¿Se ha entendido cabalmente para qué promovimos en el pasado y hoy nuevamente apoyamos nuestras elecciones primarias?

No es momento de guardar neutralidad o silencio frente a la desvergüenza con que actúan determinados actores e intereses politiqueros en Venezuela. Tampoco frente a otros que desde el ámbito internacional siguen incidiendo, determinantemente, en nuestro destino  como nación. Es el tiempo de expresarnos y decir cuanto se tenga que decir. Por ello asumo la responsabilidad de narrarles específicos hechos, que opino nos aclaran el verdadero escenario sobre el cual debemos actuar los ciudadanos. Por favor, preparémonos amables lectores para que recorramos juntos el círculo virtuoso de memoria, desde el cual partirá mi relato para aclarar lo prometido.

Debido a la decepción por el pésimo manejo de la crisis que hubo en Venezuela durante y al día siguiente del 11 de abril de 2002, previniendo represalias, que luego comenzaron a producirse e intensificarse, un conjunto de venezolanas y venezolanos viajamos al exterior aquel mismo año 2002. Yo particularmente salí rumbo a España. Fue decepcionante el manejo de la abrumadora mayoría de ciudadanos que, pacíficamente, exigíamos la renuncia del que hasta entonces ratificaba su vocación de autócrata y que, como sabemos, había insurgido en la escena pública como golpista en febrero de 1992: Hugo Chávez.

A aquel intento de vuelta a la democracia se le puso el rostro de un hombre bueno, como lo era Pedro Carmona Estanga, pero sin previamente haberlo acordado y tampoco haber constituido un equipo de mando cívico-militar capaz de asumir el control del poder, y de guiar a la nación hacia dicha vuelta a la democracia. Sin un acuerdo de dirección, coordinación y cohesión de las auténticas fuerzas que operaban en la nación, para la conducción de tal transición, sencillamente sobrevino el fracaso. Así no fue posible entonces salvar a la patria de lo que han sido estos 21 años de destrucción e ignominia.

Al regreso a la patria nos abocamos a la organización política, a pesar de citaciones de la inefable Luisa Ortega Diaz, para que supuestamente diéramos explicaciones de nuestra participación en los sucesos del 11 de abril de 2002, en su calidad entonces de fiscal. Desde Alianza por la Libertad defendimos la tesis de la necesidad político-organizativa de primarias para escoger el candidato a las elecciones presidenciales de 2006. Desafortunadamente no conseguimos convencer a los que poseían medios económicos, como a Lorenzo Mendoza por ejemplo, quien accedió cortésmente a conversar conmigo al respecto, pero no consideró entonces que era el camino eficaz; como tampoco lo pensaba, por cierto, Teodoro Petkoff, con quien también hablamos. Prevaleció en muchos la tesis de la conveniencia de un acuerdo basado en encuestas y así se designó a Manuel Rosales como abanderado. Sabemos lo ocurrido en aquella ventajosa campaña de 2006 de utilización de todo el aparato del Estado venezolano y sus recursos cuantiosos, para la seducción, intimidación y represión.

De 2006 a 2012 se terminó de pasar la aplanadora a lo que restaba de Estado democrático en Venezuela. Se profundizó la llamada hegemonía comunicacional, robándole al país la libertad de escoger cuál canal de televisión o emisora de radio atender. La juventud de la llamada clase media se lanzó a defender ese derecho. Con el caso de Radio Caracas Televisión, lugar icónico de encuentro del debate de ideas, además del entretenimiento y de la cultura de la creación novelística internacional venezolana.

Al llegar al 12 de febrero de 2012 lograríamos realizar elecciones primarias que arrojaría la candidatura del militante de Primero Justicia Capriles Radonski. Golpe bajo para la nación el que sabiéndose Chávez enfermo, gravemente, se le permitiera concurrir a un proceso electoral. Luego, tan o más inconstitucional aún, después de resultar reelecto, el que se manipulara su fecha de deceso e imponer al candidato de La Habana, que perdió las elecciones en 2013 contra un triunfo que Capriles no pudo liderar y cobrar, por lo que, hasta hoy, Nicolás Maduro es el actual usurpador-dictador.

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@gonzalezdelcas


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