Indudablemente el cambio climático es un fenómeno que está determinando gran parte de la actividad humana contemporánea. Las alteraciones que este ocasiona tienen grandes repercusiones negativas, por lo que su mitigación es una tarea vital. La ONU se ha dedicado a monitorear este fenómeno, para ello creó el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPPC), el cual periódicamente elabora reportes sobre el estado del arte del problema. La izquierda ha tomado este problema como una bandera de lucha ideológica, con lo cual se quiere bajo el estandarte de la ecología defenestrar la economía del capitalismo liberal, con la propuesta del decrecimiento al cual se le quiere dar estatus de teoría científica, pero no es más que la estrategia para el empobrecimiento de las masas de manera que sean dependientes de los regímenes autoritarios progresistas.

Hay que poner los puntos sobre las íes en este debate, y denunciar la manipulación de la ciencia con fines ideológicos. De una manera muy objetiva Steven E. Koonin, de quien no pueden pretender los progresistas que es un extremista de la derecha pues es un destacado físico teórico del Cal Tech, PhD del MIT, profesor del primero y rector del mismo de 1995 a 2004 y sobre todo para los fines de reclamar que no es de la derecha, fue subsecretario científico de la Secretaría de Energía de Obama. Pues bien, en un reciente libro Unsettled, él se dedica a desmontar las imprecisiones y poner de manera objetiva el estado del arte de la ciencia del cambio climático.

Al respecto, él recrimina al establishment científico “la Ciencia” de tergiversar los datos y expone los siguientes hechos fundamentales respecto al cambio climático:

  • Los seres humanos ejercen una influencia de calentamiento cada vez mayor, pero físicamente pequeña sobre el clima.
  • Los resultados de la multitud de modelos climáticos no están de acuerdo con, o incluso se contradicen.
  • Los comunicados de prensa y los resúmenes del gobierno y de las Naciones Unidas no reflejan con precisión los informes en sí. Hay un consenso sobre algunos temas importantes, pero no en absoluto el fuerte consenso que promulgan los medios.
  • En resumen, la ciencia es insuficiente para hacer proyecciones útiles sobre cómo cambiará el clima en las próximas décadas, mucho menos qué efecto tendrán nuestras acciones sobre él.

Koonin denuncia la politización del debate sin medias tintas: “El alarmismo climático ha llegado a dominar la política estadounidense, especialmente entre demócratas, donde por lo demás me he sentido más cómodo políticamente durante mucho tiempo”. Critica fuertemente el “Green New Deal” de Biden.

Comienza Koonin su libro con una evaluación no muy positiva de los reportes del IPPC: “una lectura cuidadosa de los informes de evaluación más recientes también revela algunos fallos elementales que engañan o desinforman a los lectores sobre puntos importantes”. De inicio la definición de cambio climático excluye las causas naturales de este, por lo que esa definición excluye explícitamente los cambios debidos a causas naturales, por lo cual se induce a pensar que cuando se habla de cambio climático se debe exclusivamente a la acción humana, lo cual es falso.

La influencia humana en el clima fue negligible hasta 1900,permaneció bastante pequeña hasta 1950, cuando eran menos de una cuarta parte de lo que son hoy. Las variaciones en el clima antes de 1950, entonces, muestran que otros fenómenos deben haber estado en juego, si no dominantes, ya que la tierra en realidad se enfrió un poco entre 1940 y 1980 incluso cuando las influencias humanas sobre el calentamiento humano crecieron. Y dado que esas variaciones naturales probablemente todavía están presentes, es de vital importancia entenderlas si vamos a tener confianza en atribuir incluso parte del calentamiento reciente a las influencias humanas, y aún más en proyectar cómo cambiará el clima en el futuro. Finalmente, y en contravía a la parafernalia de los media el informe de evaluación más reciente del IPPC (AR5), tiene un nivel de confianza bajo de que el calentamiento global de los últimos treinta años ha excedido el rango de temperaturas reconstruidas.

Koonin hace una exhaustiva investigación de la ciencia del cambio climático que obviamente no podemos sintetizar en un artículo, nos debería bastar, sin embargo, la siguiente afirmación como conclusión de la influencia humana sobre este: “El hecho de que las influencias humanas actualmente representen solo 1% de la energía que fluye a través del sistema climático tiene implicaciones importantes, y significa que hay mucho por conocer. Para medir este sistema y sus efectos, tenemos que observar y entender las partes más grandes del clima (el otro 99%) con una precisión superior al 1 por ciento. Pequeñas influencias naturales también deben ser entendidas con la misma precisión, y tenemos que asegurarnos de que todas estén contabilizadas. Este es un desafío enorme en un sistema para el cual tenemos observaciones limitadas por un tiempo limitado, y sobre el cual nuestras incertidumbres son todavía grandes”.

En resumen, podríamos concluir con la siguiente observación de Koonin:” El clima futuro estará determinado por la respuesta del clima a ambas influencias, humanas y naturales, así como por su variabilidad interna—pues hemos visto que el clima es muy capaz de variar sin ninguna ayuda de nosotros. Si bien tenemos poco conocimiento detallado, mucho menos control, sobre la variabilidad o las influencias naturales (los volcanes, el sol y las corrientes oceánicas profundas tienen mentes propias, al igual que el clima), podemos hacer suposiciones plausibles sobre el rango de lo que los humanos harán, particularmente en lo que respecta a sus emisiones de gases de efecto invernadero y aerosoles… Cuando las influencias humanas se introducen en un modelo para proyectar un clima futuro, los resultados son, hasta cierto punto, anodinos: a mayor cantidad de gases de efecto invernadero, las emisiones conducen a temperaturas globales más altas. Pero saber exactamente cuánto calentamiento ocurriría, cuándo y dónde, qué otros cambios podrían haber en el sistema climático, y cómo esos cambios podrían impactar realmente en la sociedad requiere un análisis mucho más sofisticado”.

Estamos claros que la ministra Vélez podrá ser una autoridad en filosofía marxista, pero no tiene ningunas credenciales ni en cambio climático ni en planificación energética y Petro es simplemente un demagogo socialista, quienes nos embarcarán en la vía del decrecimiento para lograr el empobrecimiento de la población, lo cual la hará dependiente de la dictadura del socialismo del siglo XXI.


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