En septiembre de 2019 la OMS alertó acerca de la posibilidad de que se hiciera “emerger deliberadamente” la liberación intencionada de patógenos peligrosos, y que pudieran provocar una pandemia más grave que la de 1918: con una mortandad cercana a los  80 millones de la población. Mientras tanto obsérvese a nivel mundial las siguientes cifras previas al covid-19: i) aproximadamente 50 millones de personas mueren por diferentes causas cada año (2017), ii) dentro de una gran crisis alimentaria que afecta a más de 113 millones de habitantes,  6 millones de infantes menores de 15 años fallecen por motivo del hambre crónica y desnutrición (2017), iii) cada año se practican  un tentativo de 25 millones de abortos ilegales de los cuales unas 22.800 mujeres mueren por complicaciones (2018).

Pese al  lamentable número tan alto de muerte por diferentes factores en el mundo, todavía no se logra “aplanar” o frenar la tendencia exponencial de crecimiento poblacional. Con el estado actual de tecnología y nivel recursos económicos,  el mundo no tiene la  capacidad suficiente para alimentar a  más de 7.800 millones habitantes (con una tasa anual acumulativa del 1,6 %): la crisis alimentaria y la hambruna son indetenibles. Aparte que el consumo y la inversión (como factores multiplicadores del  PIB) están en franca caída, lo que hace converger hacia una caída abrupta el nivel de empleo y el poder adquisitivo en todo el mundo.  No es exagerada entonces las estimaciones para finales del año 2020, acerca que diariamente 12.000 personas podrían morir de hambre debido al covid-19.

Inciso: a) La incertidumbre y la precariedad en los niveles de expectativas hacen muy difícil la planificación y la gerencia en escenarios tan complejos e impredecibles. b) En el mercado la demanda depende de la oferta y viceversa, es decir la desescalada  no garantiza la interacción y reintegración de ambos factores. c) La propensión marginal a consumir y el  multiplicador de la inversión, dependen del poder adquisitivo, capacidad para invertir, la confianza y  la garantía o seguridad política y jurídica. d) El desconfinamiento resulta estéril para reactivar la actividad económica si el consumo no se activa a través de un digno salario mínimo vital: que reciban los trabajadores decentes. e) Existe una natural interdependencia integral y secuencia de los sectores económicos: esencial para generar valor agregado. f) La flexibilización en cualquiera de sus modalidades (7 x 7 o 7 + 7 por ejemplo) no determina la reactivación del sistema económico, toda vez que los procesos de producción son continuos y no entienden de paralización-arranque a criterio de cuarentena. g) Las experiencias exitosas a nivel microeconómico (consideradas de forma asilada) no garantizan la reactivación de todo el aparato productivo y la vida social. h) La merma en los ingresos nacionales por concepto de remesas, exportación, impuesto, etc., son de extrema gravedad, pero lo prioritario es abordar con espíritu de unidad y decisión solidaria la economía de salubridad o sanitaria: por parte de todas las instituciones y gobiernos del mundo.

No obstante, citando a Efesios 6, 12: “Porque nuestras luchas no es contra de seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales”. Esto nos indica que el accionar esencial está dentro del ámbito que hemos llamado economía espiritual, y que  concretamente está referido a los mensajes que nos hace llegar la madre de Jesucristo:

La Virgen nos ha dicho, “no olviden que el objetivo y fin de nuestra vida es el cielo”. Pero nos desvían la atención con el modernismo. ¿Qué es el modernismo?: es un pensamiento equivocado que nos hace pensar que solamente existe la tierra. Estamos apegados a las cosas materiales,  así que tenemos tendencia a olvidar cual es nuestro objetivo y destino de la vida terrenal. Eso se vuelve tan importante que ocupa todo nuestro campo de conciencia, y sin darnos cuenta nos desconectamos de la verticalidad que es nuestra salvación.

