Este texto es de hace dos años y tiene una vigencia de cara a la actual situación del país. después de darle unos martillazos, y hacerle latonería y pintura en su narrativa; reemplazar algunos tornillos políticos y algunas piezas sociales, económicas y militares, aquí esta de nuevo. Listo para ser rodado por las autopistas del debate electoral.

La actualización tiene que ver con el lema que también anda rodando en la campaña electoral de las elecciones primarias de la oposición. A pesar de tener certificado de origen, el eslogan “Hasta el final” ha comprometido en el discurso a todas las candidaturas; pero además, incorpora en el desenlace muy puntualmente, a la Fuerza Armada Nacional (FAN) porque hasta el final es… hasta el final. Y para eso hay que enganchar en el compromiso a un militar con un perfil definido.

Se trata de un empleo para un militar sin referencias como si se estuviera solicitando un motorizado con moto propia para cumplir encargos y demandas de la ciudadanía y de la carta magna, con el respaldo de un juramento ante la bandera nacional para defender a la sociedad.

Se solicitan ciudadanos uniformados. Los aspirantes deben dirigir su currículum a la siguiente dirección: avenida Constitución Nacional, en el número 328 Fuerte Tiuna, El Valle, Caracas o cualquier otra instalación militar de la república. No es indispensable tener sanciones por la OFAC, en todo caso de estar en la lista negra del Departamento de Estado norteamericano, con alerta roja de la Interpol y con recompensa montada en millones de dólares, es necesario consignar en la carpeta de promoción que se va a entregar para evaluación una lista de todas las informaciones y evidencias que se van a negociar para la absolución política definitiva y el borrón y la cuenta nueva correspondiente, una vez que se brinque la talanquera. Estas deben atender a un impacto bien significativo en la estabilidad y permanencia del régimen que usurpa el poder desde Miraflores, contribuir a su derrocamiento definitivo sin posibilidades de alguna reacción tipo todo 11 tiene su 13 ; y garantizar la gobernabilidad y la estabilidad del gobierno provisorio que encamine la transición política hacia la democracia definitiva en Venezuela.

El perfil que estamos exigiendo para evaluación es el de un venezolano con criterios personales, para quien las responsabilidades tengan un valor fundamental, la familia sea una referencia importante y el futuro una meta personal, profesional, institucional y nacionalista de primer orden. Adicionalmente, es válido señalar, que el candidato seleccionado deberá trabajar de respaldo con la sociedad civil venezolana para todo el proceso de la recuperación de la democracia, la vigencia de la Constitución Nacional y el Estado de Derecho, y el levantamiento de las banderas de la libertad, la independencia, la soberanía, la paz y la unidad de la nación. Requisito sine qua non, llevar al país, en el plazo más corto, a unas elecciones presidenciales y pacificarlo. ¡Léase bien! ¡Pacificarlo!

La entrevista personal hará mucho énfasis y se centrará en dos temas que debe desarrollar oralmente el aspirante. En primer lugar, el rol que jugaron los militares en las transiciones políticas del gomecismo al lopecismo; después de la muerte del general Juan Vicente Gómez el 17 de diciembre de 1935 con el general Eleazar López Contreras, quien era el ministro de la Defensa de la satrapía gomecista; y en segundo lugar, el proceso de transición desde el perezjimenismo hasta los 40 años de la democracia, después del 23 de enero de 1958,  encabezado por el contralmirante Wolfgang Larrazábal. De esta etapa, el aspirante deberá argumentar cómo los coroneles Roberto Casanova y Abel Romero Villate fueron incorporados a la Junta de Gobierno inicial y de qué manera la presión política los sacó de la misma. Una tercera opción para el intercambio será decidida entre los casos de los generales de división Manuel Antonio Rosendo y Manuel Christopher Figuera, exjefes del Cufan número 1 y del Sebin, respectivamente, quienes una vez que decidieron salir del infierno revolucionario del patria, socialismo o muerte, y dar un paso al frente hacia la democracia, permanecen en un purgatorio sin haber rendido debida cuenta de su pasaje rojo rojito. Los casos del general en jefe Raúl Baduel, de los mayores generales Hugo Carvajal Barrios, Miguel Rodríguez Torres y Cliver Alcalá, se valorarán con la presentación de un trabajo investigativo por escrito, una vez que sean seleccionados y antes de suscribir el contrato de trabajo. La línea de investigación estará centrada en los aportes para contribuir al cambio político en Venezuela. Deberán presentar igualmente un breve ensayo –con un máximo dos cuartillas- de los casos de los generales Manuel Antonio Matos Tinoco, jefe de la Revolución Libertadora en el año 1902, quien fue capaz de diluirse en una transición desde un gabinete de guerra contra el general Cipriano Castro a ser un ministro con vara alta en el régimen del general Gómez. Y el otro ensayo estará relacionado con el general Román Delgado Chalbaud, padre del teniente coronel presidente y jefe de la Junta Militar de Gobierno que derrocó al presidente Rómulo Gallegos, aquel siendo compadre del alma el general Gómez le monta una invasión por las costas orientales en el año 1929 en la conocida invasión del Falke.

