Luego de un viaje en los que las escalas se volvieron casi una tortura, con pocas horas de dormir, dos sandwiches de jamón y queso sin calentar y un solo café, se logró llegar a Buenos Aires, Argentina. Lo primero al salir del aeropuerto fue encontrarnos con distintos tipos de cambio circulando de forma clandestina, “El cambio del aeropuerto está en 300 pesos”, nos comentó un taxista de la calle. En el camino a nuestro hotel nos sorprendió ver tantos edificios, de hermosa arquitectura, tan descuidados, como esos candelabros a los que si uno deja de limpiar les salen telarañas y el brillo se opaca con el polvo.

Se respira un clima electoral. Las calles se ven ansiosas, da la impresión que todos quieren hablar de política, pero a la vez nadie quiere decir demasiado sobre esta. Posiblemente, sean momentos de especial polarización ciudadana. Pero, ¿cómo esta Argentina realmente?

Es de conocimiento popular que la economía argentina lleva años, si no décadas, en colosal declive gracias a las pésimas decisiones macroeconómicas y monetarias. Una inflación que no hace nada más que subir mientras va dilapidando los ahorros de los ciudadanos, ahuyentando el capital extranjero e incrementando el riesgo país. Hoy un dólar equivale a 900 pesos argentinos.

Además, el tipo de cambio está fijado por el gobierno. Existe un tipo de cambio oficial y el popular dólar blue, que es el verdadero, pues es producto de la devaluación de su moneda local. En ese sentido, a diferencia de Perú, no existe realmente una libre circulación de moneda. No obstante, está claro que no es únicamente debido a su terrible política monetaria que este bello país cada día se hunde más en el tercermundismo.

Para ilustrar un poco más, Argentina se encuentra en el puesto 67 en el ranking de PIB per cápita del Fondo Monetario Internacional con 13.162 euros, además de ocupar el puesto 47 en el Índice de Desarrollo Humano, el puesto 94 en el ranking de percepción de corrupción, que incluye a 180 países, y, para destacar, se ubica en el puesto 144 en cuanto a libertad económica, según la Heritage Foundation. Asimismo, hay que resaltar que algunos de sus pares suramericanos logran oscilar también entre esas estadísticas (quitando a Venezuela, cuyo gobierno la tiene secuestrada) la diferencia radica primordialmente en que Argentina históricamente ha estado un peldaño más arriba que sus vecinos. Incluso, a principios del siglo XX, Argentina era vista como más cercana a España que a Perú, Paraguay o Colombia, por dar un ejemplo.

Por su parte, habría que recordar también la pésima gestión que el gobierno peronista, liderado por Alberto Fernández, generó en plena pandemia cerrando prácticamente todo el comercio y teniendo una cuarentena super restrictiva, pero, sobre todo, contando con 130.472 muertes por COVID-19. Asimismo, el gobierno nunca logró revertir la situación económica, por lo que la pobreza comenzó a incrementar y la inseguridad se agrandó, generando olas de delincuencia. Hoy en día, tanto la economía como la seguridad son las principales preocupaciones de los votantes de cara a las elecciones del domingo.

Pero dejemos de hablar del pasado argentino y enfoquémonos en su presente. Este domingo 22 de octubre se juega en las urnas el destino político del país para los próximos años. Los tres candidatos con posibilidades reales son Patricia Bullrich, Sergio Massa y quien encabeza la punta, Javier Milei.

En primer lugar, quien se ha ido alejando cada día más de llegar a un posible ballotage (segunda vuelta para nosotros) es Patricia Bullrich. La candidata de Juntos por el Cambio, partido que mezcla perro, pericote y gato, ha ido teniendo un desempeño paupérrimo en estas últimas semanas al no saber responder tanto ella como todo su equipo técnico si es que los audios que se filtraron en televisión son realmente de su ministro de Economía, Carlos Melconian, o de algún “imitador” como originalmente dijeron.

Por otra parte, dado que es evidente que es el verdadero Melconian, la verdadera respuesta tiene que darse sobre si fue o no durante su cargo en el Banco Central, en tiempos del gobierno de Mauricio Macri. Juntos por el Cambio podría estar enfrentándose a un terrible problema de tráfico de influencias si es que rápidamente no resuelven la veracidad del contenido de los audios. Mientras tanto, en los minutos que pasan, sus votantes se van contagiando de duda e incertidumbre.

Por otra parte, luego de la denuncia a Martín Insaurralde, exjefe de gabinete bonaerense, por enriquecimiento ilícito (al cual se le vio con mujeres y alcohol en un yate de lujo) Sergio Massa ha logrado seguir en carrera de forma pintoresca. A diferencia de Bullrich, quien perdió fuerza en estas últimas semanas por no saber manejar un conflicto, Massa si mostró solvencia y como buen zorro viejo de la política, supo librarse.

Hay que recalcar que, si bien no fue un gran debate en cuanto al fondo, Sergio Massa, actual ministro de economía, logro tener momentos destacables en el debate nacional y salir bien parado pese a tener todo en su contra al ser el primer responsable de la enorme crisis económica.

Finalmente, Javier Milei, el outsider de la política argentina, ha tenido unos cuantos contrapuntes, pero luego de ser acusado por el mismo gobierno de ser el responsable del disparo del dólar, paradójicamente acentuó su cualidad de anticasta.

Efectivamente, Milei se posiciona como el héroe frente al gobierno que de forma matonesca denuncia a un candidato presidencial únicamente por reclamar y describir el desastre monetario que Sergio Massa no deja de crear. En resumen, sus opositores no se dan cuenta de que cuanto más lo traten de hundir desde los aparatos estatales y el establishment, más fuerza le dan a su narrativa de “políticos vs ciudadanos”.

El escenario posible para este domingo es en principio un ballotage con un Javier Milei en lo más alto y un Sergio Massa quitándole el segundo lugar a Bullrich. Los votos de esta última no solo no suben, sino que los tiene el libertario y parece ser que los argentinos hartos de los mismos de siempre, prefieren a una persona que tenga el coraje de hacer los cambios radicales pero pertinentes para el país. Sin embargo, otra posibilidad que no dista de la realidad es un Javier Milei ganando en primera vuelta y reafirmando lo que un taxista porteño nos mencionó: “Estamos cansados de que solo nos den promesas”.

Artículo publicado en el diario El Reporte de Perú


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