Si no recuerdo mal, que no es lo mismo que un mal recuerdo, el cantautor Alí Primera, por cierto también secuestrado por esta farsa de toda naturaleza que se dice “revolución bolivariana”, dijo algo como que cada año politiqueros de todo pelaje acuden al Panteón Nacional a asegurarse que el Libertador Simón Bolívar esté allí bien empotrado en un mármol o tumba de donde no salgan ni sus energías ni sus enseñanzas.

Nada más inútil que recordar en pomposos actos protocolares a hombres próceres que nos precedieron en sueños de libertad, sin que reflexionemos sobre sus vidas muy humanas pero de insólitas realizaciones. Claro en otros tiempos y otras realidades. Comprender la dimensión profundamente revolucionaría que tienen aún sus ideas para ser propulsores de ellas, que en cada tiempo de la humanidad inspiran y movilizan hacia la acción. Corroborar la vorágine que se desprende desde el instante en que se tocan las fibras vitales de los seres que pueden pensar por si mismos, y que a pesar de testarudos y criminales procedimientos de las tiranías para adoctrinarnos y subyugarnos, nos levantamos y podemos volar. Aún desde dentro de presidios desde los espíritus más grandes, que así logran vaciar sus celdas ignominiosas por instantes derrotando a los que pretenden encarcelar  sus conciencias. Al elevarse por encima de tales miserias semihumanas, sobre los esbirros de la cobardía que al recibir y acatar órdenes cometen las atrocidades más denigrantes de cualquier ser vivo del planeta, asumen sus licencias de impunidad desde una fuerza armada sin honor. Fuerza Armada para la represión sus hermanos, de familias, de padres, madres, jóvenes, viejos. Practicar la tortura en seres indefensos parece ser su fórmula de hombría.

Este pasado viernes 17 de diciembre de 2021, a los 191 años del fallecimiento físico de uno de los más grandes hombres de la historia de la humanidad: Simón Bolívar el Libertador nos encontró sumidos en la más profunda crisis de dirección política de los patriotas. Pero esa crisis no es más que la mala cosecha de la pérdida de valores y principios que hemos sufrido como nación. Es imprescindible por ello superarla antes que nada, y encender la llama que alumbre el horizonte, para desatar luego la conducción de un torrente de cientos de miles de almas que como gotas y al unísono se rebelen y desborden todo a su paso, derrumbando las podridas estructuras de la narcotiranía establecida por la traición chavista-madurista, y su entrega al castrocomunismo de Cuba. Amparados en la asistencia de patria perdidas como Rusia y China, amenazantes hoy del orden mundial de mayor paz y prosperidad, en su proceso de expansión nos hace una fácil presa por inexistencia de acción efectiva de nuestros aliados naturales de Estados Unidos de Norteamérica y Europa.

Solo en la construcción de nuestras propias y nuevas bases patrióticas, y desde el diseño de una activa estrategia de formación de comités de liberación está esa inextinguible llama del legado imperecedero de Bolívar en nosotros. Abiertos nuestros brazos, en todos los lugares del mundo donde esté un posible aliado libertario, abracémoslo; ese es nuestro hermano. Donde existe un corazón venezolano que pueda latir al ritmo de nuestro himno “Gloria al Bravo Pueblo” por la ¡libertad y el Estado de Derecho en el mundo! Solo así podremos impulsar nuevamente la libertad e independencia de nuestra nación, para iniciar luego el avance hacia el establecimiento de una nueva República y el renacimiento del Estado democrático. La reestructuración de los tres poderes conocidos y bien definidos en sus competencias: Poder Ejecutivo, Poder Legislativo y Poder Judicial, no será  posible de manera tradicional u ordinaria. Es extraordinaria la urgente necesidad de asumir la conducción de un movimiento de liberación patriótico de Venezuela.

Desde comités patrióticos de base, y desarrollados a partir del accionar de los militantes del deseo de liberar a la patria venezolana como la mayor prioridad existencial de muchas mujeres y hombres preparados por la vida y que están listos para este desafío a integrar, desde Asambleas de ciudadanos, la dirección fehaciente y vinculante de poder democrático originario y que reside en el pueblo organizado, de lucha hasta lograr los objetivos de libertad, igualdad ante la ley de todo ciudadano y democracia para el progreso socioeconómico de toda una renovada nación venezolana.

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@gonzalezdelcas


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