Estamos viviendo en una época de apostasía gravísima. Como dice la Virgen; “hemos hecho avanzar mucho la civilización pero sin Dios… construidos nuestros propios dioses…” Por ello “los invito a que pongan  a Dios en el primer lugar de nuestras vidas”. Sin embargo,  todo esto exige trabajo, reflexión tiempo, paciencia… Y lo cierto es que tendremos que sufrir y seguir sufriendo hasta que no nos pongamos de rodilla ante Dios como pueblo: mientras tanto dejamos al demonio las puertas abiertas para que haga y deshaga a su antojo.

¿Hoy en día dónde está la fe? El poder, el dinero y el bienestar material se han convertido en dioses. La Virgen dice: “Hijos míos, mis ojos se nublan de tristeza porque están perdidos. Han escogido un camino equivocado. Escuchen mis mensajes, vívanlo, quiero guiarlos por el camino de Jesucristo”. Tener presente que el plan del maligno se concentra como primer punto destruir a la familia y el  segundo objetivo es destruir la iglesia.

La Virgen nos ha traído la “vacuna espiritual” para neutralizar y vencer la apostasía:

1) Adorar: “los invito a que se enamoren del Santísimo Sacramento. Cuando lo adoran están uniendo al mundo entero”. Es  decir, se paralizan las guerras y todo lo que conlleva (plagas y hambruna). Fracasa el odio si lo adoramos: es nuestra unidad.

2) Rezar en familia: “la oración en familia es el remedio para curar el mundo de  hoy en día…cuando se reza en familia Jesús llega a nuestra casa….” Una vez que está dentro de nuestra casa naturalmente hace un trabajo divino entre nosotros. A uno le dará la paz, a otro el consuelo, la curación, la liberación, etc. Hará que crezca entre nosotros la unión de corazones y así se va hacer un miembro de nuestra familia: Jesucristo. Por tanto es menester que recemos en familia todos los días: decisión de tomar necesariamente por lo que un núcleo familiar que reza continuamente se construye una barrera de contención-protección…

3) Ayunar: “solo mediante el ayuno y la oración se pueden impedir las guerras o parar las guerras si ya han empezado o suspender eventos naturales…” Hacer un ayuno especial los miércoles y los viernes a pan y agua, como los primeros cristianos.  ¿Recuerdan del Evangelio donde Jesús mandó a sus discípulos  de dos en dos para evangelizar? Una vez que volvieron no habían conseguido expulsar un demonio de un niño, entonces en privado luego que Jesús lo había expulsado le preguntaron por qué nosotros no hemos conseguido expulsar el demonio, y Jesús les contestó, porque esa clase de demonios solo se pueden expulsar mediante el ayuno y la oración: los apóstoles no habían ayunado esa vez. Por tanto, si ayunamos les cerramos la puerta a los demonios más poderosos y más violentos.

4) Leer, meditar y aplicar el Evangelio: si aprendemos a conocer la palabra de Dios conoceremos la voluntad de Dios, y el plan que tiene para todos nosotros es la salvación y liberación verdadera. Hoy en día somos bombardeados por mensajes que nos envía la televisión y el internet: la mayor parte de ellos contienen veneno. Ya no sabemos distinguir entre lo que es verdadero y lo que es falso, pero si estudiamos comprensivamente  la palabra de Dios,  nos va dar la verdad porque es palabra viva.

5) Confesar: “los  invito a purificar el corazón del pecado, porque con el pecado nadie puede ser feliz. Con el pecado no habrá paz. Por eso los invito a una confesión mensual, porque no hay nadie sobre la tierra que no necesite confesarse por lo menos una vez al mes”.

6) Asistir a misa: como el centro de concentración y meditación para  revivir la vida, pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo.

Se prepara un nuevo Pentecostés para el mundo. Será un Pentecostés para toda la humanidad…” Referencia: https://bit.ly/2Wu1UwP

Fuente: “Perspectiva Económica y Académica Contemporánea”. UNET. Años: 2018 al 2020.

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