Para los especialistas en el tema de la espectacularización de la política: “La utilización de nuevas tecnologías digitales en la vida cotidiana ha trastocado los escenarios de la comunicación política. Algunos autores van más lejos aún, afirmando que asistimos impávidos a un cambio de régimen mediático caracterizado por la intensificación del politainment (info – entretenimiento) y del simulacro político. La lógica del entretenimiento ha reconvertido el campo político en un espacio escenificado que cuenta con actores, roles, mitos, recursos expresivos, hechos principales y secundarios. En lugar de informar, nos seducen y entretienen”. Las campañas políticas de los nuevos tiempos son más costosas, se requiere de mucho conocimiento y tecnicismo para lograr el objetivo: triunfar.

Pero, también se tienen que utilizar prácticas o paradigmas clásicos, modernos y posmodernos para comprender algunos resultados que a simple vista no se hacen fácil de visualizar, por ejemplo el efecto devastador que pueda causar el voto “oculto” en cualquier aspiración política. La previa a la campaña electoral cada día es más larga, más extensa, se requiere de más imaginario incluso en contra de la voluntad de los propios partidos y, casi seguro, en contra de la voluntad de los mismos ciudadanos que están cansados no de la política sino de la cotidiana politiquería.

La elección presidencial en Estados Unidos fue toda una escuela de pensamientos y de acciones para mantener o capturar el poder, lamentablemente no fue ejemplo de lo cristalino y respeto al voto; sin embargo, se reveló que las nuevas técnicas mediáticas utilizadas cada día son más sofisticadas para el bien o para el mal, los recursos que se destinan cada día son más y mejores, es decir, que los talentos o capital humano como los económicos, e incluso los tecnológicos son cada día superiores e inteligentes, y requieren de mayor preparación y profesionalización para blindar los triunfos electorales.

Quedó revelado en esta campaña norteamericana, cada día en mayor medida, se llevan a los medios de comunicación. Del dominio de estos, en el buen sentido de la palabra “dominio”, dependerá el papel de los asesores y consultores en toda la elección y posteriores resultados. Es significativo recordar una frase que se articula a la situación real, aquí la frase de Alvin Toffler: “Si intentamos controlar los mass media, atentaremos contra la democracia; pero si no lo hacemos, serán estos los que lo harán”. Una frase para reflexionar por la profundidad de su esencia mirando la trascendencia.

En el sentido etimológico, la espectacularización de la política es algo realizado por actores en la esfera de la visibilidad pública que es contemplado o admirado por espectadores o votantes en este caso. No obstante, existen otros sentidos de la aproximación contemporánea entre la política y el espectáculo. El presidente Donald Trump, en sus posturas para avanzar, acorralar y someter a su adversario político utilizó su arrogancia en positivo: la filosofía y la espectacularización de la política americana está orientada al “marketing político”. No obstante, e independientemente del enfoque teórico, la espectacularización de la política se refiere a los aspectos de la actividad política que han sido redimensionados en función de los medios, recursos y lenguajes de la comunicación y de la cultura de masas.

En síntesis, “la espectacularización de la política, se asocia y refuerza junto a otros fenómenos como la campaña permanente y la simplificación de la democracia: la sustitución del contenido por la forma, el desplazamiento de lo real a lo simbólico y el pasaje de lo racional a lo puramente emocional.

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