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Ahora que abrieron los vuelos entre países cómplices, no les cuesta nada mandarle un avión a la fiscal de la Corte Penal Internacional, Fatou Bensouda, para que venga a pasar unos días en las paradisíacas playas de Los Roques, adonde solo llegan los enchufados.

Eso será lo que le mostrarán a la fiscal internacional, porque los ciudadanos que comen de la basura no solo están en las zonas populares, sino que deambulan por todas las urbanizaciones de Caracas. El deterioro de Venezuela es muy difícil de ocultar.

Tampoco creo que la dejen revisar libremente las redes sociales cuando esté en el país, porque de seguro se topará con el video del número dos (cómo le debe molestar esto) diciendo que el que no vota no come. ¿Quieren más violaciones de los derechos humanos?

El informe que reposa en la CPI desde hace unos años y que apenas hace meses la fiscal admitió que hay indicios de violaciones de los derechos fundamentales solo recoge lo ocurrido en el nefasto año 2017. Pero desde antes el régimen ha perpetrado crímenes inimaginables en contra de los venezolanos y después de esta denuncia que se conoce como Venezuela I ha habido incontables casos que a veces es preferible no recordar.

Así que el fiscal rojito mejor replantea la invitación o se hace el que no dijo nada, porque lo que puede conseguir Bensouda en el país va a ser más elocuente que lo que digan miles de informes y no habrá numeritos que puedan esconder lo que realmente sucede en el país. Diariamente, a cada segundo del día el régimen viola un derecho humano de un venezolano, de eso no hay la menor duda y se nota a leguas.

El fiscal rojito se enorgullece de sus estadísticas, y eso que son solo de 2020, dice él. Sabemos que la fiscal internacional tiene ciertas afinidades difíciles de ocultar, pero lo que no puede obviar es lo que muchos expertos han documentado sobre lo que hace reiteradamente el régimen en contra de cada ciudadano. Es inocultable la violación del derecho a la vida.

Entonces, no importa cuántas páginas gaste en la fiscalía rojita o cuántos batallones contraten para inventar estadísticas (eso debe ser bien difícil) porque el régimen es tan cínico que nunca se ha preocupado por ocultar su naturaleza perversa.

Venga, excelentísima fiscal internacional, para que se convenza con solo recorrer una avenida de que lo que le dicen los países amigos de los venezolanos no es exageración. Quizás así entienda que más que hambre, los venezolanos tienen sed de justicia.


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