Lo del anunciado «aumento salarial» es un chiste cruel o, lo que es lo mismo, burla con saña. Pero si revisamos el proceder de la hegemonía, todo es burla con saña, burla cruel.

La supuesta «cruzada contra la corrupción», por ejemplo, es una burla sin escrúpulos. Las manipulaciones de propaganda al respecto son burlas que abofetean al pueblo venezolano. En particular cuando se plantea que la lucha contra el narcotráfico será una prioridad…

El manejo oficialista de los diálogos y foros en locaciones extranjeras son pura burla. Así como también los tejemanejes sobre las cuestiones comiciales, incluyendo la intervención del CNE en las primarias de la oposición.

La campaña de «que esto se arregló» fue una burla que no pocos compraron y vendieron en sus elucubraciones públicas. Y es que las burlas de la hegemonía son crueles, es decir, pensadas para hacer daño, para intimidar, para doblegar, para tratar de mantener el control despótico y depredador.

El mal transmutado en un poder establecido es una realidad. Pasa en muchas partes del mundo. Y pasa acá.

Solo el fin del continuismo puede ser el principio de un camino nuevo, en el cual la burla con saña quede en manos de la justicia, y se abra para Venezuela un futuro digno y promisor.


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