Mientras escribo, recuerdo a Chávez en sus interminables cadenas, en cada inflexión repetía contundente: “El problema es el capitalismo, que roba, explota, destruye… un sistema que sólo le interesa hacer más ricos a los ricos”. Muchos en ese entonces creían que esto era cierto.

Reviso el informe Encovi 2022 y encuentro que después de más de 20 años de un gobierno socialista que ha implantado un régimen contrario a la libertad en todos los planos, en el económico, contra el mercado y el crecimiento empresarial, solo hemos llegado al final predecible, un aumento de la desigualdad, lo cual significa que el bienestar solo cubre al pequeño grupo de protegidos y cercanos al gobierno, mientras el resto, más de 90% se empobrece sin remedio.

Para un gobierno socialista que toma el poder con el grito de guerra de acabar con la desigualdad, constatar que la diferencia ha aumentado es prueba de un fracaso estruendoso, no solo ha fracasado, sino que ha destruido lo que existía y no ha logrado poner algo distinto y nuevo en la realidad. Este resultado es prueba de un fiasco teórico, el modelo socialista no resuelve la desigualdad y un fracaso práctico, en sociedades donde se impone el socialismo, la desigualdad aumenta. Este resultado puede comprobarse en todo el mundo en los 16 países que conformaban la Unión Soviética, en la anterior China y entre nosotros en Cuba.

Según los informes estadísticos en Venezuela la mayoría de nuestra gente está en la clase D y E, habitan en barrios sin servicios, con viviendas inacabadas, carentes de servicios comunitarios, con dificultades para acceder a un ingreso que les permita vivir adecuadamente, esto por falta de educación o preparación para el trabajo y/o por falta de oportunidades. Cada vez existen menos empresas, la oportunidad más fácil es la informalidad o el empleo público improductivo (sin ningún futuro, pues casi siempre funciona como mecanismo de afiliación política). Los números muestran que la población sin actividad económica es alrededor de 7 millones de personas y que los informales se acercan a los 6 millones. «El sector de manufactura es el más afectado, pues en 1999 había 11.138 industrias, pero esa cifra se fue en caída libre y en 2020 solo quedaban 2.121 operativas, mientras que de 600.000 comercios que había el año pasado, solo quedan 2.000. Miles de trabajadores quedaron sin empleo» (Luis Oliveros).

Si esto es así, entonces tendremos dos bandos en nuestra sociedad: los que trabajan en el gobierno o empresas formales y por ende son contribuyentes (cerca de 6 millones) y el resto, es decir aquellos que hay que sostener, que no pagan impuestos (12 millones de personas); súmele a esto el desempleo. Según el Fondo Monetario Internacional, Venezuela registra una tasa de desempleo de 58,3% en 2020 y lo que va de 2021, la cifra más alta del mundo. La verdad es que el resultado es desalentador. Entonces ¿el problema será el capitalismo, como dicen Chávez y Maduro? “Economista Edgar Urbáez señaló que las pocas empresas que están laborando lo hacen a 30% de su capacidad”.

Veamos qué han hecho los socialistas para resolver el problema, según ellos, creado por el capitalismo. La impresión a priori es que durante estos últimos veinte años este gobierno ha ignorado totalmente la pobreza como tema estructural, social, económico y cultural, su visión de la pobreza se reduce a un campo de proselitismo político. Crea la bolsa CLAP como mecanismo de redistribución de alimentos baratos, pero lo nutre con importaciones, no lo convierte en una fuente de crecimiento, de fomento de la producción de alimentos, propicio para el surgimiento de nuevas empresas proveedoras y para la generación de empleos. La revolución se conforma con importar los alimentos de Brasil, Nicaragua, México, los verdaderos ganadores del proyecto CLAP.

La salud y la educación se las ha entregado a un país completamente en crisis como es Cuba, traen médicos o funcionarios de allá, se pelean y tratan de arruinar nuestras universidades, provocan un éxodo terrible de nuestros jóvenes graduados, abandonan la red de ambulatorios (más de 4.000) y nuestra excelente infraestructura hospitalaria. Sustituyen la red de salud por unos cuchitriles de 20 mts2 en los barrios -hoy abandonados-. Peleados con los médicos, abandonados los hospitales y ambulatorios ¿Qué clase de salud podemos tener?

