El próximo 24 de octubre se celebrará el Día de las Naciones Unidas. Fue este mismo día de 1945 cuando fue firmada la Carta de San Francisco, documento fundacional de la organización. La promesa de un mundo en paz que ofrezca oportunidades a todas las personas reconociendo sus diferencias y sin dejar a nadie atrás sigue sin cumplir. Este incumplimiento es responsabilidad de los gobiernos miembros de la organización. Naciones Unidas sigue siendo voluntad de los Estados, casi siempre la mejor voluntad. Así, 77 años después de la creación de esta institución los avances en materia de desarrollo humano son relevantes, pero los obstáculos siguen presentes.

El 7 de octubre, la organización terrorista palestina Hamas lanzó un sofisticado y bien planificado ataque contra Israel. La acción terrorista dejo no sólo miles de muertos y heridos, sino también cientos de personas israelitas secuestradas en la Franja de Gaza. La respuesta israelí tardó en llegar, pero ha sido contundente. La administración de Netanyahu logró formar un gobierno unitario de emergencia, lo cual aseguraría el apoyo político interno en lo que parece será una acción militar sin precedentes. Aunque no necesariamente el final de Hamás.

El apoyo internacional, especialmente de los países miembros de la Organización del Atlántico Norte, a la respuesta israelí ha sido bien claro. Además, el mensaje del presidente de Estados Unidos de América advirtiendo a cualquier actor de no tomar ventaja sobre Israel evidencia la determinación de evitar una escalada del conflicto, más allá de lo que sucederá entre los actores estrechamente vinculados al conflicto.

Por su parte, Palestina con un territorio y una autoridad interna dividida entre el partido del primer ministro Mahmoud Abbas, predecesor del histórico líder Yasser Arafat y Hamás no parece contar con la capacidad para enfrentar la reacción israelí, aunque los ataques sorpresivos contra Israel o sus aliados no son descartables. El apoyo internacional a Palestina es principalmente de sus aliados tradicionales en el mundo árabe e Irán, quienes justifican las acciones de Hamas en lo que algunos llaman la ocupación israelí a los territorios que anteriormente pertenecían al pueblo palestino. Al respecto, es necesario diferenciar entre el apoyo a Hamás y aquellos actores que claman por el respeto a las garantías de la población civil sometida a los ataques militares de Israel o terroristas de Hamás.

Aquellos que defienden las acciones de Hamás, sea cual sea el argumento, ponen en riesgo el Estado de derecho y la gobernabilidad global. El conflicto entre Israel y Palestina es complejo y resultaría difícil predecir un final justo para las partes. Sin embargo, ante la incertidumbre quienes abogan por respetar los derechos de la población civil resultan una opción para tratar garantizar condiciones mínimas de humanidad. Sin embargo, y aunque exigir estos derechos es indispensable, en un conflicto en la población alterna su rol con las armas y al mismo tiempo es utilizada como escudo de Hamás, garantizar los derechos de las personas civiles es un desafío. El derecho internacional humanitario es preciso y obliga tanto a Hamás, aunque sea un grupo terrorista, como al Estado de Israel, aunque haya sido atacado.

Los Convenios de Ginebra adoptados en 1949, una de las principales referencias del derecho internacional humanitario, contienen una breve sección sobre la protección general de la población contra algunas consecuencias de la guerra, sin referirse a la conducción de las hostilidades, las que se tomaron en cuenta en los Protocolos adicionales de 1977. La mayoría de las normas de este Convenio se refieren al estatuto y al trato que debe darse a las personas protegidas y define las obligaciones de la parte ocupante, si fuese el caso, respecto de la población civil y contiene disposiciones precisas acerca de la ayuda humanitaria que tiene derecho a recibir la población civil de territorios ocupados.

Por su parte, la invasión rusa a Ucrania ha dejado, hasta septiembre de 2023, más de 9.600 personas civiles muertas y más de 17.000 heridas (OHCHR, 2023), casi 6 millones de personas desplazadas, los cuantiosos daños materiales a la infraestructura urbana y patrimonial, así como una contracción de la economía de Ucrania de al menos 30% en 2022 y un poco para 2023 (FMI, 2023).

Este conflicto que ha consumido más de 113.000 millones de dólares en defensa y gastos humanitarios no vislumbra un final. Solo para tener una idea de la magnitud de los recursos financieros empleados en este conflicto, el presupuesto de Naciones Unidas para 2023, es un poco menos de 15 mil millones de dólares. El presupuesto de El Salvador para 2023 es casi de 8.000 millones de dólares. Coca-Cola y todo su conglomerado de empresas registró hasta junio de 2023, más de 33.000 millones de dólares en gastos operativos.

Hoy día, más de 46 países y territorios se encuentran en riesgo, de este número al menos 19 reportan conflictos severos (ACLED, 2023). Ucrania, Palestina, Haití, Venezuela, Afganistán, Siria, Malí, Myanmar, Nigeria o Yemen, son conflictos con diferentes estructuras, pero con un severo impacto en la población civil. Hacer llamados a los gobiernos de esos países resulta infructuoso. Naciones Unidas tiene la responsabilidad de seguir brindando condiciones para lograr la paz y el desarrollo, pero es la ciudadanía quien tiene la palabra final.

P.D.: A propósito de las declaraciones de Nicolás Maduro, el Imperio Español no existía en tiempos de Jesús de Nazareth, quien fue judío y no palestino. ¡Hay que leer!


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