El tema de la reclamación en el pasado en términos de la concientización pública se centró en la publicación de un mapa rayado, señalando la zona en reclamación que muchos recuerdan; sin explicar en profundidad que el Esequibo es más que el territorio en reclamación. El Esequibo es una cuestión de soberanía, de seguridad nacional e integridad territorial, al estar comprometidos 159.000 Km2 de un territorio que nos fue arrebatado por Inglaterra, lentamente, con invasiones, ocupaciones ilegales, fraude y conspiraciones a lo largo de más de 200 años. Conspiraciones que parecieran perpetuarse en el tiempo.

En un cuento corto, vista la dictadura de los caracteres, el camino a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en La Haya transita por la ruta jurídico-político señalada por las estrategias y tácticas a lo largo de los 147 años que existen entre el primer reclamo oficial del presidente Guzmán Blanco en 1876, que instruyó a su ministro de Relaciones Exteriores, Eduardo Calcaño, exponer al secretario de Relaciones Exteriores de S. M. británica los títulos que respaldan a Venezuela para reclamar como límite oriental de sus posesiones la margen izquierda del río Esequibo. La estrategia de Guzmán Blanco, según relata el embajador Armando Rojas, testigo de la firma del Acuerdo de Ginebra, en sus palabras de incorporación a la Academia, partían de la negociación directa o de una Comisión Mixta; mecanismos propuestos y rechazados por Venezuela, los cuales curiosamente fueron propuestos 90 años después en el Acuerdo de Ginebra de 1966.

Hoy la reclamación por el Esequibo ocupa el primer lugar en nuestra agenda de negociaciones, nunca antes ni cuando el bloqueo a nuestras aduanas y costas por la Santa Alianza encabezada por el Imperio Británico, Alemania e Italia, nuestra soberanía había estado tan en peligro como en este momento, razones por las cuales es necesario trazar nuevas estrategias.

Tomando prestado de las ciencias militares el término de estrategia, este concepto se resume en “la articulación de los recursos en el tiempo para ejecutar acciones que permiten alcanzar objetivos”; en este caso la recuperación de nuestro Esequibo.

Con el advenimiento de la democracia, el ministro de Relaciones Exteriores, Dr. Ignacio Iribarren Borges en una  interpelación ante el Congreso Nacional con motivo de la firma del Acuerdo de Ginebra 1966, explicó y defendió la vía jurisdiccional, la cual inicialmente fue rechazada por Inglaterra y su excolonia al Este del Esequibo. Explicaba el canciller que: “…..en una primera propuesta de una solución arbitral o judicial formulada por Venezuela, Inglaterra contestó con una contrapropuesta, para que Venezuela con un “acto de gran calidad de estadista y coraje”, renunciara a su reclamación. Se recuerda que años después el embajador de Guyana en Venezuela, Odeen Ishmael, en una entrevista concedida al diario El Nacional en febrero de 2007, sugirió una propuesta similar, al pedirle al expresidente Hugo Chávez “que renunciara a la reclamación del Esequibo”. ¿Una coincidencia o una estrategia inglesa?, que Venezuela olvidara la reclamación.

En un nuevo intento el canciller Iribarren dentro de su estrategia jurisdiccional puso sobre la mesa una fórmula que preveía la solución del problema fronterizo a través de tres etapas consecutivas con sus respectivos plazos, con la particularidad de que el proceso tenía que tener un final por la vía de: a) Comisión Mixta; b) Mediación; c) Arbitraje Internacional.

La estrategia negociadora de la Cancillería esgrimía dentro de sus tácticas de su estrategia, una serie de opciones, a saber: -un reconocimiento del despojo territorial, -una zona de administración compartida, -hasta la propuesta final de una hoja de ruta, donde se utilizarán todos los métodos de solución de controversias: negociación, mediación y una solución de arbitraje. Finalmente, acorde con esta estrategia, el canciller en un nuevo intento propuso el artículo 33 de la Carta de las Naciones Unidas que incluía dos de sus procedimientos propuestos durante las negociaciones: el arbitraje y el arreglo judicial como último recurso, fórmula que fue escogida por el ex secretario general de las Naciones Unidas, señor Ban Ki-moon, y posteriormente por el actual secretario general, señor Guterres.

Las intervenciones y declaraciones del ministro Iribarren Borges dejaban clara la intención de lograr una solución jurídica, que pusiera fin a la controversia, en especial cuando señala la negativa británica a presentar el caso ante “tribunal alguno”.