El cargo atiende a unas especificaciones bien puntuales. Se trata de una transición y el apoyo militar. En atención a que el mismo tiene unas tentaciones obvias, el jurado espera que los aspirantes no lean mucho de esa etapa donde el general Juan Vicente Gómez, antes del 19 de diciembre de 1908, acumuló suficiente resentimiento contra sus compadres Cipriano y doña Zoila, por haberlo puesto a capar los gatos de la camada felina presidencial. Tanto como para ponerlos a deambular durante 27 años por todas las islas del Caribe mientras él ejercía el poder entre Caracas y Maracay. Ni el correspondiente al otro paisano de Michelena que participó en otra transición iniciada el 18 de octubre de 1945, culminada con él en Miraflores, 15 años después, cuando decidió irse en la vaca sagrada, previa recomendación muy sana de otro compadre, por aquello de que pescuezo no retoña.

Siempre será una tentación inexplicable para cualquier militar amarrar su caballo en la reja de Miraflores por un ratico que generalmente se prolonga por más de diez años. Esas, son conclusiones forenses post transición, muy útiles para politólogos, para analistas y para historiadores.

La jerarquía no es privativa ni indispensable para la asignación del cargo. Pasa por quien encabeza la cúpula militar en este momento, el general en jefe Vladimir Padrino López, o cualquiera de los generales y almirantes de eso que llaman el Estado Mayor superior; pero también encaja un oficial con los suficientes arrestos personales y con coraje profesional para darle cumplimiento a sus deberes militares y a su juramento de defender la patria y sus instituciones hasta perder la vida. Y eso, lo puede hacer cualquier militar con soles, con estrellas o con jinetas, en la situación de actividad o retiro, con cargo de comando de tropas o no (cualquier duda sobre este particular, remítanse al caso del general Charles de Gaulle) que asuma una posición de ponerse en el momento oportuno en el rol del Juan Parao del Cantaclaro de Rómulo Gallegos y saber cuándo es el momento de cambiar el menudo por la morocota. Y aquí, precisamente aquí, es cuando remitimos al ejemplo poco útil para los candidatos al cargo, de las decisiones del general de división Efraín Vásquez Velasco, entonces comandante general del ejército en los eventos del 11 de abril de 2002, quien en ese momento decidió quedarse con el sencillito graneao y despreció la morocota. Ya ustedes saben, a casi veinte años de esos hechos, que esa es la referencia. Sobre este último segmento, los aspirantes serán sometidos a un juego de roles para evaluar la pertinencia de sus decisiones y la consistencia del ejercicio de sus funciones.

No se va a declarar desierta, bajo ninguna circunstancia, la selección del candidato. En caso de no presentarse aspirantes militares con el perfil, el llamado se orientará hacia los paramilitares que también sirven de soporte y de plataforma cívico militar para mantener en el poder al régimen. Entonces las valoraciones se harán en La Vega, El Carpintero de Petare, la Cota 905 o La Piedrita y ya no será en el futuro, la reja de alguna ventana del Palacio de Miraflores que servirá de horcón o de caney al caballo de un general, y sí, el puesto de estacionamiento de una moto. Solo se exigirá que la moto sea de su propiedad.

En fin para concluir el aviso clasificado, para destruir el presente en Venezuela y construir el futuro, se solicita un militar sin ningún tipo de referencias, estas se construirán durante la transición política… o un motorizado con moto propia.

Se reciben carpetas hasta el 22 de octubre de este año.


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