El psicópata que despacha desde el Kremlin impartió las órdenes del caso para enviar a Volodimir Zelenski, y al mundo democrático que lo apoya, un claro y contundente mensaje de destrucción extrema: el gobierno ruso está dispuesto ha perpetrar cualquier tipo de acción aniquiladora para someter al pueblo de Ucrania. Una vez que el joven mandatario ucranio constató los crímenes de guerra que fueron perpetrados, su mensaje de inculpación no se hizo esperar: “Nuestra tierra fue pisada por la maldad concentrada: asesinos, torturadores y violadores”. La manifestación de dolor y el llamado de atención no pudo ser más aplastante, haciéndose así palpable que los rusos cometieron crímenes de lesa humanidad.

Ya para el inicio de esta semana se habían encontrado casi 350 cuerpos, pero aún quedaban muchas tumbas improvisadas por ser exhumadas. Como consecuencia de todo ello, la indignación en el mundo democrático no se hizo esperar. La penosa respuesta del Kremlin se limitó a señalar que las horribles imágenes de los fallecidos que fueron publicadas en la prensa democrática mundial eran falsas. Como era de esperarse, se trató de la típica reacción de los gobiernos genocidas de todos los tiempos y lugares.

Si bien es cierto que la cadena de apoyos a Ucrania no se ha dejado de manifestar, las acciones que se han concretado no han tenido la contundencia necesaria para que Vladimir Putin detenga su escalada criminal. Lo cierto es que el troglodita ruso y su banda de militares asesinos han constatado que los “deseos no empreñan”. Ellos pensaron que su acción guerrera sería rápida pero se encontraron con numerosos frenos y una respuesta firme del pueblo invadido.

A pesar de lo antes indicado, las acciones de las democracias no se han detenido. El pasado lunes 4 de abril, el gobierno de Alemania informó que 40 diplomáticos rusos fueron declarados persona “non grata” y se les expulsó del país. Aplica allí aquello de que “algo es algo, peor es nada”. Lo bueno de eso es que el acto alemán fue replicado por los franceses, quienes también procedieron a expulsar a numerosos diplomáticos rusos.

Otra acción no menos importante ha sido la solicitud que hizo la Comisión Europea a las compañías que compran gas a entidades rusas (Gazprom, entre otras) a no acceder a las demandas de Rusia para que los suministros se cancelen en rublos (la moneda oficial rusa) si los contratos respectivos estipulan que deben hacerse en euros o en dólares. Así pues, los acuerdos deben respetarse.

Una última medida de especial significación, acordada por el gobierno de Joe Biden, es la transferencia de misiles antiblindaje Javelin a Ucrania, que fueron requeridos por su ejército para luchar contra los blindados rusos.

En paralelo al sufrimiento de los ucranianos, unas figuras representativas de la “revolución bonita” se lanzaron a la calle para realizar un grotesco mural en el que se puso de manifiesto el apoyo revolucionario al criminal ruso. La acción se llevó a cabo en momentos en que Nicolás Maduro necesita desesperadamente aumentar la producción petrolera del país. ¡Menudo papelón!

De la noche a la mañana, Bucha se convirtió en el vivo ejemplo de una ciudad apisonada por la perversidad.

@EddyReyesT

 


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