Es relevante destacar en el contexto electoral, el partido de gobierno y sus líderes fundamentales ya no se preocupan por establecer un rumbo definido a largo plazo; no existe un proyecto de país, sino ideológico, se inquietan y ocupan solo de ganar elecciones apuntaladas en políticas populistas, resguardándose en un socialismo sostenido en el buen vivir, pero, no se debaten ideas, solo se habla de políticas públicas apuntadas en misiones.

Es evidente, el chavismo ya no es mayoría electoral, el proyecto socialista del siglo XXI no terminó de inventarse. En un momento electoral, queda develado que el gobierno central rápidamente va recurrir a la miseria del populismo por su desesperación ante los números que arrojan todas las encuestas nacionales, incluso la pro gobierno. El populismo oficialista solo buscará influir en las emociones de los votantes chavistas que ya no creen en la revolución, el populismo del gobierno de Maduro apunta solo a la captación de votos sin importarle sus efectos primarios y secundarios que puedan causarles al país.

Nicolás Maduro informó el12 de septiembre que ya activará su maquinaria electoral para prepararse más allá de las elecciones presidenciales de 2024 incluso se refirió a las elecciones parlamentarias, regionales y municipales que deberán realizarse en el año 2025. Para el análisis de la oposición quedará, Maduro aspira que los tres procesos se harán de forma conjunta, es decir megaelecciones.

“Eso es muy importante, prepararnos para dos años clave de la revolución en lo político. Para la gran victoria de las elecciones presidenciales de 2024. Y prepararnos porque en el año 2025 hay elecciones conjuntas de la Asamblea Nacional, gobernaciones y alcaldías conjuntas”, Es decir, Nicolás parece informar y ordenar, más que proponer, una sola elección en 2025. Esto a pesar de que el Consejo Nacional Electoral es el único poder público con la potestad para convocar y organizar procesos comiciales.

Hasta el momento Nicolás Maduro transita en solitario en la carrera de las elecciones del máximo cargo político de Venezuela en 2024, mientras su popularidad se debate a diario según la situación económica. Ahora bien, la ausencia de una oposición unida conecta con la reelección de Maduro, el chavismo se desliza de las reservas de una población cautiva a través de los mecanismos populistas, como la asignación de bonos, beneficios sociales y salarios mediante el Estado.

La falta de competencia política ha sido clave para Maduro en los últimos tiempos, con inhabilitaciones a sus principales contendores. No obstante, el gran desafío de los opositores 2024 se moverá en deben convencer a través de sus narrativas a los votantes de que pueden impactar positivamente en la calidad de vida y en temas puntuales en la existencia humana de todos los venezolanos, más allá de la diatriba política.

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