En una conversación imaginaria con el Dr. Iribarren, este pudo haber considerado en algún momento que un país que en pocos meses obtendría su independencia por la vía de gracia como parte del proceso de descolonización estuviera de acuerdo en entregar más del 75% de su territorio de forma “práctica y satisfactoria”, por lo cual la vía jurisdiccional era la más segura.

El cambio de estrategia

La firma del Acuerdo de Ginebra en 1966 generó «in illo tempore», un cambio de estrategia dirigido a desconocer la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia. ¿Por qué? No lo sabemos. Lo cierto es que en aquel momento Venezuela era la joya de la corona latinoamericana, pocos años atrás había caído la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez; se era fundador de la OPEP, la producción petrolera se situaba en los 3,5 MMb/ y se consolidaba la democracia. El prestigio de Venezuela era inobjetable. Nuestros argumentos jurídicos y derechos históricos eran inobjetables e Inglaterra lo sabía, razón por la cual se negaba a una solución jurisdiccional, siendo su única opción dilatar el proceso hasta que Guyana obtuviera su independencia.

En este orden de circunstancias, en un cambio de estrategia se pasó de la búsqueda de una solución arbitral o jurisdiccional, a una solución “práctica y satisfactoria” alrededor de los mecanismos de solución pacífica como tácticas establecidos en el artículo 33 de la Carta de las Naciones Unidas.

A las puertas de un nuevo cambio de estrategia

Al no haberse logrado o alcanzado una solución por medio de los mecanismos diplomáticos y políticos contenidos en el artículo 33 de la Carta de las Naciones Unidas, el secretario general de la ONU, Sr. Ban Ki-moon, anunció la remisión de la reclamación a la CIJ, mandato que es ejecutado por su sucesor el Sr. Guterres sin tomar en cuenta -el Manual sobre la aceptación de la jurisdicción de la CIJ- que Venezuela como parte de su política exterior en forma permanente y reiterada había negado la jurisdicción de la Corte como el medio para la resolución de la controversia. Venezuela se encontraba a las puertas de un aterrizaje forzoso en La Haya, conduciéndola al replanteamiento de una nueva estrategia, no como alega Guyana a retardar o entorpecer el proceso; si no a sacar la controversia del mecanismo jurisdiccional y volver a los mecanismos diplomáticos o políticos de la negociación, contenidos en el artículo 33 de la Carta de la ONU.

Un cambio de estrategia obligado

El anuncio de Ban Ki-moon había sido una advertencia para la Cancillería venezolana que algo venía rodando, por lo cual había que pensar en una nueva estrategia para impedir que la propuesta de Ban llegara a la CIJ y si llegaba, cómo enfrentarla.

Era claro que algo venía rodando a la par de intereses políticos involucrados en esta histórica reclamación. Preguntamos qué produjo estos cambios: los intereses crematísticos de las petroleras, el conflicto de intereses con la nueva ley de hidrocarburos, el cambio de reglas y la migración a empresas mixtas, a lo cual se negó Exxon Mobil. Cada uno introdujo nuevos elementos geopolíticos en la reclamación. Entre ellos bloquear a un gobierno hostil a los intereses americanos y de las transnacionales petroleras.

Ante el cambio de estrategia obligado, la de Venezuela se ha centrado en sacar el proceso de la Corte, mediante el recurso de las Excepciones Preliminares fundamentadas en la admisibilidad y el Principio del Oro Monetario; y el reconociendo de hecho de la jurisdicción de la CIJ al designar al juez ad hoc, al agente y a los coagentes, faltando 9 meses para la presentación de la contramemoria, ello obliga a replantearse una nueva estrategia.

Los fallidos intentos del gobierno de sacar la reclamación de la Corte como estrategia requiere repensar cómo responder a la excolonia, a las transnacionales que operan en la zona en reclamación y a Inglaterra. Repensar porque en el transcurso se han replanteado varias estrategias fallidas para la recuperación del Esequibo.

A manera de conclusión, considerando que la estrategia de Venezuela inicialmente fue la vía jurisdiccional; que en el transcurso del tiempo apostó por los medios diplomáticos y políticos de la Carta de las Naciones Unidas, sin resultado alguno; que la defensa estuvo centrada en desconocer la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia y la introducción de Excepciones Preliminares rechazadas por la Corte, hoy forzosamente nos encontramos en la instancia jurisdiccional. En consecuencia, la estrategia del equipo jurídico del gobierno se jugará en La Haya nuestros derechos en el Esequibo como “aquel indio bravo que se jugó a Rosalinda en el caney”.


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