I

La admisión pública de que estoy pasando por un proceso de sanación me ha costado mucho, pero a la vez ha sido para mí una lección de que no tengo por qué hacerme la fuerte e invencible y que está bien pedir ayuda cuando la necesito.

Pero la ayuda no solo la he necesitado de especialistas en diferentes campos, por supuesto el oncológico con mi doctor, pero también el psicológico y el inmunológico. El cáncer es un asunto multidisciplinario y he tenido la bendición de contar con todo el apoyo.

Lo que más me ha costado es pedir ayuda monetaria. Yo creo que quien ha ejercido una profesión como la mía por más de 30 años, debería estar en capacidad de asumir los gastos para recuperar su salud. Como sucede en cualquier país del mundo. En Venezuela es imposible.

Pero tuve que hacer de tripas corazón cuando mi sobrino me dijo que hiciéramos el Go Fund Me que me ha permitido año y medio de quimioterapias y exámenes. Agradezco tanto a todos los que me han ayudado, desde mi corazón y desde mis pulmones que pronto estarán totalmente recuperados.

II

Mi amiga y hermana Ileana Matos sabe la vergüenza que sentí al tener que hacer esta campaña. Pero me alentó y me apoya, como todos mis amigos y mi familia. Sin embargo, consideramos que ninguno debería pasar por esto, porque la falta de recursos para luchar contra cualquier enfermedad no es y no debe ser parte de la normalidad.

Sin embargo, aquí en Venezuela es uno de los síntomas de la crisis humanitaria. Hoy soy yo, que tengo la bendición de poder escribirlo. Pero son cientos los que diariamente apelan a la solidaridad de los buenos samaritanos para poder enfrentar un proceso como este en un país dirigido por un régimen que acabó con el sistema de salud público y que ha hecho imposible la compra de medicamentos.

¿Y qué pasa con los periodistas? Lo he dicho muchas veces, los comunicadores son seres humanos que sienten y padecen. En este caso, son también víctimas de la crisis económica pero con un agregado: luchan diariamente contra toda adversidad, medios cerrados, persecuciones, falta de recursos, escasez de medicamentos y comida, enfermedades crónicas sin atención. Todo por hacer su trabajo: decirle al mundo lo que pasa en Venezuela.

III

¿Y cuando se enferman qué hacen? ¿Cuántos hablan de los periodistas venezolanos y sus padecimientos? ¿Cuántos llevan la cuenta de las campañas que se han tenido que hacer porque algún colega necesita ayuda monetaria? Ha habido casos de pobreza extrema que muchos no quieren ni mencionar.

Por eso es que apoyo a Ileana en su idea. Qué bueno sería que las organizaciones gremiales de otros países se unieran para crear un fondo de ayuda para los periodistas venezolanos. Ni siquiera hablo de mí, sino de los que siguen pateando la calle, buscando noticia y arriesgando su vida.

Organizaciones como la Federación Internacional de Periodistas o la Sociedad Interamericana de Prensa o incluso el Grupo de Diarios América podrían hacer campaña para que sus afiliados colaboraran con una causa que incide directamente en la protección a la libertad de expresión y de información.

Porque los periodistas también sufren hambre, falta de medicamentos, sé por experiencia propia que no tienen dinero para ir al médico o es lo último en su lista de prioridades. Apelar a la solidaridad de todos ha sido mi salvación, pero apelar a la solidaridad de los colegas del mundo y sistematizar esa ayuda sería como un soplo de tranquilidad entre tanta angustia que vive el periodista venezolano.

@anammatute


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