La Sala Electoral del TSJ es presidida por Indira Alfonzo | Foto AFP

Las elecciones del 21N tuvieron una larga lista de elementos fraudulentos que evidencian la ausencia de garantías en el desarrollo del proceso electoral: reubicaciones arbitrarias, cierre sorpresivo de centros electorales, desconocimientos de los testigos de la MUD, habilitación de difuntos y no verificación del REP, continuidad de usurpación de tarjetas electorales, inhabilitación de candidatos, no adherencia de candidatos a favor de otros en los lapsos establecidos, entre otros, cada uno más bochornoso que el otro, lo que dejó por sentado la naturaleza fraudulenta e inconstitucional de la elección.

Ahora bien, los resultados de Barinas expresan abiertamente los excesos del régimen de Nicolás Maduro y el ánimo de no ceder el poder bajo parámetros democráticos, toda vez que no respetan los resultados emanados de la voluntad de la población, quizás provocados por el hilo de expresiones derrotistas por el significado de ser rechazados en la llamada “cuna de la revolución”, desatados en los medios de comunicación y en las redes sociales.

Todo el esfuerzo emprendido, con la designación de los supuestos rectores de génesis opositora, la fragmentación de las fuerzas de oposición a través de la Alianza Electoral Democrática, el empuje a Fuerza Vecinal, la seducción a organismos internacionales para que enviaran observadores, que ahora expulsan, son nublados por la firme decisión de mostrarse sin máscaras, arrebatando el triunfo a Freddy Superlano. No bastó el improperio de un jefe militar (ZODI-Barinas), que hurtaran 3 actas electorales, este quizás es el elemento más grotesco que pueda exhibir el Alto Mando Militar de su condición antidemocrática de la actualidad, sino que anulan el proceso e inhabilitan al vencedor a través de la Sala Electoral del TSJ.

Relativo al TSJ

Es significativo que el régimen no haya impulsado el recurso en la Sala Constitucional, instancia de la que tradicionalmente han emanado las decisiones polémicas que han anulado la voluntad del pueblo venezolano, teniendo claros antecedentes en la sentencia que desproclamó a los diputados electos a la Asamblea Nacional por el estado Amazonas, y así también la sentencia que declaró en desacato a la Asamblea Nacional.

Este hecho no debe ser soslayado, las negociaciones de Maikel Moreno con factores internacionales son de conocimiento del régimen, la visita del fiscal de la Corte Penal Internacional, Karim Khan, supone la necesidad de replantear escenarios derivados de los acuerdos establecidos. La Sala Constitucional es donde Maikel Moreno posee mayor influencia y la inadmisibilidad del recurso ante ella hubiese tenido efectos devastadores.

En cambio, la Sala Electoral, donde tienen mayor influencia Nicolás Maduro y Cilia Flores, es presidida por Indira Alfonzo, que aspira a la Presidencia del TSJ el próximo año, de allí su decisión de respaldar una acción de estas características, tratando de cobrar la notoriedad y el compromiso que la catapulten como sustituta de Moreno.

Sin embargo la Sala Constitucional, el poder de Maikel Moreno, los acuerdos que se tejen internacionalmente, vuelven a estar sobre la mesa cuando Freddy Superlano interpone un recurso de revisión por considerar que la Sala Electoral, en las sentencias 78 y 79, en desconocimiento de su propio criterio, en violación de la ley y de la voluntad del pueblo de Barinas, evita su proclamación como gobernador legítimamente electo. Este recurso no solo es observable desde el punto de vista de obtener la gobernación de Barinas, sino que representa una importante grieta entre quien usurpa el poder y el presidente del TSJ, quien en definitiva determinará la decisión de la Sala Constitucional, teniendo en sus manos la posibilidad de enviar un mensaje al mundo en consonancia con los acuerdos que se plantean para el rescate de la institucionalidad y la democracia. De continuar en esa línea es un salto al vacío con enormes consideraciones en su contra y él lo sabe.

Relativo al CNE

El CNE dirigido por Tibisay Lucena era un órgano más del régimen, su opacidad era notoria, no se esperaba nada positivo de esa instancia. El “nuevo CNE” es peor que el dirigido por la Dra. Lucena, porque este ha hecho creer a un sector del país que la presencia de Roberto Picón, hombre de extrema confianza de Henrique Capriles, podría de alguna manera tener una conducta equilibrada; quizás Enrique Márquez pecó de sincero cuando advertía que los procesos electorales serían medianamente transparentes.

El engaño sostenido y las debilidades de este CNE superan a corto plazo los procesos llevados a cabo por el anterior, la conducta de obediencia ante el régimen y la subordinación ante el TSJ, sin una manifestación clara e irreverente ante el robo de actas por parte de un comandante de la FANB, las amenazas de Diosdado Cabello a los rectores, son más un recordatorio de los compromisos adquiridos, que sin lugar a dudas dan una ubicación clara del papel de estos rectores en ese organismo.

Barinas es su peor ejemplo, la deshonestidad que imponen al país es aliento al factor que tanto rebaten de la abstención, esa es una voz ausente y a la vez firme que se niega a convalidar actos imposibles de ser democráticos, pues los superpoderes del Estado siempre estarán al final de la línea para convertir los triunfos en derrotas y obligar a repetir el terrible circulo desde cero sin oportunidad de variante alguna, que conduzca a un resultado diferente.

En todo caso, la marcha debe seguir por conquistar procesos electorales con garantías, y no los espejismos vendidos por el régimen y la falsa oposición.

@jufraga12

 


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