Abordamos un tema en el que no muchos han puesto énfasis pero que sin embargo puede tener un efecto determinante en el futuro inmediato y el de largo plazo de Venezuela.

Se trata de que el 5 de enero vence el plazo legal de existencia de la Asamblea de 2015, que desde la oposición (la de verdad) llaman “legítima” y que es la que permitió a Juan Guaidó, en 2019, asumir la cualidad de presidente (E) de la República dada su condición de presidente de dicho cuerpo legislativo.

Parece evidente que ese interinato, que en su momento tuvo sustancial apoyo, hoy pudiera estar viviendo sus días postreros. Tan lamentable conclusión se intuye de la observación de la lucha fratricida que se libra en ese cuerpo legislativo, que por sus propias disposiciones culminaba su existencia el pasado 5 de enero de 2022 y que a último momento ―con el agua al cuello― se consiguió una prórroga, solo por un año, hasta enero de 2023, acudiendo a la modificación de su propio Estatuto de Transición aprobado en 2019. Esa prórroga costó mucho trabajo y solo se consiguió luego de feroces desacuerdos entre los partidos del G4 que tienen representación en dicha Asamblea “legítima”. Tal como ha podido ser observado por todo quien tenga algún interés, las disputas entre los “sapos del mismo pozo” han llegado ―y en ocasiones traspasado― a extremos canibalísticos en los que quienes se etiquetan como oposición “legítima” no han dudado en anteponer sus intereses personales o grupales por encima del interés del colectivo venezolano que en 2015 les dio la representación a través del voto.

La misma situación se observa hoy día, a semanas de culminar el plazo de la existencia de dicha Asamblea, a menos que busquen algún otro argumento de prestidigitación para obtener una prórroga y luego se pongan de acuerdo en defenestrar a Guaidó o ratificarlo; y, en este último caso, bajo cuáles  condiciones de subordinación, que ojalá no sean las mismas que llevaron a esta gente a la dilapidación del enorme capital político que en su momento tuvieron.

En esta época de descreimiento total uno pudiera pensar que el desenlace de la situación antes explicada no afecta a los habitantes de manera directa. Grave error, como veremos.

Sea como fuere la precariedad del interinato, lo cierto es que tiene el reconocimiento de más de cincuenta países, entre los cuales algunos de los más relevantes (Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Francia, etc.) coinciden en ser la sede de las mayores empresas u organizaciones que de momento tienen en su custodia los activos externos de la nación que con tanto desespero reclaman el “psiquiatra del terror” y su combo, mientras paralelamente anuncian a quienes les quieran creer que ellos en la reciente reunión de México han rescatado el “dinero robado”…etc. Entre esos activos ―bajo cuidado y administración del gobierno (E)― se encuentran nada menos que Citgo, el oro depositado en el Banco de Inglaterra, cuentas congeladas, etc.

Además, en Estados Unidos, en adición a los activos se cuenta con las sanciones que permiten al Ejecutivo, a través del Departamento del Tesoro, proteger temporalmente a Citgo y a Pdvsa de las ejecuciones judiciales que ya están sentenciadas por los tribunales norteamericanos y solo postergadas mientras Mr. Biden siga reconociendo a Guaidó, aunque tenga que hacer algunas concesiones. En el Reino Unido los “robolucionarios” no han podido meterle mano al oro venezolano, que allí se encuentra justamente porque el Poder Ejecutivo inglés ha informado al juez de la causa que el “gobierno de Su Majestad” solo reconoce el interinato. ¿Qué pasaría si no hay interinato?

Así pues y para que se entienda bien claro: le guste o no al G4, a los caníbales de la oposición, a los amigos o enemigos de Guaidó, etc., el punto es que si no hay más Asamblea de 2015 (con o sin Guaidó a la cabeza) ya no queda para la comunidad internacional sino un solo gobierno y ese sería el de Maduro, que por obvia consecuencia quedará en control de los activos, con lo cual imagínese usted, lector, ¡lo que harán!

Por ello, desde esta columna se hace un llamado a los actores políticos que habrán de decidir la continuación o no del interinato para que piensen primero en los activos y después en sus aspiraciones. De la propia mesura de ellos no se puede esperar mucho. Por eso es que proponemos que desde todos los rincones y sectores se les presione para que ―al menos― ¡no dejen que les birlen los reales!

@apsalgueiro1


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