I

Nuestras vidas se cruzaron en la calle, como les pasa a todos los reporteros. Pero nosotros sí teníamos calle, no este tipo de periodismo que se hace desde la oficina porque el régimen se encargó de cerrar todas las fuentes de información.

Ella era todo lo opuesto a mí. Segura de sí misma, extrovertida y sin pelos en la lengua. Yo era apenas una carajita veinteañera que comenzaba su carrera. Ella era muy buena consiguiendo noticia porque se metía en el bolsillo a los voceros de las fuentes.

Luego coincidimos en El Universal. Todavía recuerdo las peleas a gritos entre Berenice y Pedro Llorens. Yo siempre estaba en el medio, porque el jefe de información me mandaba de mensajera. Con mi vocecita de gato con hambre llevaba el mensaje, ayudaba a Bere a poner en claro su texto y se lo entregaba a Pedro.

Berenice viene de una familia que siempre tuvo muy claro el valor de la democracia. Su tía Regina fue secretaria de Leonardo Ruiz Pineda; otras hermanas de su papá estuvieron presas durante la dictadura de Pérez Jiménez. Ella no podía ser de otra manera porque lo llevaba en la sangre, y por eso tuvo que irse del país a pasar trabajo en Colombia, porque nunca se autocensuró y nunca perdió el objetivo de acabar con este régimen.

II

La campaña de recolección de fondos para cubrir mi tratamiento de quimioterapia ha dado varias vueltas por las redes sociales. Así fue como se enteró Berenice de mi diagnóstico.

Me llamó y todavía recuerdo las primeras palabras que me dijo aquel día: “Mi vida, soy yo, Berenice. Te llamo para decirte que no estés asustada, no señor. Usted es una mujer guerrera que no le debe tener miedo a nada. Vas a comenzar tu quimioterapia y le vas a dar gracias porque ella viene a ayudarte. Yo le hablo a la mía cuando me la están poniendo. Ya tengo tiempo en esto, mi amor, y sé que voy a salir victoriosa y tú también”.

Hablamos mucho. Hablamos de la psiconeuroinmunología, de la doctora María Elena Castés. De los cursos que yo debía hacer. Le expliqué que gracias a mi hermana sé de lo que se trata y me he estado entrenando. “Tú eres una mujer muy fuerte. Somos muy fuertes. ¿Qué es esto para nosotras?”, decía a cada rato.

La segunda vez que me llamó fue para hablar de unos cursos de lo mismo. Me prometió que compartiría mi campaña de GoFundMe para ayudarme con el dinero. Después nos escribíamos por el chat y nos dábamos ánimo.

Sentí que era mi compañera de lucha. La sentí cerca, no en Bogotá. Sentí que me inspiraba su fortaleza.

III

Berenice se fue, pero no la venció el cáncer sino una bacteria.

Lo que realmente me provoca pesar es lo que tuvo que pasar para poder contar con el dinero para su tratamiento. Me causa dolor que haya tenido que recurrir a la plataforma GoFundMe para pagar los gastos de una enfermedad que se convierte en sentencia de muerte en Venezuela. Nunca le faltaron ganas de vivir, lo que le faltaba era dinero. Eso es demasiado triste. Lo sé porque ambas vivimos lo mismo. Me ahoga el corazón que tengan que recolectar dinero para su entierro. Tanto trabajar, tantas guardias, tantas noches de desvelo, tanto patear la calle y no pudo tener la tranquilidad financiera que merecía.

Agradezco tanto a todas las almas bondadosas que han colaborado conmigo. Pero aún necesito donaciones, esta es una carrera de resistencia muy larga, y salvo trabajar para comer, no me queda más dinero. No me avergüenza decirlo, porque en la misma estamos todos los venezolanos. Estoy decidida a vivir y si algo me ha enseñado este proceso es que a veces debo pedir ayuda.

Así está mi querida Mima, María Angelina Castillo Borgo, cada quimio es un realero. Así está mi querida Lorena Labarca con su padre. ¿Por qué hemos tenido que llegar a esto? Son tantos los profesionales venezolanos que diariamente piden ayuda para poder enfrentar un problema de salud. Ya no vale el trabajo, esta plaga de régimen acabó con cualquier posibilidad. Pero no hay que decaer.

Como muchos otros crímenes que ha cometido el régimen (Chávez y Maduro), somos víctimas de la debacle económica y no nos podemos sostener a nosotros mismos.

Berenice, la guerrera, seguro me diría que debo continuar, sacar fuerzas de donde sea, para salir airosa de este proceso a pesar de las dificultades financieras. Espero que ella me acompañe en este empeño y en el de seguir peleando para recuperar al país.

@anammatute


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