En mi andadura por Italia… curucuteando entre los escritos de Umberto Eco (1932-2016), semiólogo y filósofo italiano, en un texto de hace 23 años, Il fascismo eterno, nos advirtió sobre los síntomas del nuevo fascismo y parecería que algunos no lo hubieran leído, pues se aplica cual predicción a Nicolás Maduro y su régimen.

La buena nueva nos la da hoy día el diputado Andrea Delmastro delle Vedove, líder parlamentario de Fratelli d’Italia (FdI), orador en la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Diputados italiana:

“Fue aprobada la resolución Nº 8-00101 por UNANIMIDAD, presentada por Lía Quartapelle Procopio (Partido Democrático), apoyada por nosotros y Paolo Formentini (LEGA), Andrea Orsini (Forza Italia), Iolanda Di Stasio (M5s) que, como resultado de diversas mediaciones, finalmente se reconocen y censuran las purgas políticas del dictador Maduro y exige una transición democrática del régimen a través de elecciones libres y transparentes. La resolución también pide el restablecimiento inmediato de los derechos políticos, especialmente de Juan Guaidó como representante de la oposición democrática venezolana y los 27 parlamentarios inhabilitados de la Asamblea Nacional elegida en 2015 como interlocutores privilegiados y solicita, una vez más, la liberación inmediata de todos los presos políticos”.

Por su parte, la diputada Mariela Magallanes, única representante y portavoz de la Asamblea legítima venezolana en Italia, expresó:

“Es un trabajo de consolidación de relaciones internacionales y políticas por parte de nuestro gobierno interino ante Italia y sus instituciones. El mundo despierta y ya no puede callar ante la barbarie del régimen venezolano”.

Maduro y sus títeres acólitos odian los principios del pensamiento crítico, sea de los venezolanos que los adversan, como de la comunidad internacional que los sanciona, viviendo en colusión constante con el enemigo porque la vida es un conflicto permanente para defender, según ellos, la nación, la identidad y la tradición de este despotismo antidemocrático impuesto por el imperio cubano en Venezuela. “El ‘fascismo eterno’ todavía está a nuestro alrededor, a veces con ropa de civil”, escribió Eco, si bien Maduro se ha disfrazado con uniforme militar en algunas ocasiones. “La mentalidad fascista -madurista, agrego yo- está presente, precisamente porque -a diferencia de otras ideologías deletéreas como el nazismo o el comunismo estalinista- no descansa sobre sólidos fundamentos filosóficos e ideológicos para poder replicarse en otras formas, adaptándose a las novedades sociales como una bacteria adaptándose a nuevos fármacos”.

En un principio, Maduro y su mentor, el teniente coronel Hugo Chávez, se valieron de la frustración social e individual de los venezolanos utilizada como levadura para el autoritarismo. “De hecho, un rasgo común a todos los ‘viejos’ fascismos fue la apelación a las clases sociales en crisis por alguna dificultad económica o humillación política real o supuesta”, subrayó Eco en ‘El fascismo eterno’.

Hoy en el Caribe parece bien abonada la reflexión de Umberto Eco que sigue siendo muy actual. El chavismo extendido en 21 años, el bien lo hizo muy mal y el mal lo hizo muy bien.

Y qué decir del sintomático adoctrinamiento de los niños en este neofascismo, instituir ‘lo nuevo’ fue un objetivo primordial del régimen. El bárbaro de @NicolasMaduro osó escribir en su Twitter: “Vivimos un verdadero proceso histórico donde los niños con enfermedades terminales deben sacrificarse para salvar la revolución. Serán recordados como niños héroes y patriotas en la historia”. ¡Ruin!

Igual de despreciable es el “sistema Patria”, una plataforma digital de control social 2.0 en la que compatriotas del sector público, jubilados, estudiantes y profesores universitarios se ven obligados a constar en la big data, contraviniendo el Artículo 109 de la Constitución Bolivariana vigente: “El Estado reconocerá la autonomía universitaria como principio y jerarquía”. Asimismo, en Italia el Movimiento 5 estrellas ha creado un World Wide Web 2.0, conocido como “piattaforma Rousseau”, en la que voluntariamente se han inscrito apenas 188.000 seguidores del millón que se habían propuesto como objetivo, entre ellos, Luigi Di Maio y Manlio Di Stefano, respectivamente, ministro y subsecretario de Estado de Relaciones Exteriores, cuya postura oficial en la Cancillería ha hecho que Italia fuese el único país de la Unión Europea que no reconoció a Guaidó como presidente interino, aunque tampoco reconoció a Maduro.

A estos dos importantes diplomáticos rousseaunianos “tácitamente neutrales” les pongo al día que Maduro ha perdido el control del país caribeño y la población está sufriendo y a ellos y sus copartidarios de la “piattaforma Rousseau” les recuerdo la frase del suizo Jean- Jacques Rousseau, “si hubiera una nación de dioses, estos se gobernarían democráticamente; pero un gobierno tan perfecto no es adecuado para los hombres«. Se entiende que la democracia es un gobierno que consiste en crear y mantener un orden justo, es decir que reconoce plenamente, define puntualmente y garantiza jurídicamente los derechos naturales de la persona a la vida, la libertad y la propiedad. La democracia debe ser la manera de elegir gobernantes, como ha buscado hacer Guaidó para encarar la nueva etapa de la lucha por una urgente transición política en Venezuela.

Al parecer el hecho de que la joven diputada Iolanda Di Stasio del M5s se haya ido sensibilizando con la situación venezolana y haya votado agregada y unánimemente la resolución n.º 8-00101, se debería -según el acta de la sesión parlamentaria- a los esfuerzos realizados por su colega Lía Quartapelle Procopio para lograr un mayor equilibrio en el texto unificado de dicha resolución/ley del 10/03/20121.

Guaidó conversó con el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, y con el canciller de Canadá, Marc Garneau, quienes se comprometieron también a seguir respaldando la causa por un cambio de gobierno pacífico, a través de elecciones, y al reconocimiento del liderazgo de Guaidó como presidente interino. Si los del M5s se consideran ahora “atlantistas”, siguiendo la línea fijada por el nuevo premier, Mario Draghi, ¿cómo es que no terminan de unirse en su vocería oficial a la postura de Estados Unidos y Canadá en un acto de claridad y posición univoca en contra de la dictadura en Venezuela?

“Nosotros lo que queremos es votar libremente”, ha dicho Juan Gerardo Antonio Guaidó Márquez, esperando que esa misma intención sea la voz única de una oposición recompuesta y unitaria, convencido de que una democracia perfectible es la mejor forma de gobierno que permite elegir gobernantes de manera libre y verificable.

Yo, para finalizar preciso, amo mi Venezuela por desgraciada…donde “lo falso es susceptible de una infinidad de combinaciones; pero la verdad no tiene más que una manera de ser”, apropiado pensamiento de Rousseau.

@CarlosOmobono


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