Hoy es un día para elevar oraciones llenas de fe. Lo que los venezolanos han sabido reconocer en el médico de los pobres será anunciado para que el mundo lo vea. Pero José Gregorio sabe que hoy más que nunca el país necesita de su protección.

Es muy significativo que en estos momentos oscuros que vive Venezuela sea el doctor José Gregorio Hernández elevado como beato, pues sus hermanos de la misma tierra que lo vio nacer necesitan socorro y ayuda. Esa ayuda que él nunca negó en el ejercicio de su profesión, la que brindó a todo el que se le acercaba en vida y que siguió ofreciendo después de fallecido.

Aunque la Iglesia Católica someta los milagros de José Gregorio Hernández al escrutinio necesario, los venezolanos saben desde el fondo de su corazón que es un médico milagroso, que su bondad y su mano sanadora nunca se han negado a socorrer al necesitado. Haciendo uso del don que Dios le otorgó, el médico de los pobres ha estado presente para el que lo ha invocado.

Lo primero que hay que pedirle a nuestro beato es que acompañe a tantos médicos y personal de salud que se enfrentan y se han enfrentado a las atrocidades de la pandemia, pero también a la necesidad de curar a un enfermo sin los recursos necesarios, porque lo llevan haciendo hace muchos años. Que cuide a los héroes de batas blancas para que sigan cuidando a los venezolanos.

Después, rogarle que atienda el llamado de miles de enfermos, no solo los contagiados de covid-19, sino los que padecen cualquier mal para el que no encuentran cura en este país tan abandonado por un régimen que solo piensa en su propio peculio. Tantos que piden a gritos asistencia en los colapsados centros de salud del país.

Beato, médico de los pobres, que seguramente sanaste a muchos niños venezolanos, no dejes de proteger a la infancia venezolana ahora azotada por la desnutrición, un mal que dejará seguramente huellas. No los abandones porque ellos están llevando la peor parte de este abismo al que nos ha sometido la cúpula rojita. Pero también dale ánimo a las madres, a los padres que tratan todos los días de conseguir el sustento para los suyos.

José Gregorio, Venezuela pide un milagro, el más grande de todos. El país necesita tener la posibilidad de enmendar lo dañado, de cerrar un capítulo nefasto de su historia. Requiere con urgencia comenzar su curación, extirpar los tumores de la maldad que le han sembrado los poderosos corruptos. Los venezolanos te piden con fe que nos llenes de fuerzas, como cuando un cuerpo enfermo requiere de buena medicina para luchar contra el mal, porque queremos sanar, queremos volver a ser el país de la esperanza.


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