Si algo le faltaba al madurismo era acusarme de “terrorista”. En efecto, el hecho de que alerté sobre el posible descarrilamiento del Metro de Caracas en su línea 1¹ y esto haya sido parte de nuestra cotidianidad el 18-8-2019 – afortunadamente sin víctimas fatales– desbordó a este bravucón político para que ordenara a los esbirros que controlan su portal electrónico acusarme de tal denominación criminal².

Y si los maduristas en su conjunto piensan acusarme de “terrorismo” o “intento de homicidio” o “traición a la patria”, solo les digo que nada tengo que temer. Aquí estoy en mi isla de Margarita dando la cara, como lo hago todos los días, trabajando día a día por un mejor porvenir, y luchando contra un régimen violador de derechos humanos, tal como lo expresó Michelle Bachelet en su informe como alta comisionada de la Organización de Naciones Unidas.

No soy yo, y esto se lo digo a Diosdado Cabello, quien sale escoltado por la retaguardia con individuos armados hasta los dientes. Me pregunto: ¿Será que él se atrevería a caminar solo por cualquier calle de Caracas o irse por ejemplo a una excursión por el Parque Nacional El Tamá, en el Táchira, salvo con el guía de rigor? ¿Por qué Cabello no toma una camioneta de transporte público o se va solo a un hospital? O ¿es qué nunca usa transporte y menos se enferma? La verdad es que al parecer quienes se hacen llamar “valientes” son unos cobardes.

Acusarme de terrorista porque además termino advirtiendo que puede ocurrir una segunda tragedia, como por ejemplo el choque de un tren contra un túnel, o peor, entre dos trenes y de frente o de lado, es simplemente que nos preocupa que pueda volver a producirse en el Metro una catástrofe de esa naturaleza. Y otra vez nos preguntarnos: ¿Ya inició la “Fiscalía” una investigación por tal descarrilamiento en el subterráneo? ¿Quiénes son los responsables de este hecho? Pues, al parecer, ¡nadie! Al igual que el caso del adolescente Rufo Chacón, a quien le cayeron a plomo hasta dejarlo ciego; no hay autores intelectuales, porque los materiales están disfrutando de un “encierro” cinco estrellas, so pena de abrir la boca.

Que Diosdado Cabello nos mencione en su portal es un privilegio para nosotros, no porque tenga popularidad, porque estoy seguro de que es el ser más rechazado de la política venezolana, sino que revela que la cúpula madurista está muy pendiente de lo que escribe y dice un modesto educador venezolano del interior del país que hasta fue botado –sin carta de despido– del Ministerio de Educación, y que nunca ha ejercido funciones de relevancia en la administración pública, pero que además, aunque a ellos les duela, tiene una tesis doctoral publicada en Europa³, algo que ninguno de ellos puede mostrar y menos alcanzar porque solamente son un grupo de ramplones. De seguro, si se enteran que tenemos textos traducidos al ruso desde el inglés por las más reconocidas universidades de ese país⁴, o que incluso hasta Radio Francia Internacional publique ensayos nuestros tomados de Aporrea en la página de cultura más importante y en idioma galo⁵ y para que no se diga que soy un egocéntrico, dejaremos para otra ocasión los escritos que han sido traducidos en alemán, portugués y hasta en mandarín, y no vaya ser que por mi condición de paciente con epilepsia, y de visión al 40% terminen diciendo que soy un “ultraterrorista”.

Le digo tanto a Diosdado Cabello como al madurismo en general que si tienen pruebas en mi contra de lo sucedido en el Metro de Caracas ¡vengan por mí!, y si no las tienen, no soy quien va a salir huyendo del país. Ustedes están acostumbrados a encarcelar a quienes les adversan políticamente, y eso lo que revela es un enorme miedo y una cobardía infinita como parte de quienes usurpan el poder.

El madurismo está en cuenta regresiva. Ellos saben que deben negociar una salida democrática o terminarán, como lo dije, con la sangre en el río, pero no precisamente para el pueblo, sino para una cúpula cuya bazofia política, el aroma ni siquiera es resistido por ellos mismos.

Las horas del madurismo están tan contadas, que hasta Diosdado Cabello ordena que me persigan por mis escritos en El Nacional y otros medios.


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