Pagar “influencers” (antes los llamábamos relacionistas, lobistas o simplemente editores o personas con influencia) para sembrar argumentos falsos se ha hecho frecuente por parte de dirigentes políticos, funcionarios, incluso empresariales, por ejemplo, los que gobiernan en China pagan para ocultar la represión contra la religión, los derechos humanos, y la persecución a quienes se le enfrentan. Simplemente, los apresan, torturan o asesinan, incluidos activistas sociales que son señalados como cómplices contra el poder del Estado.

Con argumentos falaces crean una imagen internacional argumentando que el imperialismo y la burguesía han manipulado en su contra a la opinión pública, por lo tanto, desarrollan una masiva campaña de propaganda a favor del comunismo, intervienen los sistemas y redes públicas. Lo hacen sin escrúpulos para encubrir sus acciones dictatoriales, aparentando una imagen saludable, sustentada en una “economía boyante o adorable” cuyo objetivo es sembrar la idea de que el comunismo es bueno, que hacen todo lo necesario para convencer que han logrado la felicidad del pueblo, que el marxismo practicado supera a las acciones democráticas del imperialismo y que el comunismo es la mejor opción de gobernanza,

No hay excepciones en la estrategia, los rusos ansiosos por su expansionismo atávico siembra de armas, propaganda y apoyo a los sistemas dictatoriales y ataca a las democracias occidentales. Los iraníes ocultan sus extremas posturas violentas, igual que: Corea del Norte, Argentina, Nicaragua, Cuba, Bolivia o los miembros de la guerrilla colombiana. Venezuela no es la excepción, todo su régimen está soportado por la mentira a través de argumentos falsos acompañada por la propaganda sistemática, comunican sin parar, mienten sin rubor por todo: historia patria, economía, el embargo, liberalismo, religión, la derecha, etc. haciéndolos aparecer como los culpables de los males inducidos por ellos mismos; descargan su irresponsable postura con argumentos manipulados echando la culpa a los gringos de la pobre calidad de vida del venezolano, mientras afirman que “la patria grande crece a lo largo y ancho del continente”, gran aspiración y “deseos del pueblo revolucionario”; mentiras a diestra y siniestra sin detenerse ante el impacto que tiene en el pueblo que lucha por la supervivencia. Se jactan de su poder armado y la intención de imponer el comunismo. Ni siguiera ocultan el sometimiento a su mentor mayor, la dirigencia cubana.

Los argumentos del régimen venezolano los han extendido a la oposición oficial permitiendo deliberadamente sus críticas, protegiendo la integridad de quienes hacen el intento disimulado de mantener un llamado gobierno de transición el cual ha sido montado sobre los mismos argumentos inversos que tienen un efecto distorsionante en la opinión pública.

El régimen estimula a esa oposición colaboradora con argumentos negociados, apoya las estrategias globalistas, también sustentada en movimientos sociales extremistas, tal como lo hacen a escala global los integrantes del movimiento denominado “arco iris”, grupos por la defensa del aborto, el racismo y los movimientos contra la religión y la familia, Todo un accionar del régimen basado en la propaganda que modela la cultura hasta tratar de alcanzar lo que ellos llaman el “hombre nuevo”, es decir, un plan deliberado que se debe alcanzar a través del ejercicio continuo del poder cuyo objetivo es crear un hombre sin educación, analfabeta funcional, sencillo y humilde y por ende, sometido, dócil y abúlico.

Es tan grave el disimulo de la oposición oficial y la manera cómo administran los recursos que les son asignados por organismos y gobiernos democráticos, que argumentan que los mismos son para contribuir con la libertad del país, proporcionar ayuda humanitaria, liberarse de la influencia comunista, y negociar un gobierno que permita ir a elecciones limpias. Por supuesto, nadie le cree frente a la realidad que sus representantes no rinden cuentas de los recursos percibidos y aplicados, Contagian con sus procedimientos e influencia a las instituciones que quedan en el país, incluso las más prestigiosas como son las universidades donde muchos universitarios desvían la mirada y aceptan como excusa el tema eterno de la insuficiencia del presupuesto universitario. Hace años que las autoridades universitarias no presentan cuentas a su comunidad y se hacen tolerantes ante el régimen. Recientemente han permitido que los recursos asignados a la universidad los maneje “la plataforma Patria”. Da vergüenza que la nómina que cubre casi todo el presupuesto asignado ya no la paga la universidad sino directamente su nuevo patrón, el régimen.

