Un Banco central es la autoridad monetaria de un país, que es independiente de los gobiernos –al menos teóricamente– cuyas funciones son: mantener la estabilidad de los precios, preservar el valor de la moneda nacional y propiciar la solidez del sistema financiero local.

El Banco central es el único ente responsable de manejar la política monetaria de un país, usando como variable de control la cantidad de dinero, para mantener la estabilidad económica y en el cumplimiento de sus objetivos, utiliza herramientas como son, entre otras: la tasa de interés, el coeficiente de caja –encaje legal–, las operaciones de mercado abierto, la compra-venta de divisas, la fijación de los tipos de cambio y la emisión de billetes o acuñación de monedas.

La masa monetaria es la cantidad de dinero total existente en moneda nacional para un país y constituye el medio de pago, que tiene dos componentes: la Base monetaria y los Agregados monetarios.

La Base monetaria está compuesta por el efectivo –billetes emitidos y monedas acuñadas– y, por otra parte, un dinero digital –qué es la mayoría–, que es generada por el Banco central y que se considera como el dinero de curso legal, siendo este el pasivo monetario que en condiciones normales y en última instancia, el Banco central estaría obligado a redimir y a respaldar con oro, divisas u otros activos tangibles –tal como ocurría en el pasado–.

La Liquidez monetaria es la suma de la Base monetaria con un dinero adicional de origen crediticio –virtual e inorgánico–, que crean los bancos comerciales cuando otorgan créditos basados en una regla llamada la reserva fraccionaria, que les permite mediante la figura del encaje legal, disponer de los haberes de sus clientes para otorgar créditos, presentándose un fenómeno llamado la multiplicación bancaria del dinero, donde la mayor parte de la liquidez monetaria existente, no es producida por el banco central –en forma de base monetaria–, sino que es un dinero inorgánico, de tal suerte que si todos los clientes fueran simultáneamente a retirar sus haberes por taquilla, se presentaría un colapso financiero, pues no se podría pagar a todos los depositantes, no solo porque el efectivo existente es un porcentaje muy pequeño de la liquidez, sino por la existencia de dinero virtual, además del dinero crediticio existente –casos del corralito argentino o del crack en Estados Unidos de 1929–.

Los bancos comerciales son instituciones muy importantes para la economía, que facilitan los pagos y la intermediación financiera, aceptando los depósitos de los ahorristas y prestando a los consumidores, inversores y especuladores, el capital requerido, a través de créditos que en principio estimulan a la economía de los países, cobrando intereses por el capital prestado y comisiones por los servicios ofrecidos y pagando tasas de interés a sus depositantes.

En el mercado monetario existen dos tipos de dinero: el dinero primario o dinero de alta potencia, que es la base monetaria, emitida por el Banco central y el secundario, que es un dinero adicional generado por los bancos comerciales, cuando otorgan créditos y los abonan a las cuentas de sus clientes. Este dinero secundario es solo un asiento contable y, por lo tanto, es un dinero virtual, que existe solo como una cifra de saldo en un registro de una base de datos, cuyos efectos sobre la economía son similares a los de la base monetaria.

Lo anterior ocurre porque los bancos centrales autorizan a los bancos comerciales para utilizar una figura llamada la reserva fraccionaria, que consiste en que, debido a que se considera que los depositantes no van a retirar simultáneamente todo su dinero al mismo tiempo, solo les exigen mantener reservas líquidas para responder por un porcentaje llamado  el coeficiente de caja o encaje legal, que puede fluctuar por ejemplo entre  1% y 20%, de tal forma que pueden otorgar créditos por montos varias veces superiores a los depósitos hechos con el dinero real de la base monetaria, generando una masa monetaria adicional, en virtud del multiplicador bancario.

Ahora veamos las implicaciones de esta forma de otorgar créditos con la figura de reserva fraccionaria, siendo que este sistema crediticio no se basa en el ahorro real y debido a que, al expandirse la oferta monetaria de forma abrupta, se relajan los controles requeridos para otorgar créditos y se reducen al mínimo las tasas de interés –que pierden su virtud de control monetario–.

Algunas distorsiones generadas por el uso del crédito mediante reserva fraccionaria:

1- Al bajar las tasas de interés pagadas a los ahorristas, se desestimula el ahorro y al tener alta liquidez y créditos baratos, se estimula el aumento del consumo y de la demanda, pero si no hay aumento de la oferta de productos y servicios, se generan presiones alcistas en precios y costos, lo que hace se dispare la inflación y el tipo de cambio.

2- Como los precios suben de forma exponencial, los gobiernos presionan a los bancos centrales para generar más base monetaria con fines populistas o para cubrir sus déficits fiscales, ocasionados por burocracias improductivas y por gastos excesivos, de manera que la falsa pero insostenible prosperidad generada por el gasto fiscal, logra que algunos gobernantes sean reelegidos, pero en el mediano y largo plazo, los nuevos gobiernos deben pagar los platos rotos, cayendo en defaults y debiendo adoptar medidas impopulares de austeridad, después que las empresas y los ciudadanos quedan arruinados.

