Foto AFP

Jorge Mario, de cercana descendencia italiana, ha sido, sin lugar a duda, un “Papa sui géneris”.  Y desde el mismo momento cuando el humo blanco iluminó el cielo en el Vaticano, en señal de “Habemus Papam”. Desechó vestimentas de lujo como prueba de un abrazo a la humildad y a la pobreza, incluyendo, los zapatos que usaba antes de ser electo. Un contraste con los rojos y bien pulidos de Juan Pablo II.

La escogencia de Bergoglio hizo recordar, asimismo, al papa Gregory III, no nacido en Europa, sino en Siria. Jorge Mario, tampoco europeo, sino suramericano. Gregory adelantó una tenaz lucha contra el movimiento religioso cristiano que rechazaba el culto a las imágenes y las destruía, lo cual condujo a que se le calificara como “iconoclasta”. A Francisco se le ha criticado tener pocas imágenes religiosas en su despacho. No obstante, “La Conferencia de Provinciales en América Latina y el Caribe – CPAL” ha rechazado que lo sea y mucho menos comunista y anarquista, epítetos que, también, se le han asignado. Para la “Compañía de Jesús”, más bien denuncia “la dinámica del capitalismo financiero” que conduce a alejarse de Jesús de Nazaret. La defensa del Papa, entre otros argumentos, se fundamenta en “el manejo inhumano del poder político y del capitalismo”, lo cual induce a pueblos desesperados a sufragar a favor de regímenes, los cuales terminan en “dictaduras populistas y fascistas”. No es de descartar que esta apreciación conduzca a ubicar a Mario Jorge en “el progresismo” que, como se lee, “persigue el desarrollo y progreso de la sociedad en todos los ámbitos”. Y especialmente en lo político social

En criterio del catolicismo, ha de tenerse en cuenta, a fin de una opinión objetiva, que estamos integrados por cuerpo y alma. Pero muy específicamente a esta última en lo concerniente al “papado”, que Jesús entrega en sus manos a “Simón Pedro” las “llaves del Reino de los Cielos”, comprometiéndolo a que lo asuma como “la piedra” para fundar la Iglesia. El pasaje bíblico a los pies del monte “Hermón” “Y yo te digo tú eres Pedro, y sobre esta piedra, Yo edificaré mi Iglesia y el poder del infierno no prevalecerá contra ella. Con las llaves de los Cielos todo lo que atares sobre la tierra, será también atado en los Cielos y todo lo que desatares sobre la tierra, será también desatado en los Cielos”. No hay dudas de que “el mandato divino” es, a todas luces, comprometedor, inclusive, muy particularmente, para “Jorge Mario”. Por tanto, ha de reflexionarse en lo concerniente a la amplitud con respecto al juicio que de él se emita.

En el contexto cabría preguntarse, por tanto, ¿será acaso que Jorge Mario aplica al caletre tan encomiable, pero difícil mandato? Respuesta complicada y más aún si se es consciente de que el cardenal Robert Sarah, nombrado por Francisco “prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos”, una determinante posición en “la Casa del Señor”, afirma que “puesto que el hombre mundano quiere cambiar su sitio, su destino, sus ídolos, y mutarlos para siempre, el amigo de Dios debe conservar y quedarse en el sitio en que él lo ha puesto”. Y, además, la máxima de san Agustín de “tener una sola alma y un solo corazón orientados hacia Dios”, la cual pone también de relieve el cardenal guineano. Su libro Dios o nada. No es, por tanto, nada fácil gobernar espiritualmente al mundo.

Francisco, en efecto, sencilla y llanamente, está compelido a imitar a Jesús, tema con respecto al cual las interpretaciones suelen ser en esencia relativas. Dos libros, entre otros, de escritores prestigiosos, tratan, ni siquiera de imitarlo, sino de indagar quién fue y hasta si existió o no. Uno, El zelote. La vida y la época de Jesús de Nazaret, del historiador Reza Aslan, que a juicio de la editorial describe a un hombre lleno de convicciones y pasión, y a la vez plagado de contradicciones. El otro autor es el español César Vidal, con el título Más que un rabino. La vida y enseñanzas de Jesús el Judío. La casa editorial BH/Español acota que “millones y millones de personas adoran, veneran y admiran a Jesús de Nazareth: Dios, para algunos, maestro, para otros. Sin embargo, la realidad es que en el fondo su historia y sus verdaderas enseñanzas han sido ignoradas por generaciones a través de la historia. Siglos de interpretaciones y manipulaciones han intentado ocultar orígenes del fundador del cristianismo”. Una conclusión pareciera evidente y esta es que si es difícil ser cristiano, lo es mucho más ser Papa.

A Jorge Mario, dadas sus actuaciones, suele comparársele con sus dos predecesores, Juan Pablo II y al autor del excelente libro Jesús de Nazareth, Benedicto XVI. Y sin ánimo de crítica, a Francisco no le va bien. Tampoco le ayuda, más que ser argentino, la estrecha relación que exhibe con Cristina Kirchner, esposa de un presidente de la Pampa y hoy vicepresidenta del actual jefe del Estado. La dama, cuestionable y cuestionada. Igual se aduce con respecto al venezolano Nicolás Maduro.

Finalmente, no ayuda tampoco a Francisco el estar sometido a una dualidad de juicios, el de la gente en la tierra y el de Dios en el cielo, la última, como ha de presumirse más severa que a quienes llevamos una vida ordinaria.

Recemos, pues, por Jorge Mario.

@LuisBGuerra


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