Eduardo Piñate

El estado Apure ha cobrado importancia, al menos noticiosamente, para el resto del país. Pero lamentablemente ha sido por los efectos que desata la presencia de factores irregulares externos en su territorio y no por las tantas bondades de producción agrícola-pecuaria que representa en esencia para la seguridad alimentaria de la nación.

Un territorio abandonado, echado a su propia suerte, sin presencia de empresas importantes que dinamicen su desarrollo, sufriendo la barbarie desde los tiempos de Doña Bárbara y experimentándola exponencialmente en el curso de la terrible crisis multidimensional que vive toda Venezuela. Sin embargo, su población navega el umbral de la esperanza ansiosa de cambios reales que le permitan vivir diferente.

Recientemente, el Partido Socialista Unido de Venezuela realizó elecciones primarias en un intento de motivar a su militancia y estimular la participación electoral, pero dejó una carga muy negativa dentro de su dirigencia, y envió un mensaje claro de la forma en que se concibe la democracia en esa organización. El proceso electoral tuvo un ganador; Pedro Danilo Leal, y un perdedor; Ramón Alonso Carrizalez Rengifo, con el reglamento inicial de las elecciones primarias. El vencedor se convertía de manera automática en el candidato oficial, hecho que cambió con la decisión de modificar el baremo a fin de imponer un candidato distinto al manifestado en la voluntad de los participantes.

De esta forma, imponen a Eduardo Piñate, quien posee el récord de ser uno de los peores ministros en la historia del país, sin mayores méritos políticos y mucho menos académicos, beneficiado de la gallardía de Pedro Leal y la desaprobación masiva del pueblo que se volcó en contra de la figura del actual gobernador.

Ahora, con un acumulado de argumentos positivos que pueden significar una brecha importante para obtener el triunfo en un estado estratégico, por sus condiciones geopolíticas, la oposición venezolana parece condenada a repetir los errores del propio régimen, toda vez que la escogencia de los candidatos se reviste de un hondo oscurantismo, donde parecen privar los intereses de las organizaciones que plantean una repartición del poder, sin valorar de fondo las cualidades de los aspirantes y las opciones reales dentro de cada región.

Desconociendo también que el proceso electoral posee reservas importantes en la población, que sin embargo ha logrado abrirse paso, motivado por las negociaciones en México y el descontento hacia el propio PSUV, aspecto clave de concretarse la participación. Por lo tanto, las decisiones deben ser orientadas a elegir a los mejores, los mas éticos y auditables por la población que no desea seguir dando apoyo a personas de alto cuestionamiento.

De acuerdo con este criterio, resulta medular la decisión del Frente Amplio en cuanto a la disposición de contrariar la voluntad de la mayoría de los coordinadores de los partidos políticos de la región, en ocasión de intentar imponer de candidato al exgobernador del estado y actual diputado a la Asamblea Nacional de 2015, Luis Lippa, quien efectivamente no reúne el consenso en la base partidista en la región y descarga para las estructuras de la oposición el mismo ánimo inverso que representa Ramón Carrizález para el PSUV.

La inhabilitación de Luis Lippa ha sido un factor clave en todo el proceso político en la región, prestándose esta situación a especulaciones por parte de la intencionalidad del régimen de rehabilitarlo en vista de ser el candidato más débil ante la diatriba de la imposición de Eduardo Piñate, condición que expone al exgobernador a ser un factor de conveniencia para que el PSUV preserve el control del estado, y así se expresa, por la disposición del régimen de dejar sin efecto la inhabilitación administrativa que dictaminó la Contraloría General de la República, y la apertura de procedimiento judicial, que ha sido absolutamente ralentizado, por presunta malversación de fondos de su gestión, al disponer la partida de recursos humanos, destinada para la cancelación de cestatikets de los trabajadores y destinarla a la contratación de obras públicas.

De no privar la sensatez a la hora de la escogencia, se reproducen los mismos males del PSUV, y no habría mayor diferencia entre ambos sectores políticos, el mensaje a la población está desprovisto de toda moralidad, en vista de que la práctica es absolutamente similar, nuevamente se condena a una población por defender los intereses de las cuotas políticas de determinados sectores, condición notablemente inapropiada, y que debe llamar poderosamente la atención de los sujetos intervinientes y dejar las aparentes neutralidades en cuanto a la toma de decisiones porque sus intereses políticos se encuentran en otras regiones, en voz de Dante Alighieri; los lugares mas oscuros del infierno están reservados para aquellos, que mantienen su neutralidad en tiempos de crisis moral.

La situación política de Apure es diversamente compleja, el crimen se ha federalizado en todo su territorio y su población lo sufre hasta en el alma. La determinación de los espacios políticos del estado no deben evaluarse por cuotas, por ambiciones personales o de grupos reducidos que en esencia no entienden ni valoran los grandes hechos determinantes, que inciden en la conducta sociopolítica del pueblo, las direcciones políticas deben poner de relieve, el contexto real de lo que ocurre en este territorio a la hora de decidir, alejarse de las simplicidades de la política y demostrar prácticas estadistas, y así pregonar con el ejemplo, de resto es simplemente continuismo y complicidad histórica.


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