Los maleantes que secuestraron el poder en Venezuela se mantienen hoy usurpándolo en contra de la voluntad de cambio expresada de mil maneras por el pueblo. Han resultado inmunes al repudio colectivo, como corresponde a cínicos sin escrúpulos. Se trata de una hegemonía impuesta desde hace 20 años, si reconocemos que accedieron al poder mediante elecciones libres y limpias en 1998. Desde el mismo día de su esperpéntica juramentación, Hugo Chávez se dedicó a violar sistemáticamente la Constitución y leyes de la república. Ante una rebelión civil única y sin precedentes el autócrata se vio obligado a renunciar. Asumió el poder transitorio Pedro Carmona Estanga, que por errores propios y de una casta política llegada al punto final de su mediocridad, junto a incompetentes jefes militares, provocaron que el que había renunciado retornara al poder para desgracia del pueblo venezolano. Los errores eran subsanables rápidamente antes de incurrir en el peor históricamente considerado desde todo respecto: la vuelta de Chávez al poder, quien impuso luego a Maduro. Todo un galimatías político que ya nos ha costado la perdida neta de 20 años del nuevo siglo XXI.

Desde el momento de su retorno la falsa revolución se convirtió abiertamente en robolución y de eso da cuenta la casi disolución de la nación que afrontamos. Los zafios entraron sin desparpajo, después de abril de 2002, a robar a saco roto y se trastocaron en corporación criminal que dio lugar a la peregrinación del hambre de millones de venezolanos. A punta de extorsión se aprovecharon de todo.

Venceremos con fortaleza toda esa maldad. Cuando sentimos que ya no podemos más y estamos a punto de tirar la toalla, de abandonar la lucha porque se nos acaban las fuerzas y nos sentimos paralizados, acudimos a la fuente de la esperanza y la motivación al logro. No podrán evitar ser arrojados por los que oprimieron tanto tiempo.

Consciente de las limitaciones y caducidad de esta vida terrena, no deja de impresionarnos el nivel de maldad de los que se aferran al poder ante el sufrimiento de todo un pueblo. Son tan delincuentes que ni siquiera los llama a capitulo lo que será la vida de sus descendientes, porque ellos caducarán y su prole pudiera cargar sin deberlo tan pesada carga.

No cederemos al chantaje de la unidad forzada, inauténtica y rechazada por 70% de la gente, en tal caso lo que procedería son alianzas estratégicas. Preferible solos que mal acompañados. No podemos unirnos con actores de mala reputación, más bien queremos desprendernos de los que perdieron completamente credibilidad. Fracasaron por su incompetencia, no por falta de unidad de los venezolanos. Unidad para transigir jamás. El mal se saca de raíz.

Saquemos a relucir nuestros principios y valores, somos hijos de la historia cuando actuamos con convicciones y acciones. Y no olvidar nunca que la ética es la mas importante creación de la humanidad.

Luchemos apegados a los valores que nos identifican y unen como sociedad, oponiéndonos a la cohabitación, a la destrucción de la familia, del capital humano y del patrimonio. Chávez cuando dijo que ponchó a Sofía Ímber decretó la muerte del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas y lo convirtió a la postre en una pocilga, las obras quedaron sin seguro y algunas son ostentadas en las casas de los capitostes del hamponato. Cerraron el museo. Se acabó como estamos claros que acabaremos con esta peste.

Ya basta de sentirnos exiliados en nuestro propio país. Queremos solucionar los problemas de raíz y queremos elegir a un nuevo liderazgo. No podemos derrotarlos con esta dirección política que acumula fracaso tras fracaso. Queremos la vuelta a los sueños y dejar la pesadilla. Con una dirección que con coraje conduzca a la victoria. Confiemos en nuestra voz, hagámonos escuchar. Convicción y determinación en la ruta de la libertad, hacer lo correcto para la liberación de Venezuela.

¡Libertad para Javier Tarazona. No más prisioneros políticos, torturados, asesinados ni exiliados!

 

 

 

 

 

 

 


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