En cuanto a la posibilidad de que las familias venezolanas tengan mejores ingresos, esto se convierte en otra gran estafa, una de las grandes vías para dejar de ser pobres es que existan más y mejores empleos y cada vez menos población dependiente o inactiva por cuenta de cada trabajador, el socialismo produce lo contrario, menos empresas, más empleo improductivo y aumento de la población dependiente de subsidios. La población inactiva ha aumentado en 2 millones. Es curioso constatar cómo entre la población inactiva la categoría estadística “Otros” agrupa a más de 1,5 millones de personas, mayor a la cifra del desempleo ¿o será que ahí están parte de los desempleados? Mientras esa carga de inactividad esté sobre los hombros de nuestros trabajadores, la mayoría con salario mínimo, el más bajo de América Latina, o se resuelva con subsidios miserables, nunca dejaremos de ser pobres.

El otro aspecto fundamental se refiere a los programas o políticas a favor del sector informal del mercado de trabajo, 6 millones de trabajadores. Querido lector ¿ha oído o leído alguna propuesta del gobierno durante estos 20 años cuyo objetivo sea mejorar, regularizar o apoyar el crecimiento del ingreso de este grupo, el cual es el sector más numeroso de trabajadores (el doble que el empleo público y 2 millones más grandes que el empleo del sector privado formal)?

En síntesis ¿Qué ha hecho el gobierno para resolver la desigualdad? Hacer crecer los inactivos, engañar a los jóvenes con una oferta de programas educativos mediocres como La Chamba Juvenil, cuya perversa propuesta es hacer creer a los jóvenes que capacitarse o estudiar y aprender no es necesario, que puedan cambiar su etapa de estudiar por un salario miserable que alcance para los gastos de un fin de semana.

El CLAP  y los insignificantes bonos no son más que un engaño a las familias, no pueden suplir el  trato a los venezolanos como ciudadanos  productivos y  emprendedores, única posibilidad para el retorno de los 7 millones de venezolanos que han huido del país por carecer de medio para sobrevivir, aquellos que en un momento dado de sus existencias se encontraron con las manos vacías y sin alternativas, puedan iniciar un proceso de regreso positivo.

Ahora veamos ¿qué podrá hacer el candidato electo en las primarias? En principio todo lo contrario, lo elemental, en lugar de destruir y expropiar empresas, fomentar el surgimiento de miles de ellas, nuevas empresas por todas partes, en cada municipio, empresas capaces de generar buenos empleos y oportunidades para la gente, erradicar la tara intervencionista, estatizadora por la promoción de la libertad económica y emprendimiento.

Respaldar nuestros productores, la manufactura, criadores, pescadores, grandes, medianos y pequeños. Recuperar los azotados medios de comunicación, no olvidar que han sido 221 estaciones de radio cerradas, 7 cadenas de TV y más de 60 periódicos. Revivir instituciones de apoyo a los productores y emprendedores como una vez fue Agroisleña, capaz de suministrar insumos, equipos, y asistencia técnica a nuestros productores, una empresa privada más útil para el productor que el Ministerio de Agricultura, ocupado sólo de alentar invasiones y expropiar las empresas rentables, irresponsablemente expropiadas por Hugo Chávez.

El gran objetivo es lograr que la gente pueda ganarse la vida decentemente, menos inactivos, menos improductividad, acabar con la educación sin calidad, menos trabajo basura e informalidad precaria, corregir las graves   fallas de servicios básicos (agua y electricidad). Apostar a una muy buena educación, formación, créditos para los trabajadores y emprendedores a todo lo largo y ancho del país. Crear muchísimas empresas y por ende montones de empleos, nuevos emprendedores, seguridad en las calles y en los hogares, aumentar la confianza en nuestras leyes y jueces comenzando por soltar a todos los que están presos injustamente, abrir las puertas a los exiliados, a nuestros petroleros en diáspora, entre otros.

Creo que la destrucción ha sido tan profunda y devastadora que el triunfador de las primarias podrá y tendrá que concientizar la magnitud del reto que enfrentamos, la crisis total que nos apabulla. Un gran trabajo que debemos apoyar todos los venezolanos.

No olvidar que nuestra gran ganancia ha sido crear conciencia de que la solución no es el Socialismo, mil veces derrotado en todos los rincones del mundo, apreciar y revalorizar el capitalismo cuando es solidario, humanitario, capaz de crear riquezas y de prevenir inequidades al mismo tiempo. Solo deja de ser pobre una sociedad cuando se genera más valor cada día, hay paz, seguridad, respeto a la condición humana y sus amplias mayorías pasan a formar parte de una clase media en permanente progreso, educación y responsabilización. No hay ninguna alternativa. Hay que lograr que las condiciones de vida que prevalecen en los estratos D y E desaparezcan, sean derrotadas, que las soluciones de crisis y malestar puedan ser prevenidas, corregidas o resuelta por la voluntad del resto de la sociedad. Sólo este camino calmará nuestras angustias existenciales.

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@isapereirap

 


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