Picón

El hecho de que por el canal oficial —supuestamente de todos los venezolanos, pero desde hace años una tribuna para atacar a todo el que no esté «rodilla en tierra» con el proceso revolucionario— se insulte y amenace de manera directa a uno de los rectores del Consejo Nacional Electoral sin que ninguna de las otras autoridades del ente comicial salga en su defensa es más que elocuente. Qué bueno que ya hay observadores electorales internacionales en el país para que vayan anotando cómo fue el comienzo de la campaña de las megalecciones del 21N.

El «error garrafal» del rector Roberto Picón fue decir hace unos días que desde el 10 de enero se puede activar el proceso revocatorio del mandato de Nicolás Maduro. También ha llamado la atención varias veces sobre el uso de los canales públicos para hacer campaña a favor de los candidatos del Partido Socialista Unido de Venezuela; lo último, la promoción que hacen de los candidatos oficialistas por las cuentas de las redes sociales de instituciones públicas.

Pues esto no le gustó nada a cierta gente dentro del PSUV, como el jefe de campaña que tiene un programa en Venezolana de Televisión. “Deja la chilladera, esta pelea la vas a perder”, le dijo, y lo llamó “lavaperro”, además de asegurar que tiene “amos”. Es obvio que este tipo de lenguaje no lo usa una persona educada, que entiende que una autoridad de la importancia de un rector electoral no tiene por qué rendirle cuentas al militante de un partido.

Pero el conductor de ese programa y vicepresidente del PSUV se siente guapo y apoyado, porque hay que decir que no es la primera vez que ataca a un miembro del Poder Electoral. Es tan evidente la sumisión del CNE al oficialismo que ni siquiera para disimular la institución ha salido en respaldo del rector insultado, aun cuando lo que dijo sobre el revocatorio es legal y la denuncia sobre el uso de recursos del Estado para la campaña es parte de su trabajo.

Pero esto no es nada comparado con lo que se avecina en la campaña. Todos los actos de promoción, mitines, concentraciones y bailantas de los candidatos psuvistas se harán con dineros públicos. Esto es lo que siempre ha ocurrido. Y dada la respuesta que recibió Roberto Picón sobre su preocupación, no habrá ningún organismo que le ponga coto a este asunto. Seguramente solo quedará anotado en la lista de “irregularidades de las elecciones del 21 de noviembre” sin que haya responsables castigados.

Es de suponer entonces que los candidatos que participan por otros partidos diferentes al PSUV están conformes con la manera como se maneja la campaña, porque en vez de respaldar la denuncia de Picón, voltean para otro lado. Lo dijimos antes, no es una práctica nueva y el que se haya anotado para estos comicios debió saber de antemano que nunca competiría en igualdad de condiciones. Esperemos que estén preparados para hacerle frente a esta y otras desventajas.

 


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