Remo bogo bogando cual bogavante

Ansioso y persistente

Con férreo denuedo hundo mis remos

Hondos hasta el fondo del cielo de la

Boca Grande

Aquí abajo en el cielo profundo

Donde nadan peces voladores

Y se buscan recíprocos dibujando

Arabescos en la arena de la memoria

Por las tardes lentas e ingrávidas los

Pájaros negros de la melancolía

Regresan en bandadas bulliciosas

De sus vuelos transcontinentales

Y se reúnen festivos a la orilla del

Barranco y cantan y festejan agónicos

La lenta extinción del crepúsculo acuático

Y yo remo bogo bogando

Cual bogavante ansioso y persistente

Contra las tercas corrientes de las

Raudas torrenteras del río inexistente

Que sólo fluye en mi imaginación

De mi onirismo telúrico de indígena

Exiliado de mi mismo.

………………………..

 

He sido feliz

 

He sido feliz en Janokosebe tanto como en Itztapalapa

he bebido de ti hondo y fascinante

he escanciado con enloquecida vehemencia

cual desesperado tu cáliz cóncavo y heterodoxo

y he bebido de tus pozos hirvientes tus espesas

aguas lactificadas por los temblores insoslayables

de tus danzas fluviales de náyade intocada

venida dócil y santificada por los amores irredimibles

que atormentaban tus antiguos insomnios de pecados

paradisíacos

He sido feliz contigo en una solitaria esquina de Bakú

como en la tenue luz de una penumbra de bar

abandonado en una esquina triste del tormentoso

Delta de mis días febriles de cerveza alemana

y sarampión

He sido feliz con mis recuerdos de ti

atizando el fogón cómplice hasta enervar sus

llamas flameantes y convertir sus tímidas

candelas en altas llamaradas incandescentes

que nos aventaban a cielos inconcebibles

No he de negarlo: contigo transgredí los preceptos

ético-morales y quebranté las viejas normas

del pundonor y ajé la virginal tela milenaria

de las convenciones nupciales

Por ti crucé mares y desiertos para saciar

mi antigua sed e inclinarme con reverencia

ante tus turgentes geografías pudendas

y redimirme en ti cual beduino incansable

de tus llanuras temblorosas dulcísimas y

amargas como ajenjo y miel

Ebrio de ti

bebo de ti

me duermo en ti

y despierto en ti

y me olvido de mí

como un enajenado

sin perdón ni olvido.


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