Asamblea Nacional designa a nuevo embajador de Venezuela en Francia
Foto EFE

Esta semana se instalan dos parlamentos en Venezuela. Por una parte, la Asamblea Nacional del régimen; por la otra, se eligió apenas ayer la directiva de la Asamblea Nacional legítima, la histórica de 2015. Este fenómeno debe ser una ocurrencia muy original caribeña y venezolana. Años de paralelismo en el Poder Legislativo. Como si hubiera dos Estados. En algún momento hubo un intento tibio de concreción de esos dos Estados. No se avanzó suficiente en ese camino.

A algunos opositores hay que llegar incluso a explicarles el por qué de la existencia y la permanencia de la Asamblea Nacional legítima. Aunque parezca cuando menos raro. El golpe político más contundente que le ha propinado la oposición al régimen del terror ha sido esa elección popular de 2015. Podríamos decir que hasta allí hubo elecciones que pudiéramos considerar como tales en Venezuela.

Para contrarrestar el golpe certero del funcionamiento de esa Asamblea, el régimen se inventó una Asamblea Nacional Constituyente. Otro bodrio, previo, que nada constituyó. Simplemente sirvió a los fines de darle contrapeso al enorme poder político de aquella Asamblea de valientes. No conformes con eso, se dedicaron a atacar físicamente a los parlamentarios, a cortarles la luz del palacio legislativo, a golpearlos y perseguirlos a la salida, hasta echarlos definitivamente de ese espacio. Yo mismo participé invitado en una sesión de calle, en Cumbres de Curumo,  porque ese parlamento no ha parado de resistir.

¿Como ahora va a suceder que hasta la misma oposición, a menos que sea la identificada con un animal rastrero y ponzoñoso, va a zumbar estocadas contra la existencia misma de la AN 2015? ¿Le hacen el coro al régimen? La otra, la Asamblea del terror fue dizque electa en 2020. Algunos opositores hasta la reconocen y buscan jugar a los dos bandos. Llegan a participar en sus sesiones, invitados como «sociedad civil» y se juramentan como comisionados. Capacidad de olvido que desata una inmensa capacidad de asombro. A aquellos los llaman diputados y los verdaderos diputados electos, los arriesgados opositores resultan escondidos, como con vergüenza de que existan. ¿Qué diablos pasa? La Asamblea de la oposición es la de 2015, que puede haber cometido errores, como es lógico en tan turbio acontecer político, pero que ha luchado y ha resistido y ha contribuido con contrapesar verdaderamente el poder macabro en Venezuela. La de 2020 es producto de la cobardía del régimen de continuar en una Asamblea mixta, de verdadera representación nacional.

¿Olvidamos que en esa elección de 2020 la oposición ganó con la abstención de más del 70% de los votantes, o ese triunfo no se cobra? Por ahí salió Nicolás Maduro con sus denuestos a la AN legítima. Es lógico. La aborrece porque es el verdadero contrapeso de su poder, el único de elección popular, porque la Plataforma Unitaria no es producto de elección, aunque haya demostrado una estupenda realización de su trabajo. En la AN 2015 están representados los partidos opositores. Y sí, en Venezuela existen dos Asambleas Nacionales. Una del régimen y otra de la oposición.

Este asunto sólo se resolverá cuando se convoque a elecciones parlamentarias, luego de las presidenciales y se vuelva a integrar un parlamento donde todos los factores políticos estemos representados. Esperamos que el régimen del terror tenga la valentía de reconocer en ese momento nuevamente la derrota que le vamos a propinar como en 2015 y no salga a abandonar el parlamento en busca de un paralelo distorsionador. A los opositores que juegan con el régimen a esconder la gloriosa Asamblea Nacional 2015 es preciso recordarles todo este proceso y lo que ella representa actualmente en el país. ¿Se lo imaginan en estos momentos cruciales sin ella? Por eso la atacan. Con el más feroz aparato comunicacional. El mismo que ha servido para opacar la nuestra. En nuestras manos queda la exaltación de esa Asamblea, de sus corajudos parlamentarios y de su proceder en la reconquista de la democracia y la libertad en el país.


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