billetes
Foto: Archivo

Esta vez sí lo asesinaron y no hay necesidad de hacer una exhumación loca y atropellada ni se trata de darle rienda suelta a la imaginación prolífica de un delirante militar golpista.

Los venezolanos asistimos al sepelio de lo que fue nuestra moneda. De ella no queda nada. La devastación es tal que nadie se acuerda del retrato africanizado del héroe de la Independencia que mandó a poner el régimen en los billetes, porque ni siquiera circulan.

Para comprar un dólar se necesitan 500.000 bolívares. Sin los ceros que consecuentemente le han quitado, porque serían 50 billones de los de antes. Si eso no es pulverizar la moneda, que alguien le ponga otro nombre.

“Ante un BCV sin reservas, literalmente quebrado y sin otros ingresos de divisas y un público que repudia el bolívar, el resultado es el alza imparable del dólar. Entendamos de una vez: el bolívar murió como moneda”, afirmó el miércoles el economista José Guerra en su cuenta de Twitter. Ya no hay manera de recuperarlo porque el ciudadano no confía en el cono monetario que inventaron en el régimen para tratar de disfrazar la inflación.

Ya hasta los buhoneros venden en dólares. Los camiones de frutas, los que venden plátanos. Falta que el transporte público acepte la divisa, porque de otra manera no hay cómo pagar el pasaje.

El jefe del régimen se ha llenado la boca diciendo que es el único que aumenta el salario mínimo a cada rato, pero la verdad es que en 2020 solo hizo un ajuste ridículo en abril. A pesar de eso, la inflación sigue engordando, tanto, que algunos economistas se aventuran a decir que será de 4.000%. No hay incremento que pueda con eso. Los rojitos tendrían que sacar dinero de sus bolsillos si quisieran decretar un sueldo que le siguiera el paso a este monstruo.

El economista Jesús Cacique lo explica muy bien: 35 meses en default, 35 meses consecutivos de hiperinflación, 27 trimestres de caída del producto interno bruto. Esa es la realidad económica venezolana producto de la corrupción y de la ineficiencia de un régimen al que no le importa la destrucción del país.

Que no vengan a decir que al bolívar lo mató el covid-19, porque los asesinos están campantes pensando en la ley antibloqueo para terminar de raspar la olla. Pero eso sí, en dólares.


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