En el seno del colectivo universitario nadie conoce del manejo de los recursos denominados ingresos propios producto del emprendimiento empresarial universitario y de la gestión de extensión los cuales son administrados en secreto. incluyendo, los fondos de jubilaciones dirigidos a la protección social del personal, los cuales son manejados fuera de los reglamentos y de las aprobaciones formales. Es así como, de manera pública, hay una gran controversia entre gremios y la autoridad única universitaria ante la resistencia de presentar con claridad el uso y aplicación de los fondos en divisas colocados en el exterior, por cierto, de gran magnitud cuyos montos se han mermado significativamente. Esos recursos son administrados unilateralmente a discreción por parte de la autoridad universitaria, pero no se exigen responsabilidades formalmente de rendición de cuentas ante la hipócrita excusa de poner en peligro la sagrada universidad; argumentan que puede provocar una intervención no deseada por parte del régimen; en otras palabras, actúan con el mismo modelo, argumentos y falacias del régimen.

Producto de la acción y manipulación de la información podemos observar que, ante las elecciones organizadas por el régimen en noviembre de este año, aparecen argumentos de todo tipo en defensa o no del proceso electoral. Ya buena parte de los potenciales cargos de gobernadores y alcaldes han sido negociados en secreto y repartidos de antemano. Hechos que se han acordado previamente bajo la condición de validar sin protestar los resultados electorales convenidos entre las partes, estimulando la validación a favor del reconocimiento del sistema electoral y legitimación del régimen.

Algunos ponen en duda la apreciación anterior y manejan el argumento de que somos mayoría y que la avalancha de votos actuará contra el régimen y pronostican que se ganarán la mayoría de las gobernaciones. Falso dilema, la realidad es que fuimos mayoría, pero para estas elecciones ese argumento es poco probable. Solamente y sin mayor detalle, más de 7 millones de personas se fueron del país, probablemente los más capaces, jóvenes y mejor entrenados, buena parte votaría y defendería el voto con convicción, pero no están en Venezuela, ya ni siguiera están en los registros de los circuitos electorales.

En Venezuela nos quedamos los adultos mayores, pero mucha población joven; estimaciones de la población publicadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE) se han hecho sobre la base del Censo Nacional de Población de 2011, en la cual se afirma que para este año 2021 somos aproximadamente algo más de 32 millones de habitantes, de los cuales, tienen edad para votar 16 millones. Sustrayendo los que se fueron, nos quedamos en esta tierra de desgracia unos 9 millones de votantes, de los cuales 2 millones son milicianos, es decir, nómina del partido de gobierno (dicho por el capo mayor), otros 2 millones de empleados públicos sujetos a presión y control; y se afirma que más de 2 millones de jóvenes no  se han inscrito, lo cual significa que por la medida pequeña el registro electoral no llega a 9 millones, lo cual permite estimar que el régimen tiene una base electoral de 6 a 7 millones para hacer mayoría, incluyendo a otros 2 millones de fantasmas que aparecen en el registro electoral complementado con el  apoyo incondicional y habilidad informática de sus sistemas y el control unilateral de 1.500 centros de votación, todo diseñado por  los sabios babalaos. En resumen, incluyendo la natural abstención de quienes no creen en el sistema electoral por fraudulento, los votos en contra no rebasarán los 3 millones, por tanto, la argumentación deja de lado el optimismo de que se ganarán las elecciones de noviembre por gran mayoría. Tremenda falacia

La argumentación difundida como propaganda nos lleva a vivir un mundo bizarro, que nos ambienta en el entorno de un país portátil, sin una dirigencia opositora verdadera. Solo una fuerza armada puede reducir a una claque delincuencial que pretende permanecer eternamente en el poder vinculado con el sistema internacional antidemocrático. Será entonces necesario comprender que la libertad es sinónimo de una acción de lucha y de resistencia, amparada constitucionalmente y que potencialmente deberá superar al poder usurpador, derrotar su falsa argumentación y echarlos del poder.

La historia es rica en experiencias de este tipo. Cabe preguntar ¿dónde están quienes pondrán fin a tanta mentira, violencia y puedan detener la humillación de los seres que nos quedamos en este país, que no tenemos libertad sino limitaciones? Tanto va el cántaro al agua hasta que se rompe


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