Casi siempre para llegar a mi carro me toca atravesar todo el edificio donde trabajo y el estacionamiento, que además es grandísimo; nunca hay puesto en los primeros lugares sino hasta el final, por allá pegado a la autopista. Hay un jardín de por medio entre el edificio y mi carro, y en este jardín tenía como dos días seguidos viendo mariposas amarillas revolotear muy cerca de mí. Las admiraba y seguía. Y así se repitió por un par de días hasta que, cansadas de darme señales, me hacen saber que el hilo conductor que le hacía falta a la historia que estaba escribiendo eran ellas precisamente: las mariposas.

Esos segundos que duró esa sensación cuando me doy cuenta de que eran ellas lo que tanto estaba buscando, esos segundos de euforia y lucidez, nos la pasamos buscando repetirlos todos los creativos y artistas por el resto de nuestras vidas. Es difícil de explicar, de repente todo hace sentido y suena un clic en tu cabeza, te crees por completo que las piezas se ordenan y que lo que tanto querías expresar por fin ya tiene forma. No sé si les ha pasado, pero si no espero que algún día puedan experimentarlo en cualquier ámbito de sus vidas.

Las mariposas me funcionaban perfectamente para establecer una linda metáfora del viaje del personaje principal. Todo cuadraba perfecto. Recuerdo estar pensando en ese momento que las veía lo extraño que cada vez más se hace el ver una mariposa de cerca, me dije eso justamente: “Cada vez es más raro encontrarse estos días con una mariposa”, y les juro que estaba terminando de decirlo cuando (boom) se dio la sinapsis que tanto estaba buscando. Después de ese evento no paso ni un par de días para que terminara de escribir el guion. Me gusta escribir cuando no lo estoy forzando.

Cuento todo esto porque tenía semanas dándole vueltas a la idea de este guion, buscando la musa desesperadamente porque además debo cumplir con una fecha tope para grabarlo y estrenarlo para aplicar a un festival en específico. Todos los años me digo que no quiero seguir trabajando bajo presión, pero parece que es lo mejor que sé hacer. Lo que sí tenía claro era un par de imágenes, algunos momentos de la historia que conforme pasaban los días se hacía más clara, pero a la que seguía faltándole algo. Y las mariposas me lo mostraron. Hay que estar más atento a las señales, no siempre van a insistir durante varios días en el jardín del edificio de tu trabajo.

 


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!