3- Los empresarios de la economía real, con la euforia de los créditos fáciles y baratos, se endeudan para invertir en proyectos sin hacer estudios de mercado apropiados. Estos proyectos una vez concluidos no generan la rentabilidad suficiente, debido a que no pueden colocar sus productos o servicios, puesto que no existe la demanda que esperaban, por el envilecimiento del salario y por ser una prosperidad generada por una burbuja financiera insostenible, produciendo quiebras e impago a los acreedores.

4- Los ¿empresarios? de la economía especulativa se endeudan para comprar: activos, divisas o deudas en divisas y empiezan a solicitar a los gobiernos la devaluación de su moneda para poder pagar los créditos con dinero envilecido, alegando que la moneda está sobrevaluada, debido a que se basan erróneamente en la relación entre la Liquidez, que es excesivamente alta y las reservas bajas en divisas, para obtener una tasa de cambio inflada, en vez de hacer la relación real entre la Base Monetaria y las reservas internacionales.

5- Debido a la alta demanda de divisas por la alegre expansión crediticia, los bancos centrales queman sus reservas internacionales, tratando de preservar el valor de la moneda y se endeudan en moneda extranjera, pero al final se ven obligados a devaluar y a establecer los perversos controles de cambio.

6- La gente se endeuda para consumir y comprar activos que después, al quedarse sin empleo no pueden pagar y por lo tanto, las garantías son ejecutadas por los bancos que se llenan de activos tóxicos que no pueden colocar.

7- Al ocurrir la pérdida de valor del dinero por la expansión de liquidez sin haber incremento de la producción, empieza la quiebra de empresas, el envilecimiento de los salarios y al haber despidos laborales, se generan altas tasas de desempleo y pobreza, teniendo los gobiernos que aumentar los impuestos, seguir endeudándose o generar más liquidez, para crear programas de asistencia social que ayuden a los más afectados, mediante el uso de dinero sin valor.

8- Para mantener la estabilidad del sistema financiero y auxiliar a los bancos en problemas, el Banco central aumenta la base monetaria, emitiendo más dinero sin el respaldo adecuado, para dar auxilios financieros a los bancos, generando más liquidez e inflando más la burbuja financiera.

9- La historia ha demostrado que las crisis económicas se comportan cíclicamente –casi como una función sinusoidal– y cuando la recesión que generan se aproxima a su punto de inflexión mínimo, se producen como resultado: inestabilidad social, inestabilidad política, altos niveles de delincuencia, éxodos, guerras civiles o incluso guerras contra otros países, pero después de mucha hambre, sufrimiento, muerte y una vez asimilada la dura lección, si los gobiernos son sensatos y toman las medidas apropiadas, las crisis económicas comienzan a ceder y se empieza una nueva etapa creciente de prosperidad. Estas lecciones sufridas en vivo por la economía real, son olvidadas con el tiempo y por eso los ciclos se repiten por generaciones a lo largo de la historia de la humanidad –tal como ocurría en el mito griego de Sísifo–.

Visto lo anterior, se puede concluir que, con el uso del sistema de reserva fraccionaria para el otorgamiento de créditos, a los bancos centrales se les dificulta cumplir a cabalidad con sus objetivos fundamentales que eran: mantener la estabilidad de los precios, preservar el valor de la moneda y propiciar la solidez del sistema financiero –por tal razón algunos ocultan estadísticas–.

En estos tiempos, donde se ha cambiado el trabajo honesto por la especulación, la virtud del ahorro por la utilización del crédito para consumir y donde se castiga a quien se dedica a la economía productiva y se premia al especulador, existe una norma relacionada con el índice de capitalización bancaria, que se define como la relación entre el monto del capital & patrimonio y el activo sujeto a riesgo, que facilita la creación de entidades financieras, lo que implica que con muy poco capital se puede iniciar un negocio bancario, que podría utilizarse para hacer negocios poco ortodoxos, que benefician a sus dueños a través de la creación de empresas especulativas asociadas.

Una forma de controlar los efectos adversos de la expansión del crédito es eliminando el sistema de créditos basados en la reserva fraccionaria y haciendo que estos se otorguen basados 100% en el ahorro real de los clientes y en el capital y patrimonio de los bancos, de forma que el multiplicador bancario sea menor o igual a la unidad y solo se preste dinero de la base monetaria, mediante lo captado por depósitos a plazo fijo, manteniendo un encaje legal del 100% para los depósitos a la vista, ya sean en moneda nacional o divisas.

Por otra parte, junto con la liberación en el manejo de las divisas, se debe considerar el regreso al patrón oro, para que exista disciplina monetaria que no permita emitir dinero sin respaldo, lo que protegería a los países de un posible crack de las monedas de reserva mundial, debido a la sobreemisión de dólares, euros, libras, yenes y yuanes, que son también monedas fiduciarias.

Infortunadamente, existe desconocimiento sobre estos temas hasta en los economistas y por tal razón los gobiernos son manipulados por asesores de especuladores financieros y políticos de ideas distorsionadas, que los hacen fracasar. Ojalá los gobernantes obtengan conocimiento, sabiduría, visión y fortaleza, para que puedan tomar las decisiones económicas y políticas sensatas y correctas, en beneficio de los países, buscando siempre el bienestar y la prosperidad de sus ciudadanos, que es lo realmente valioso e importante en una nación.


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